jueves, 31 de marzo de 2011

Los CHATS del AULA LIBRE


Iniciamos los CHATS del año 2011
Todos los martes a las 11:00 de la mañana (e Bolivia)


Está abierto el canal para intervenir, opinar y preguntar
ir al CHAT del martes 5 de abril de 2011





ir al CHAT del martes 5 de abril de 2011

CAMEL 2010

Armando Méndez Morales
amendezmo@yahoo.es

Lo esencial para la buena salud de un sistema financiero es su solvencia. Los bancos solventes son los que pueden enfrentar situaciones difíciles cuando estas se presentan, cómo son las corridas bancarias. Con este motivo, se ha desarrollado la metodología CAMEL que busca determinar el grado de solvencia de una entidad financiera. Con este propósito se consideran cinco criterios, de cuyas letras iniciales en inglés se genera la palabra CAMEL. Estos son: capital, assets, management, earnings y liquidity. El propósito del CAMEL es medir la solvencia de la institución. Una entidad será más solvente en la medida que tenga un mayor capital propio, créditos bien dados, una buena administración, buenas ganancias y liquidez para atender los retiros de depósitos.

De los criterios antes señalados dos son esenciales, el que mide el capital que posee la institución y el que mide la calidad de activos. Por esta razón la ponderación de estos dos criterios siempre tuvo la mayor al momento de medir la solvencia de las entidades financieras.

En una reunión con expertos en microfinanzas analizamos los resultados de la medición CAMEL para el sistema bancario boliviano, al 31 de diciembre del año 2010, a partir de su calculo realizado por Pagina Siete, cuyo resultado indica que el Banco Solidario es el más solvente de todos, ratificando el comportamiento visto en los últimos años, en segundo lugar se ubica el Banco FIE y en tercer lugar el Banco Los Andes. Los tres tienen la característica de haberse especializado en microcrédito. Nos llamó la atención que el calculo del CAMEL hecho por "Nueva Economía" diera otros resultados. El primer lugar es ocupado por el Banco BISA, le sigue el Banco Nacional y el tercer es ocupado por el Banco Mercantil Santa Cruz. ¿Cómo pueden darse resultados tan diferentes cuando ambos aplican la misma metodología?

Analizados dichos resultados diferentes se observa que es consecuencia de haber ponderado de manera diferente los criterios ya señalados. Nueva Economía baja drásticamente la importancia de los criterios de capital y calidad de activos y aumenta la calificación sobre rentabilidad. Adicionalmente, introduce como un sexto criterio el tamaño del banco. La conclusión, entre los expertos sobre microfinanzas, es que Nueva Economía introdujo incorrectamente el criterio de tamaño al momento de calificar a todos los bancos, ya que este criterio se está aplicando en otros países con el objetivo de averiguar la solvencia sólo entre grandes bancos. Para el caso boliviano esta metodología es aplicable sólo a los bancos Mercantil Santa Cruz, Nacional, BISA y Banco de Crédito, que son los cuatro bancos que se los puede calificar de grandes en Bolivia. Y esta inquietud es justificable dando que en la gran crisis financiera mundial de los años 2007 y 2008 estuvieron comprometidos los grandes bancos que luego arrastraron a todos los demás.

La importancia positiva de las entidades microfinancieras, bancos y fondos financieros, hoy en Bolivia es enorme. Tienen depósitos de sus clientes en más de dos millones de cuentas, lo que representa el 43 por ciento del total de cuentas existentes en el sistema financiero boliviano; el 75 por ciento de clientes en cuanto a receptores de créditos; participan con el 59 por ciento del total de agencias urbanas de las entidades financieras y con el 69 por ciento, si nos referimos al mundo rural. Estas entidades democratizaron el acceso al crédito y a los servicios bancarios en Bolivia y, hoy, son financieramente muy sólidas, conclusión que se extrae del buen calculo de CAMEL realizado por Página Siete.

Tratados de paz y reivindicación marítima

Franz Rafael Barrios Gonzalez
franzrbarrios@yahoo.com

a CXXXII años del Pacífico, y a I año de la República

[La conquista no es un medio de adquisición; siendo la posesión violenta un hecho simple y brutal, que no puede transformarse en derecho, sino con el abandono tácito o expreso del vencido.] Henry Bonfils, Droit des gens

Podría muy bien definirse que un Tratado de Paz, a la culminación de la relación beligerante entre los Estados parte, es una especie contractual que tiene por objeto de su contraprestación al status quo, nacido "de mutuo acuerdo", de entre los Estados beligerantes. Previamente estatuidas las condiciones a tal acometido, se tiende a establecer -preliminarmente- estamentos (régimen de Tregua por ejemplo), que suelen ser refrendados a posteriori en un "Pacto definitivo".

Ahora, si bien no tanto en las preliminaridades (susceptibles a modificación ex-ante), sino en el "Pacto definitivo", se debe destacar que los Estados pactantes arriban a la configuración del Tratado esencialmente asistidos por sus Cartas Fundamentales* (Constituciones). A cuyo efecto, acudirán para precisar cuáles los alcances que el suyo ordenamiento jurídico intestino les permita actuar, y así procurrir, en tanto advirtiera el Estado -parte- situaciones lesivas a su existencia soberana, en revisión, habilitante de sustancial modificación del Tratado, e inclusive de su respectiva y eventual anulación.

En consecuencia los compromisos que se pretendan signar en el Tratado exegéticamente (...)no deben jamás afectar los derechos inalienables y las bases esenciales de su vitalidad, poderío legítimo, soberanía e independencia." (J.M. Urquidi)

Más sin embargo tanto para el "Estado afectado" como para el "Estado vencedor", respecto de lo que eventualmente pierden y ganan, se les configura una muy controvertida situación de qué es lo que pueden, en justicia, asumir y/o reivindicar como propio de su soberanía, en consecuencia de la relación beligerante. Puesto a que, dependiendo de ello, los Estados pactantes al momento de suscribir su Tratado de Paz es que vayan a considerar, como a excluir, derechos y obligaciones de-vinientes.

A tal consideración es menester destacar que se ha venido consolidando, como arraigo cultural civilizatorio, la ilegalidad de la conquista como modo (ipso facto) de "adquisición de la propiedad"**. Licenciando en teoría, por la subsecuente (hoy en boga) escala de valores culturales de corte "humanitario", a la filosofía de la fuerza y el derecho del más fuerte.

Muchas veces los Estados beligerantes, en relativa situación de ventaja de condiciones, terminan imponiendo al "Estado desfavorecido" la aceptación de cesiones territoriales como conditio sine qua non para la consolidación pacticia. Y, las más de las veces, amparados bajo el principio de la pacta sunt servanda*** es que se permiten secuestrar, en convenenciera dilación histórica, la soberanía del territorio despojado. Que dicho sea de paso es un territorio -en su soberanía- nunca caduco de reivindicación, en virtud de la teoría de las fronteras naturales, entre otras consideración románticas, jurídicas y políticas. A lo que oportunamente sugiere se citar que (...) Nunca puede ser justificado, en sana doctrina la exigencia de una desmembración territorial, en ninguna eventualidad. Además, las anexiones territoriales, aunque se pretendiera sincerar con los fundamentos del consentimiento (forzado), de condición necesaria (al criterio del vencedor), o de indemnización del costo de la guerra (cuantas veces injusta), implican generalmente la de secciones y poblaciones integrantes de las bases necesarias, (física, social, política) de un Estado libre o una nación soberana; cuya dislocación entraña nefastas y ruinosas consecuencias, exponiendo al país desmembrado a su paulatina decadencia, o acaso ruina irremisible y definitiva." (J.M.Urquidi)

Ya en lo específico, y en atención del controvertido Tratado de Paz 1904**** entre los Estados chileno y boliviano cabe rememorar que en la VI Conferencia Panamericana, sobre el tema de los Tratados, signada en la Habana en el año 1928, la delegación boliviana, en referencia a la inejecutabilidad pacticia, formuló las siguientes reservas: [I. Cuando los hechos y las circunstancias que le dieron origen, o le sirvieron de base, se han modificado fundamentalmente; II. Cuando su ejecución se torna contraria a la naturaleza de las cosas; III. Cuando se torna incompatible con la existencia de un Estado, con su independencia o dignidad; IV. Cuando se torna ruinoso (el Tratado) para su riqueza o comercio. La reserva de Bolivia sobre el Artículo 15 se refiere a que son susceptibles de caducidad no sólo los Tratados de aplicación discontinua, como lo establece dicho Artículo, sino todo género de Tratados, cualquiera que sea su denominación, aun los llamados definitivos, que como toda convención humana con suseptibles de error, ya que nada hay inmutable y eterno] *****

Al respecto existe toda una doctrina de la revisabilidad de los Tratados, en tanto al cumplimiento de sus requisitos, en cuanto de las clases pacticias (clausulas normales y eventuales) que se ocurriesen entre los Estados contratantes. Así como existen instancias tribunalicias internacionales (Corte Internacional de Justicia de la Haya, por ejemplo) a donde se puedan incoar, considerar y resolver situaciones estatales al respecto de los Tratados.

Sin embargo, llegados a este punto cabe advertir, a pesar de existir presupuestos e instancias para la revisión pacticia, según lo ordene la vocación monista o dualista de los Estados -partes- contratantes, con el simple hecho de asistir a la revisión de un Tratado ante la instancia tribunalicia, ¿no se estaría confirmando -por tácita aceptación- todo lo antes usurpado, en ruinosa afectación a los intereses soberanos de una de las partes contratantes, el Estado boliviano en este caso? Es decir que, correspondiéndose con el fin propendido por los ánimos sociales, ¿sería oportuno activar los mecanismo provistos en revisión, modificación, y/o anulación de uno o algunos de los objetos pacticios, y en consecuencia reconocer todo lo antes actuado (en desfavor del bien soberano boliviano), para beneficio de la contraparte que motiva al mismo cuestionamiento pacticio (Chile)? Además si, por gala de criolla viveza y oportunismo personal, algunos agentes políticos, profanando la historia, se las dan de "halladores" de elementos territoriales "no considerados"****** en el instrumento pacticio ab initio. ¿Acaso esa "busca-protagonista" conducta no vaya a atizar los efectos jurídicos y políticos que al mismo tiempo -impostoramente- se dicen objetar, los "demandadores"? ¿Qué intereses persiguen esos agentes políticos, desposeídos del necesario rigor científico, que tal ponzoñosa empresa le comporta a la soberanía boliviana?

De ese modo a la parte pacticia cuestionada le correrían, eventualmente, razones para creerse favorecida, por el tácito reconocimiento de que todo lo acordado (en desmedro de la reivindicación boliviana consagrada constitucionalmente) por el Tratado de 1904 fue aceptado por el Estado boliviano hasta el momento de haberse elevado en consideración tribunalicia dicho Tratado. A más de la consabida negación para con la ciencia y la pericia de los sujetos que hoy pretenden robarse mediatismo con la (además) costosa (económicamente) demanda ante la Haya, debe considerarse la tendencia imparcial o parcial******* que dicha instancia tribunalicia internacional asuma a la hora de valorar el pliego de demanda (en este caso) no del Estado Boliviano, sino del Gobierno centralista alineado en la órbita siniestra. Así mismo el veredicto (favorable o desfavorable), al que eventualmente pudiese arribar el Tribunal Internacional, ¿sería uno que en su naturaleza se inclinase más hacia una -vinculante- Ratio decidendi o hacia -un tan solo persuasivo- Obiter dictum, en virtud de su aplicación?

¿Cuál es la pretensión tras el Capítulo IV "Reivindicación Marítima", en su Artículo 267, de la C.P.E. de 2009? Sino la irrenunciable e imprescriptible reivindicación del boliviano Derecho de Propiedad sobre los territorios secuestrados por y a criterio del "Estado vencedor", en virtud de nuestra soberanía, y en razón de las fronteras naturales con las que se originó la República de Bolivia.

En adición al respecto cabe poner en consideración que pueda cursar el que (...)La aceptación es tácita cuando el interesado en adherir a oferta de tal naturaleza manifiesta su propósito mediante hecho, signo o actitud del cual se infiera ese propósito" como letal oportunidad del usurpador marítimo.
¿Bajo qué argumento podría reivindicar -entonces- el Estado soberanía, así como la objeción por el belicoso proceder de conquista de los territorios bolivianos, las injustas indemnizaciones pecuniarias, las cesiones territoriales, y en más de lo que enuncia el Tratado de 1904, si por la actitud o simple hecho de demanda, se activa -eventualmente- el táctico reconocimiento retrotraído a todas esas funestas condiciones, y actuados, (a criterio del vencedor) propias del evento pacticio? Con lo cual, eventualmente, se relegare nuestra reivindicación marítima a un Stare decisis, sobre el objeto de "la demanda", en total desfavor y vulneración de la soberanía boliviana.

"Pretender dar a la conquista una base legal, es desconocer precisamente el fundamento de soberanía misma(...)" J.M. Urquidi

Finalmente hay de algunos menesteres que solo deben responder a circunspectos horizontes. Más no caer en despavoridos intentos, por encubrir déficit's existenciales, fracasos socio-políticos, como con la parásita malversación de reivindicaciones históricamente sensibles a la soberanía y al espíritu del pueblo boliviano.

[La conquista total o parcial de un territorio puede tener lugar cuando el pueblo vencido a sufrido una derrota completa...Mientras tanto el 'vencedor' no podrá sino secuestrar los dominios del gobierno despojado, sacando partido de las rentas del Estado y adoptando las disposiciones necesarias para conservarse en posesión del territorio 'conquistado']

¡Por la preservación del nuestro y soberano Espacio Vital!

________________
*En lo particular referido al diferendo marítimo Bolivia-Chile debe señalarse que los cuerpos constitucionales de ambos Estados, comportan expresas y contradictorias referencias al respecto. Así según ordena la C.P.E. boliviana en su Artículo 267 "(...)declara su derecho irrenunciable e imprescriptible(...)", en tanto que la C.P.E. chilena en su Artículo 5 señala que (...)La soberanía reside esencialmente en la Nación(...); y reconociendo al territorio, a la materialidad, como elemento constitutivo de la Nación queda más que evidente. Siendo que la única alternativa (no-controvercial) que les restaría es que ambos, o en su defecto uno de los Estados parte, modificase en su Constitución específicas referencias que hacen a tal "contradicción", y que por lo tanto les implique afectar su soberanía.

Sin embargo es lamentable, en desmedro de la soberanía boliviana, señalar que el legislador constituyente inscribió, por su contundente ignorancia, así como por su negación para con la técnica legislativa y su mofa en la histórica reivindicación marítima, que (...)declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo." Es decir que el legislador o proyectista constituyente, desestimando nuestra verdad histórica, consagra si bien el "derecho a reivindicar", pero lo hace expresamente "sobre (no especifica) -cualquier- territorio que le dé acceso al océano Pacífico." Es decir que se constitucionaliza un derecho sin objeto determinado, peor aun, sin el objeto de reivindicación marítima en si. Así el desprevenido e incauto legista y/o proyectador permite considerar que le da lo mismo tener 1 ó 10 Km de "acceso", y no así el total de territorio y soberanía que se nos fue secuestrado por la beligerancia y el Tratado con Chile, ya que al legista y/o proyectador le interesa el simple y ocioso "acceso al océano pacífico". Un "acceso" que, mal que bien, pudiese ser uno sin soberanía, y de consecuente resignación de la misma reivindicación que el texto constitucional dice defender.

**Cabria anunciar que así la propiedad como el dominio territorial de los Estados comportan dos modos lícitos y genéricos, de especiosos requisitos, para la adquisición de la propiedad:

-A título originario
-A título derivativo

Al respecto la discusión teórica, a la cual se adscriben renombrados publicistas, es muy apasionada entre corrientes de la soberanía, y del imperio y dominio.

*** Así mismo cabe señalar que la vocación de un Estado por la predominancia de su Derecho Interno, respecto del ordenamiento internacional, puede (inclusive) subyugar contrataciones concesionarias extranjeras (explotación de recursos naturales), en virtud de su facultad constitucional (previa calificación y apego a los mecanismos provistos en Ley como la justa indemnización, entre otros) para expropiar, por razones de "utilidad y/o necesidad" públicas, propiedades particulares, públicas y/o extranjeras.

**** Importaría destacar el hecho de que los Tratados de Paz, de entre otros requisitos que se les son impuestos, emergen, en el caso de la situación de aliados, como producto del asentimiento unánime de los Estados aliados. Prohibiéndose que uno de los Estados parte (aliado) pre-negocie su Tratado de Paz de forma unilateral, sin el anoticiamiento y respectivo consentimiento de su Estado aliado. Tal fue el caso del gobierno peruano del General Miguel Iglesias (nombrado Presidente Provisorio durante la promulgación pacticia), que deslealmente celebrase el Tratado de Paz y Amistad o "Tratado de Ancón" (1883), en desmedro de Bolivia, y en coludida promoción de su consecuencia que diese lugar al preliminar Pacto de Tregua (Protocolo adicional) de Bolivia con Chile (1884).

*****Lecciones Sintéticas de Derecho Internacional Público; 1948; pag. 289; J.M. Urquidi

******Desconociendo el relejado criterio en el que se manejan las acepciones sobre dominio soberano de los mares territoriales, o litorales, o adyacentes, y todo lo que se comprenda en variables alcances de millas marítimas.

*******Mientras las mayores, como así, más importantes comisiones, tribunales, organismos, organizaciones, entre otros sujetos del Derecho Internacional, estén inclinados al apetito "nort-Imperial", no se puede esperar condescendencia para con el acopio de circunstanciales e insustanciales "enemigos del imperialismo" del "pro-yanquirismo".

El "marámetro"

Walter Puka Reyesvilla Méndez
aguadoble@yahoo.es

Y aquí nos tienen hablando del mar… Utilizo primera persona plural porque, con seguridad, usted, como el resto de los ciudadanos, no ha podido sustraerse del tema que ha borrado de la faz de la arena pública, cual tsunami devastador, todo aquello que no tenga color azul marino. Un movimiento táctico de manual ha tenido el conocido efecto de sacar del fuego las castañas de un régimen que comenzaba a asfixiarse, víctima de su propia estulticia. Con el llamado a cerrar filas frente al enemigo externo –"marámetro" infalible- toma algo de oxígeno político; ¿sabrá administrarlo?.

"La estrategia marítima cosecha adhesiones", rezaba el titular de apertura de La Razón. Si bien la táctica es impecable, me pregunto ¿cuál estrategia? Un discurso no hace una estrategia. Se supone que la nueva instancia burocrática abierta para el asunto es la llamada a hacerla para, después, ponerla en práctica. Pero al calor de la precipitación ya se le ha puesto un obstáculo con la ratificación, por parte del parlamento, del Pacto de Bogotá, que se pasó por el forro las reservas planteadas por el Estado Republicano –del cual soy ciudadano- en su momento. La venganza, inconsciente, de la oposición, ha sido ayudar a poner otro candado al reclamo reivindicativo.

Trato de ser lo más "políticamente correcto" en este asunto, para no causar ciertos malestares chauvinistas, pero tampoco se trata de ser alcahuete. Ahora hablo en singular…

Desde que tengo uso de razón soy partidario del multilateralismo en este delicado asunto y sufrí un sofocón cuando, apenas estrenado, el régimen etnonacionalista optó por echar por tierra todo lo poco o mucho avanzado en el plano multilateral y se decantó por la bilateralidad acompañado por una etérea "diplomacia de los pueblos".

Dado que el tiempo hace su parte, como que me fui acostumbrando a la idea: lo que más me disgustaba eran los gestos exageradamente zalameros (artificialmente montados) de los encuentros binacionales; lo que en algún momento me pareció adecuado fue el perfil bajo de las negociaciones propiamente dichas, las que, sin embargo no llegaron a dar resultados concretos.

Justo cuando comenzaba a asumir que, pese a su lentitud, entendible además –tenía asumido que no llegaría a ver el mar boliviano, pero que mi hijo sí lo haría- el régimen me cambia el juego y me lleva de nuevo a mi vieja convicción multilateralista aunque, en versión "reloaded", con demanda judicial internacional incluida. La idea –no hay estrategia aun, insisto- conlleva su propia limitante, amén de la ya anotada ratificación del Pacto de Bogotá. Una vez iniciada la acción judicial, todo se juega en los estrados y, por ética, ningún Estado ajeno al diferendo puede manifestarse abiertamente a favor de uno de los involucrados en el mismo. El interés de Bolivia, por ejemplo, es que Chile ganara en el diferendo por aguas que libra con Perú en La Haya, pero debe mantenerse pretendidamente neutral como el resto del mundo.

Es que cuando propugno el multilateralismo (multilateralidad doctrinaria), lo hago porque considero que puede transformar nuestra fuerza moral –que la tenemos- en una fuerza política capaz de minar la resistencia del vecino trasandino, pero tengo mis dudas de que pueda transformarla en fuerza jurídica.

Un asunto embarazoso será el de reponer el tema en los foros internacionales (ONU, OEA) ya olvidado -¿archivado?- en tales instancias. Ha sido un lustro perdido en materia de energía diplomática.

miércoles, 30 de marzo de 2011

La lección del Oriente

Lorenzo Choquehuanca Müller
choqueh@gmail.com

Para los que decían (muchos de ellos en nuestro gobierno) que la democracia era algo que los europeos querían imponernos y que nada tiene que ver con la idiosincrasia de los pueblos periféricos, los orientales (lamentablemente no los nuestros, políticamente insolventes, sino los del Medio Oriente) nos han demostrado que la libertad, la democracia y el desprecio hacia los regímenes autoritarios, son sentimientos y necesidades universales, que nada tienen que ver con el idioma que uno habla, el Dios en el que uno cree o la tradición política o cultural que uno tiene. Los jóvenes pidiendo democracia, libertad y derechos en Tunez, Libia, Siria, Egipto o Bahrein no son tan distintos de los jóvenes que pedían libertad y democracia en Europa del Este o en América Latina en los años ochenta. Los que nos quieren vender utopías totalitarias en las que invariablemente son siempre los mismos (ellos) los que gobiernan y los que deciden, que vean la TV y que entiendan que los ciudadanos, más temprano que tarde, les reclamarán libertad, democracia y derechos humanos.

ESTADO INTEGRAL O ESTADO PARCIAL

Bernardo Corro Barrientos
bcorro@gmail.com

El conocido politólogo Fernando Mayorga convocó hace varios meses a "investigar la composición pluralista de la coalición de actores que representa el partido de gobierno", y a "conocer qué rasgos socio-económicos y político-culturales caracterizan a los grupos sociales específicos a los que se refiere la retórica gubernamental respecto a que los "sectores subalternos" de antes constituirían ahora el "nuevo bloque en el poder". Este análisis era considerado por Mayorga como "más sugerente" que los debates en torno al "modelo de desarrollo" en implementación desde principios del año 2006 o en relación con "esa curiosa antinomia entre el (ex) Estado aparente y el actual Estado integral" (Mirar en otra dirección, revista Nueva Crónica, abril 2010). En realidad, los temas planteados (actores, Estado y modelo) son todos "sugerentes" y estrechamente interrelacionados.

El interrogante aún no fue respondido pese al tiempo transcurrido y los cinco años de gobierno. La tardanza es sorprendente, producto ciertamente de la estrecheces de las burocracias académica, intelectual y política del país. Responder la pregunta sigue constituyendo uno de los retos más urgentes y trascendentales de la teoría política y económica, tanto del país como de América Latina. Un análisis sobre los conceptos mencionados puede proporcionar una imagen correcta sobre las características y objetivos del denominado "socialismo comunitario", es decir, sobre el modelo económico que se implementa en Bolivia desde el año 2006 y sobre todo desde la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado (febrero de 2009).

Naturaleza del grupo en el poder

¿Cuál es la naturaleza política, social y económica del grupo hegemónico actualmente en el poder? Este grupo autodenominado "bloque indígena popular" ¿estaría conformado por los "representantes de los sectores sociales anteriormente subalternos" como lo afirma Alvaro García Linera (AGL)? ¿Constituiría una "composición pluralista de actores", como lo sugiere Mayorga? ¿Representaría más bien una especie de "nueva oligarquía burocrática de Estado" con pretensión de dominio de largo plazo al conjunto de las clases sociales y al país"? Si es así, se trataría de una oligarquía semejante a las que dominaron los regímenes denominados socialistas, nacional-socialistas, fascistas, o simplemente gorilistas (civiles o militares), como en las pasadas dictaduras de América Latina.

AGL, vicepresidente del "Estado Plurinacional" desde 2006 e ideólogo y jefe de gabinete del gobierno actual, formuló dos definiciones tanto sobre las características del denominado "núcleo indígena obrero popular en el poder", como sobre el carácter del nuevo Estado. Estas definiciones, formuladas en periodos diferentes, tienen también significados y objetivos diferentes. Mientras a la primera la podemos denominar como "clasista convencional", a la segunda la podemos llamar como "racista y segregacionista".

El proyecto "clasista" fue formulado en enero de 2009, luego de la aprobación de la Constitución Política del Estado (El papel del Estado en el modelo nacional productivo, Vicepresidencia). En ese momento AGL consideraba que "Estaríamos hablando de una interesante alianza entre la intelectualidad de la clase media boliviana, un pedazo al menos de ella, con los sectores urbano rurales pequeños productivos. En el núcleo creador de políticas de Estado se dio esta especie de fusión o articulación clasista del bloque dirigente de la sociedad. Si bien está presente también el resto de sectores sociales, laborales, empresariales, al interior del Estado, el núcleo dirigente, "el hegemón", digámoslo así, articulador del resto de las fracciones sociales, se ubica en esta alianza entre núcleos de clase media intelectual con núcleos de los pequeños productores urbanos rurales mercantilizados y semimercantilizados." (p.13).

El grupo denominado "creador de políticas de Estado", es decir, el "hegemón", estaría conformado, por consiguiente, por una alianza entre grupos de "clase media intelectual con núcleos de los pequeños productores urbanos rurales". Por debajo de ese grupo "hegemón" se encontraría "el resto de sectores sociales, laborales, empresariales", es decir, todas las clases sociales del país.

Estado integral o Estado racista segregacionista

El significado o proyecto "racista segregacionista" fue formulado un año después, en enero de 2010, luego de la segunda victoria electoral de Evo Morales. Para describir su nuevo proyecto de Estado y de "bloque popular en el poder", AGL se sirvió parcialmente del concepto de "Estado integral" del italiano Antonio Gramsci. Este habría definido al Estado integral como "aquel en el que hay una correspondencia entre la sociedad civil, los ciudadanos las regiones, los trabajadores, las clases sociales y su representación política estatal. Es aquel aparato político gubernamental que une y sintetiza externamente a todos los sectores y clases sociales, a los grupos nacionales, a las regiones y a las colectividades. El Estado integral gramsciano es todo lo contrario del Estado aparente que tuvimos durante 180 años y es, precisamente, la construcción de un Estado articulador de la diversidad nacionalitaria, geográfica, cultural y clasista,…" (Del Estado aparente al Estado integral, La construcción democrática del socialismo comunitario, Vicepresidencia, p. 11)

Esta definición "clasista" atribuida a Gramsci coincide con el proyecto inicial de AGL, pero desde ahí comienza "la ruptura" con el concepto Gramsciano. Mientras éste en su definición se refería a las "clases sociales", AGL en su definición se refiere a las "razas". Mientras en la definición de Gramsci y en las iniciales de AGL se incluye a "todos", es decir a todas las clases sociales, en la segunda definición de AGL "se incluye solo a algunos".

AGL explica su nuevo proyecto afirmando "Tenemos dos grandes vertientes de nuestro ser histórico: somos indígenas de tierras altas y de tierras bajas; y también somos mestizos. Ambos componentes son los nutrientes vitales e inseparables de nuestra bolivianidad, y el Estado integral, el Estado plurinacional, consiste en que ninguna de esas dos fuerzas vitales margine ni anule a la otra, sino que se complementen como se complementaron nuestros héroes de la independencia, con nuestros héroes de la emancipación, uno no sustituye al otro." Prosigue luego "Estado plurinacional es que todos, mestizos e indígenas, tengamos los mismos derechos, las mismas oportunidades, las mismas obligaciones, sin que por ello tengamos que perder o esconder nuestra identidad cultural. Plurinacionalidad es ciudadanía única como bolivianos, sin que importe el color de piel, la vestimenta, el apellido o el idioma materno. Plurinacionalidad es que el mestizo se sienta orgulloso del indígena,…" (p.12). Para AGL "los bolivianos" son solo los indígenas y los mestizos.

Con esta segunda definición el proyecto de Estado y el "núcleo popular" de AGL se separan radicalmente de la definición gramsciana de "Estado integral", que incluye a "todos", y se convierte en "Estado parcial racista segregacionista", que excluye a otros. Estaríamos de retorno al "apartheid" de segregación racial de Sudafrica, contra lo que luchó Nelson Mandela, de vuelta a una subespecie de régimen hitleriano. El proyecto de AGL pretende incluir en el "Estado parcial" solo a los "indígenas y a los mestizos", e insinúa que el objetivo sería "indianizar al Estado". (p.10). Detrás de las frases de AGL encontramos, sin embargo, objetivos ocultos de un grupo social no propiamente popular, que serán descritos posteriormente.

AGL, con este proyecto, deja de ser gramsciano, abandona el marxismo, se enfrenta a las corrientes democráticas modernas y de defensa de los derechos humanos y se introduce en los orificios más tenebrosos del pensamiento político que avergonzó en el pasado a la humanidad. ¿Quienes serían indígenas, mestizos y blancos? ¿Todos los indígenas y mestizos forman parte de las clases humildes? ¿Dónde quedarían los blancos, tanto en su sector mayoritario popular, como en su sector pudiente? ¿Cada ciudadano deberá llevar su certificado de ADN bajo el brazo? ¿Algunos ciudadanos de "segunda o de tercera categoría" deberían llevar una marca –una especie de estrella amarilla – pegada en la vestimenta? La escuela de gestión pública plurinacional, donde se adoctrina actualmente a los funcionarios públicos, ¿debería rechazar a los profesionales considerados blancos puros o de otras razas? Este Estado discriminador va en realidad contra varios artículos de la nueva Constitución, contra la nueva ley contra el racismo y toda forma de discriminación, así como contra los principios universales de la comunidad internacional.

Con este proyecto AGL cae además en errores fundamentales. Primeramente, no podrían estar de acuerdo con él ni los indígenas ni los sectores populares mestizos y blancos ni los blancos que constituyen una parte importante de la población. ¿Porqué? Simplemente por que no perciben que haya en el país un tipo de segregación racial como él lo afirma. Los indígenas perciben que la sociedad boliviana es abierta y no segregacionista desde los años cincuenta del siglo pasado. AGL, así como los antropólogos culturales europeos, su fuente de inspiración, no reconocen el proceso histórico de Bolivia. La supresión del "pongueaje feudal" de 1952, el voto universal, el acceso a la tierra, a la educación, el acceso a la gestión de más de 300 gobiernos municipales sobre 314 en los años noventa, el acceso a más de la mitad de los espacios legislativos en 2002, el acceso a la vicepresidencia, no tendrían ninguna importancia. Nunca habrían ocurrido. Hasta antes del año 2005 la población de origen indígena logró acceder en realidad a todos los espacios sociales, económicos políticos e institucionales de la nación. El 55 % de la clase media urbana y rural está constituida actualmente por población de origen indígena. Se estima que una proporción similar conforma las diversas fracciones de la burguesía nacional (comercial, industrial, agropecuaria, etc).

El segundo error fue no comprender cuál es el problema histórico económico y social fundamental de la nación boliviana. Según AGL el problema fundamental consistiría en una confrontación histórica entre razas, como en Sudáfrica. Habría una contradicción, sin cambios desde el año 1825, entre un grupo de blancos dominantes contra varias "naciones indígenas originarias", el supuesto "plurinacional". El tercer error de AGL fue no comprender que el problema fundamental se encuentra entre los factores económicos que buscan el desarrollo y la prosperidad de la nación y los que generan el atraso y la miseria. El discurso racista segregacionista y las políticas económicas "atrasistas" de AGL son vistas por las poblaciones hambrientas como completamente equivocadas.

Bloque popular o "coalición de actores"

Ahora podemos analizar la naturaleza de la "coalición de actores", que preguntaba Mayorga. Este grupo de actores o grupo "hegemón", que "crea las políticas de Estado", ¿estaría efectivamente constituido por un bloque de indígenas y de intelectuales de origen popular, como lo afirma AGL? A simple vista no es cierto. La presencia de tres señoras de origen indígena en el gabinete de ministros tiene el objetivo de crear una "imagen" fantástica pero engañosa, dar una "apariencia" para disfrazar el "Estado aparente" que se construye. Cientos de líderes y profesionales de origen indígena podían haber ejercido funciones ministeriales con mayor personalidad y eficiencia que las señoras mencionadas. ¿Hubo mala fe al designarlas?

Un análisis político-institucional más que los "rasgos socio-económicos y político-culturales" que propone Mayorga, ayuda a identificar con precisión a la "coalición de actores" que "crean las políticas de Estado". Las instituciones del Estado desde donde efectivamente se crean esas políticas se encuentran, primeramente, en el poder ejecutivo y en el gabinete de ministros, en segundo lugar, en el poder legislativo y, finalmente, en el ministerio de Economía y Finanzas. Son los cuatro jefes de estas tres entidades los que toman las decisiones políticas, legales y económicas del país, y estos constituyen el "grupo hegemón". Estas personas, el "grupo de los cuatro", son los que constituyen el verdadero bloque en el poder o la "coalición de los cuatro actores". ¿Estos actores representan los intereses legítimos de los sectores populares como lo sugiere AGL? Sus decisiones ¿se dirigen realmente a mejorar la situación de los "indígenas y mestizos"? ¿A quién representa el "grupo de los cuatro"? Para responder estas preguntas es necesario conocer la dinámica del modelo económico en implementación desde hace algunos años.

Modelo del socialismo comunitario o burocrático

Luego de cinco años de gobierno ya se tiene una idea precisa sobre la naturaleza del modelo en construcción. AGL considera que "la nueva Constitución diseña el camino a largo plazo, donde se irán potenciando, reforzando, expandiendo, irradiando democráticamente las virtudes humanas, sociales, culturales e intelectuales de un socialismo comunitario." Añade que "en la economía del socialismo comunitario, fundamentalmente se produce para satisfacer necesidades de alimento, vestimenta, distracción, etc. Lo que es necesario para el ser humano se produce." (El socialismo comunitario, Vicepresidencia, ps. 15 y 16, 7/02/2010).

El modelo considera restrictivamente que el "sector estratégico" de la economía es el sector estatal de extracción de recursos naturales, particularmente de hidrocarburos. Sectores como la industria manufacturera, el agropecuario, la agroindustria y los servicios, es decir, los generadores de empleos, de ingresos, de innovación tecnológica y de desarrollo regional, están subestimados y bloqueados por estar en manos privadas. El poder económico de la oligarquía burocrática solo puede provenir del sector estatal. Lamentablemente, nada se avanzó durante este largo tiempo respecto a que "en el socialismo comunitario se produce para satisfacer necesidades de alimento, vestimenta, distracción, etc." Por el contrario, los sectores productivos se encuentran más bien en proceso de retardación tecnológica y productiva, de aumento de la dependencia externa en cuanto a importaciones de alimentos, de bienes de consumo y de tecnología. Lo que interesa a la oligarquía burocrática no es el desarrollo equilibrado de la economía, sino disponer de excedentes estatales para "redistribuirlos" a los pobres y necesitados, para así mediante este "espíritu filantrópico y caritativo" dominar a la población mayoritaria. La oligarquía burocrática fortalece su poder mediante la generación de excedentes estatales, la expansión de la pobreza y la "redistribución de los excedentes a los pobres".

El grupo "hegemón" se ocupa prioritariamente de elaborar leyes represivas y restrictivas y de crear instituciones y empresas estatales. Ambas actividades tienden obsesivamente a fortalecer el poder político, social y económico del grupo de los "cuatro actores" y a debilitar a los otros sectores sociales, como en Cuba, Venezuela y en Corea del Norte. En esta estrategia los sectores populares "indígenas y mestizos" solo juegan el papel de "dependientes y pobres permanentes", así como de apoyo político incondicional para el poder burocrático. El "Estado parcial y aparente" que se construye tiende a fortalecer unicamente a una "oligarquía burocrática de Estado" con pretensiones de poder exclusivo y excluyente de largo plazo. Esta oligarquía tiene además contradicciones antagónicas con las diferentes fracciones de la burguesía (bancaria, industrial, comercial,…), por lo que pretende liquidarla en el medio y largo plazo, por considerarla una amenaza para su propio poder. Por eso se la denomina oligarquía burocrática de Estado. Contrariamente a otras oligarquías, esta es más autoritaria y agresiva por naturaleza, como se vio en la historia.


KILÓMETROS DE AUTONOMÍAS Y “SEGURIDAD FRONTERIZA”

Luis Fernando Ortiz Daza
lufo69@yahoo.com

A no asustarse, no se trata de injerencia del Estado en las Autonomías Departamentales, Regionales e Indígenas, simplemente se trata de la necesidad de tener el control de los recursos naturales y económicos para la implementación del Estado Integral a partir de las fronteras, no se trata de establecer un cinturón de castidad en la cintura del aparato (re) productivo nacional, es simple y llanamente la necesidad de ahogar lo que siempre se nos opone, es decir, centralismo versus autonomías.

A decir de la Senadora Centa Rek Lopez , con la Ley llamada de "Desarrollo y seguridad fronteriza" aprobada en diputados y senadores por los "dos tercios" MASISTAS y lista para ser promulgada por el gobierno, se están cometiendo aberraciones singulares y sin precedentes en nuestro país. Más allá de la intención en si misma del Gobierno, llama la atención el silencio cómplice y la falta de análisis de las fuerzas políticas oficialistas y de oposición acerca de esta ley, que afectan directamente a la libre determinación de los pueblos y naciones originarias de nuestro territorio.

Los medios locales y nacionales de lo único que se enteraron y/o preocuparon de esta ley es acerca de la mercadería incautada, que entre otras aberraciones dará 20% al denunciante individual y 40% a la comunidad o pueblo denunciante y el 70% será destinado a la entidad pública encargada de su comercialización, que puede rebajar al 50% en caso que el denunciante sea la comunidad, demostrando claramente la incapacidad del Estado para que por sus propios medios frene la actividad del contrabando.

Lo que también debe interesarnos es el espíritu de la Ley que es el de "proteger el territorio nacional en zona de frontera, evitar el saqueo de los recursos naturales, promover el desarrollo de las actividades económicas lícitas e implementar medidas y acciones dirigidas a lograr la seguridad alimentaria y energética y de lucha contra el tráfico ilegal de mercancías en el Estado Plurinacional de Bolivia". En contra ruta, la Ley manda que: se cree el CONSEJO PARA EL DESARROLLO FRONTERIZO Y de SEGURIDAD :) que controlará todos los proyectos de desarrollo, actividades económicas, generación de cultura, responsabilidad ciudadana y supuestas prevenciones de "ilícitos" en fronteras. El CONSEJO, será convocado por el Ministro de la Presidencia y estará conformado por los ministros(as) de la Presidencia, Defensa, Gobierno, Planificación y Economía, el legislativo en pleno, adiós las autonomías y por supuesto con estos designios es que comenzará la fiesta.

Atención, autonomistas y constitucionalistas, 50 kilómetros a la redonda de la frontera, significa un protectorado que puede ser definido, como una modalidad de administración de territorios en la que por medio de una ley, una entidad política como la ADENAF será la instancia responsable de "ejecución" de todas las políticas dictadas por un virreinato que tendrá en sus manos todo el poder del "rey" para hacer y deshacer en las fronteras de nuestro país. En la extensa frontera nacional se encuentran asentadas nacionalidades originarias que serán sometidas por esta ley.

Los Gobiernos Departamentales, uno a título de interventor, otros oficialistas y dos opositores nada podrán hacer una vez promulgada la ley, es interesante la intención, ya no el espíritu de la misma. Se pretende que recursos como el gas, el petróleo, el hierro del Mutún y los recursos geotérmicos y evaporíticos, que están en la franja de "seguridad" de los 50 kilómetros, sean confiscados, los recursos económicos generados de estos recursos naturales sólo podrán ser administrados por el Estado y ya no se trata de distracción del Gobierno, es manifiesta la colonización centralista. Los originarios y no me refiero sólo a los indígenas, sino a los estantes y habitantes de las poblaciones fronterizas serán removidos de su origen y vendrán como en Pando colonizadores milicianos a apropiarse de tierra y territorio.

Bonito el discurso de decir que es para frenar el contrabando y frenar el tránsito de narcotráfico, leyes así se vienen haciendo muchas, diciendo una cosa y haciendo otra, la institucionalidad del Estado está siendo socavada por apetitos personales y ambiciones de poder. La Constitución Política del Estado establece en su Tercera Parte la estructura y organización territorial del Estado, incorporando al ordenamiento jurídico del país nuevas unidades territoriales, el Artículo 269 en su inciso II establece que: "La creación, modificación y delimitación de las unidades territoriales se hará por voluntad democrática de sus habitantes, de acuerdo a las condiciones establecidas en la Constitución y la ley".

No podemos permitir desde las autonomías esta confiscación, bien sabemos que es cuestión de voluntad política hacer que funcionen las instituciones del Estado, claro ejemplo es la labor realizada por las Fuerzas de Tarea Conjunta en la frontera con Brasil en Puerto Suárez y Puerto Quijarro, donde se incautaron toneladas de droga, se atraparon delincuentes y se confiscaron bienes al narcotráfico, sin necesidad de ADENAF y con solo la misión que tienen la Fuerzas Armadas de resguardar las fronteras. Aduna e Impuestos Nacionales deben hacer su trabajo en las fronteras y los fiscales dedicarse a ampliar su labor que no es sólo la de perseguir políticos.

martes, 29 de marzo de 2011

Los sinsentidos de la desconfianza

Martha Peñaranda
mapebo@hotmail.com

Ante la vivencia de la prolongada crisis política, económica y social que soporta Bolivia en los últimos años, se ha visto que tanto el poder ejecutivo como los empresarios productores cruceños, no han logrado aun espacios de confianza para coordinar una agenda productiva que permita avanzar y dar (en ambos casos, un servicio a la población). Frente a estas posiciones, hacemos un intento de ejerció de un análisis de ambos actores.

Una de las falencias mas significativas de la gestión del Movimiento al Socialismo que se ha hecho evidente con mucha fuerza a partir de la crisis social que se desató luego del la medida del aumento del precio de los carburantes, propuesta por el gobierno a fines del 2010, (la misma que tuvo que ser suspendida por la enérgica protesta de grupos sociales), ha sido el descuido del tema productivo. Dicha protesta, no fue más que el inicio de una parte del gran descontento de las mayorías por la elevación del costo de todos los alimentos y la imposibilidad de abastecimiento de algunos productos esenciales de la canasta familiar.

Estos hechos han desentrañado y desnudado una serie de debilidades de la gestión económica productiva. Han mostrado las deficiencias en la gestión gubernamental. La falencia de objetivos estratégicos económicos claros, realistas y posibles, han sido la constante de los cinco años de gestión del gobierno del MAS. La priorización del discurso político, las estrategias "envolventes" para afianzar, asegurar y ampliar el poder, se han constituido en los rasgos más sobresalientes de los últimos tiempos. Habiendo, descuidado (justamente por estar todo el tiempo en ese juego de poder), los temas económicos, especialmente los relacionados con la producción en general y de alimentos en particular. La prohibición de exportar, fue un desincentivo a los productores. No se priorizo el aspecto productivo, por ende, no se tomaron las previsiones correspondientes, cuando ya se tenían señales de una caída en la producción, lo que ha generado el desencadenamiento de una serie de dificultades en temas fundamentales, como el del desabastecimiento de alimentos y la subida exagerada del costo de vida

La imagen en el espejo

¿Como se han vivido estos cinco años de gobierno del MAS y de crisis política, económica y social en Santa Cruz? Desde mi perspectiva la nueva realidad política se ha afrontado a partir del "cruceño-centrismo"; (es decir, priorizando reiterativamente y únicamente, temas exclusivamente regionales) los mismos que son repetidos, estudiados y analizados por varios analistas y estudiosos. A partir de esa máxima que Santa Cruz es el "motor de la economía" o la "locomotora" de Bolivia, (aunque su fuerza no le alcanza todavía para jalar a nueve departamentos), los temas que machaconamente son analizados son el "modelo productivo cruceño", (un cliché muy bien instalado en el imaginario); la autonomía, la identidad cruceña, discurso, falta de liderazgo en Santa Cruz y el comité cívico cruceño.

Temas indudablemente importantes, aunque, a mi modo de ver, no son exclusivamente los temas que mas atañen a la región, aparte de resaltar el potencial económico con el que cuenta Santa Cruz, podría haber una mirada diferente que trascienda las fronteras económicas y traspase otros espacios que son decisivos. Sobre el mentado "modelo productivo cruceño," (quien podría negar el gran potencial productivo de la región), que tanto preocupa algunos analistas, se podría decir, y de hecho ya se lo ha dicho en varias oportunidades, que ha sido y es un modo de producción capitalista exitoso y pujante con un patrón de acumulación agroindustrial exportador, (similar a muchos otros en el mundo), que funciona con la suficiente eficiencia; sin embargo, puede y debe ser re direccionado y reajustado de acuerdo a los tiempos. Hay aspectos que pueden ser mejorados en los ámbitos, tecnológico, ambiental, social, etc.

Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y otros países producen muchos mas variados y abundantes productos que Santa Cruz, no han bautizado sus producciones como modelos argentinos, brasileros, paraguayos, etc. Lo importante de un modelo productivo cruceño o de cualquier otro lugar, es que, además de producir, pueda crear su propia superestructura, con intelectuales que impartan su visión (discurso ideológico) desde la región al país, que en los temas importantes, cuenten con la gravitación necesaria y puedan marcar línea, y lograr cambios o la implementación de determinadas políticas de estado que tengan incidencia en la región. Este objetivo se haría realidad, a partir del trabajo de propuestas, cuestionamientos, criticas y autocriticas, en temas de verdadera importancia para el desarrollo y crecimiento del país y por ende de las regiones.

Mas allá de resaltar el espíritu emprendedor y en muchos casos visionario de la clase empresarial, ha habido importantes contribuciones desde Santa Cruz a leyes fundamentales, entre otras, las regalías del 11%, la autonomía municipal, nombramiento democrático de prefectos y últimamente la propuesta de autonomía. Sin embargo, a pesar de esas contribuciones, da la impresión que no se ha podido superar el trauma de ser "el ombligo del mundo", se sigue girando en el mismo lugar, como un perro que pretende morderse su propia cola, y temas que no son estrictamente regionales, no logran concitar la atención e interés de los intelectuales. Últimamente, no se conocen muchas propuestas o tesis cruceñas sobre un proyecto nacional.

A partir de la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado, y de la reelección del presidente, el país ha ido reestructurándose mediante leyes, algunas estructurales, como la Ley de Pensiones (que atañe a todos los bolivianos), la ley "Abelino Siñani Elizardo Pérez "de Educación. Esta última es una ley fundamental, que tiene que ver con el futuro desarrollo de Bolivia. No solo desde Santa Cruz, sino, desde ninguna región, ha habido suficientes contrapropuestas, análisis o comentarios al respecto. Lo mismo ha ocurrido con las demás leyes departamentales (el tema Mutún, un importante proyecto que beneficiara a la región, mas allá de criticas dispersas, no ha merecido un estudio, análisis y propuesta) y nacionales.

El tema identidad y el "Ser cruceño"

El tema de la identidad cruceña, es otro mito considerado casi como una "cuestión de estado". El punto de inflexión que mas resalta en la nueva o antigua identidad cruceña, se profundiza a partir del "movimiento de masas" de octubre del 2003, un momento fundacional de mostrarnos por donde iba la historia. Ese quiebre social nacido y ejecutado en el occidente, encontró terrenos movedizos, en Santa Cruz, y ante la constatación de no poder construir un discurso político ideológico, pertinente al momento político que se vivía en el país, impulso a la dirigencia cruceña a plantear nuevos cánones de identidad. El modelo especifico de "ser cruceño" surge a partir de las elites enquistadas en el Comité Cívico Cruceño, que resaltaron (en la mayoría de los casos, verdades) el mensaje que Santa Cruz era pujante, progresista, futurista, moderna, etc., etc., y también trabajaron en el estigma que el occidente era la encarnación del pasado (con el ingrediente centralista),* construido con cimientos andinos, etc., etc. El tema identidad (en vez e crear identidad), se transformo en un discurso ideológico político. Se trato de construir (en algunos casos artificialmente) un nuevo diseño del prototipo del cruceño, que denotaba, mas bien, un gran temor que a partir de la nueva configuración del poder político estatal y con el desplazamiento de los hilos de poder, se avasallarían conquistas regionales. El discurso construido exaltando la identidad cruceña, se ha limitado a representar a los que creen en esos postulados y han restringido su legitimidad por no representar (con ese discurso) a las mayorías.

El salir de la encerrona regional, (y poder convertirse en una verdadera instancia de interpelación al poder central), es un desafío que todavía esta por verse, implicaría en la actual coyuntura, no ignorar que un referente ineludible es la historia, esa misma que da sentido a lo hecho, a lo que se hace y a lo que se puede seguir haciendo, que exige tanto al gobierno como a las elites regionales, una mentalidad mas abierta, tolerante y madura, para no continuar generando estigmas y descalificaciones que no nos permiten avanzar.


Circo Beat

Cynthia Perou
cynthia_perou@hotmail.com

Hace algunos años escuche que en Bolivia solo existían dos tipos de gobiernos, los malos y los que hablan del mar, hoy estamos ante ambas cosas, un gobierno que no tiene idea de lo que es una política económica, dedicándose a endeudarnos hasta nuestra octava generación y que para tapar problemas tan serios como el desempleo, la falta de oportunidades, la inflación, el narcotráfico entre otros, hace del mar, la nueva propaganda y agenda gubernamental.

Tenía que bajar estrepitosamente en las encuestas Evo Morales para retomar el tema marítimo, a costo de una canasta familiar que esta por las nubes, movilizaciones sociales por un aumento salarial que honestamente no alcanza para casi nada, de una ausencia total de incentivos a la empresa privada, de sectores mineros que han comunicado que "desde la época de los barones del estaño a la fecha poco o nada han cambiado las condiciones del sector", o desde un problema interno tan serio como la corrupción y el peligro del narcotráfico que parece haberse insertado en todas las esferas del aparato estatal.

Por otra parte, parece que el constante acoso a las agencias norteamericanas ya no rinden el circo que tan popular en su debido momento hizo al MAS, ya que con una mano agradecen el apoyo de la NAS, mientras que con la otra piden, puño izquierdo arriba, la salida de USAID.

La reivindicación marítima boliviana es indudablemente un tema importante, pero como ciudadanos sabemos que estos temas son traídos a colación solamente como una cortina de humo para distraer nuestra atención de los problemas urgentes que nos atingen diariamente. Honestamente el problema marítimo supongo que nunca dejo de estar en mesa del Canciller Choquehuanca, que por cierto parece ser la última pieza desplazada del ajedrez masista.

Hoy, los bolivianos tenemos una agenda propia que no dejaremos a la deriva, una agenda de solución a problemas tan urgentes como, la salud, la vivienda, el trabajo, el salario justo, una oportunidad para nuestros hijos y otras prioridades que no cambiaremos por discutir el tema del Mar, para eso está la Cancillería y el nuevo cuerpo colegiado que piensa formar el Gobierno con ayuda de autoridades de gobiernos pasados; nosotros en cambio exigimos ahora, saber la verdad de nuestras finanzas, saber que planes tenemos para el tema de seguridad alimentaria, como vamos a lograr nuevos empleos en Bolivia, que hacen las empresas del Estado que nos pertenecen y a que se dedican los empleados que hemos designado como autoridades para preveer nuestro bienestar en el futuro inmediato.

SIN ÉTICA, NO HAY PARAISO

Lavive Yáñez Símon
lavivey@hotmail.com

Remontarnos al pasado como autodefensa a la crisis humana que estamos viviendo, y no atacar sus causas nos dejará como siempre, con soluciones parches de sus efectos.

Justificar los errores y sacar culpables de la historia no nos liberara de las responsabilidades directas o indirectas que tenemos todos al haber equivocado el camino. Esta práctica, a convertido la crisis en una megatendencia: la paz social violentada por las inconformidades económicas, políticas e incluso étnicas y religiosas, las empresas no logran sus objetivos porque no hay paz social y seguridad jurídica, la juventud extraviada en un marasmo de estímulos falsos; para colmo, la ecología se deteriora y nos ataca ante la mirada pasiva de quienes tienen la obligación de actuar con políticas claras de prevención para no dejarle, como hasta ahora, la responsabilidad de nuestras obligaciones a la solidaridad de los pueblos.

No perdamos el tiempo buscando la crisis en la economía, en las fuerzas políticas, en la ecología; la experiencia nos señala que el origen de los conflictos del pasado y del presente está en la carencia o ausencia de valores, no aceptarlo es negar la posibilidad de un verdadero cambio.

Siguen siendo bandera política el alivio de los efectos de la crisis: la pobreza, la enfermedad, el abandono, la protección del medio ambiente entre otros temas que aquejan, lo que nunca se ataca son las causas de la crisis; por ello, aún en el siglo XXI, seguimos subdesarrollados en lo tangible y lo intangible, porque la miopía que provoca la ambición, carente de valores, no permite atacar las causas de la crisis: la educación en valores.

Necesitamos madurez para enfrentar los desafíos éticos, retomar los valores en la toma de decisiones o cuando se diseñan políticas vinculadas a la economía o al desarrollo. Ello implica debatir algo que siempre está en la consideración, pero no en acciones, el tema de la corrupción. La política de la oportunidad no condice con los discursos arrebatadores de esperanzas de solidaridad, superación de la discriminación, respeto por la dignidad humana de los desfavorecidos, respeto por el derecho a disentir, entre otros que siembran sueños, sin que hasta ahora, podamos cosechar realidades.

Estamos atrapados en la mediocridad, y nuestro futuro depende de los valores que sepamos cultivar en los niños y jóvenes; porque si analizamos nuestra lucha está centrada en cómo vivir y no porqué vivir, y es así que vemos tantos niños en las calles tratando de llenar sus vacíos con drogas y los políticos fabricando paraísos falsos que llenan los huecos existenciales de los ingenuos.

Hay críticos que dicen que en algún punto nos extraviamos, pero analizando la historia puedo concluir en que nunca conocimos otros caminos y si alguien los visualizó no tuvo el coraje para enseñarlos, o quizás como muchos, entendió que es más fácil obedecer que mandar y se programó al sistema de la mediocridad. Fenómeno que acarrea indiferencia, cinismo y es el caldo propicio para la delincuencia.

"Aprender para progresar es el axioma y la ética es el marco de referencia para asegurar que estamos en el camino correcto". La acción sincera, marcará la diferencia.

lunes, 28 de marzo de 2011

SEPARATA, el Nr. 2

Circula el Nr. 2 de la Separata de AULA LIBRE que se publica los sábados en Página Siete de la ciudad de La Paz.

Para ver, leer o descargar este número ir a:

domingo, 27 de marzo de 2011

Acerca de Ilya Fortun

Rosario Paz Ballivián
rpazb@yahoo.es

Ilya Fortun ha publicado un articulo titulado "Al que le quede el guante, que se lo chante", en el que se destaca las frases de que es "inadmisible la postura ladina de los sirvientes del imperio". Y alude a esos que se emocionaron hasta las lagrimas con los discursos de Obama y se llenan de elogios cuando el amo hace sonar el látigo. Aparentemente el pertenece a la estirpe de los que no se emocionaron hasta las lagrimas en el proyecto que se inauguraba en Tihaunacu, pero rápidamente asumieron su titularidad sin haber contribuido en nada al "cambio" por el cual muchos bolivianos y bolivianas habían apostado a manera de ampliar la base democrática capturada por varias familias y partidos carentes ya de vigencia. Ellos en una suerte de paternalismo, aplaudieron entusiastas los rasgos patriarcales y revanchistas de los primeros pasos de gobierno que se inauguraba .

Luego del sucesivo descalabro en la gestión estatal; el reforzamiento de posturas autoritarias y en caso sicóticas; de la destrucción de institucionalidad que no es sustituida con ningún proyecto que aporte a una sociedad menos excluyente y democrática: estos nuestros intelectuales que siempre nos dan el parámetro de lo ético retiran discretamente su apego al proyecto, quedando incólume su prestigio,

El agudo análisis a las relaciones y coyuntura internacional no se traduce en la reflexión autocrítica de estos eternos "independientes', sobre lo que pasa realmente en el país. En la nostalgia del futuro auguramos una sociedad mas tolerante, sabia y libre, con aportes inteligentes de mujeres y hombres mas novedosos.

sábado, 26 de marzo de 2011

Horizontes de la descolonización

Raul Prada Alcoreza
prada.raul@gmail.com

Un punto de partida debería ser ¿desde dónde pensamos, hablamos y nos referimos al mundo, a los hechos, a los acontecimiento, a los procesos, a la relaciones, a la estructuras y a las instituciones del mundo? Concretamente, ¿desde dónde pensamos cuando nos referimos al Estado y a la sociedad? Nombramos el mundo desde algún lugar, aquí no hablamos necesariamente de un lugar físico, sino desde un lugar en el horizonte histórico cultural, un lugar en el horizonte epistemológico, un lugar desde donde configuramos las representaciones, las significaciones, los valores, los símbolos, los conceptos? Podemos decir incluso un lugar desde donde desarrollamos las prácticas discursivas. Nombramos el mundo no desde un afuera sino desde adentro del mundo, nombramos el mundo desde el lenguaje, lo que nombramos está cargado de este lenguaje, si bien no forma parte del lenguaje, es el conjunto de referentes del lenguaje. Hablar del Estado y sociedad es hablar desde estos sititos, desde esta geografía imaginaria, si se puede hablar así, pero también desde la historia que crea estos escenarios, estos espacios, estos mapas conceptuales. El mundo es mundo porque está habitado de significados, de sentido, de valores, de símbolos, de conceptos, de representaciones. Si, pero no hay que confundir el mundo con estos lenguajes, estos ámbitos de sentido, estos códigos culturales, estas alegorías simbólicas, estos mapas conceptuales, aunque esté constituido también por ellos, si bien no necesariamente de una manera prioritaria, pues la multiplicidad de los campos y conjuntos de referentes denotan la autonomía y la independencia de los mismos, ofrecen su resistencia y muestran su propia complejidad. Por eso, hablar de Estado y sociedad es hacerlo desde determinadas estructuras de categorías, desde determinadas corrientes teóricas, desde determinados lugares del campo filosófico y del campo de las ciencias sociales. No se trata de lugares bien definidos y claros, sino de lugares problemáticos, de lugares de saturada discusión. Las corrientes teóricas que las ponen como unidades de análisis se disputan su conocimiento y comprensión, podemos recorrer toda una historia en el desarrollo y desplazamientos conceptuales en lo que respecta a la dilucidación de estas entidades referenciales. Por eso, lo que importa ahora es saber desde donde nombramos el Estado y la sociedad para de este modo reconocer los recortes de realidad y las estrategias teóricas desplegadas en este acto de hablar, en esta acción conceptual. Pero, sobre todo, saber cómo concebimos esos ámbitos de relaciones que llamamos Estado y sociedad, para reconocer ese ámbito de relaciones, de prácticas, de normas, de leyes, de procedimientos, de instituciones que llamamos Estado, para comprender ese ámbito de relaciones, de prácticas, de estructuras, de organizaciones, de movimientos, de movilizaciones, de luchas que llamamos sociedad.

¿Cuál es la relación entre Estado y sociedad? Para responder a esta pregunta debemos situarnos en el contexto histórico de la modernidad, cuando hablamos de Estado lo hacemos desde la perspectiva del Estado-nación, y cuando hablamos de sociedad lo hacemos refiriéndonos a formaciones históricas atravesadas por relaciones de producción, comercialización y consumo capitalistas. Se trata de formaciones históricas involucradas con el mercado, con el mercado capitalista, apreciado tanto en su forma interna como externa, mercado interno y mercado externo. Sociedades involucradas, insertas en el mercado internacional, afectadas entonces por sus contingencias, sociedades organizadas en respuesta y adecuación a la expansión del capitalismo, de las lógicas del capitalismo, pero también y obviamente a la lógica de valorización del capital. No podríamos entender estas sociedades sin comprender a su vez el desarrollo mundial, regional y local del capitalismo, aunque este haya tenido resistencias y las tenga todavía, aunque podamos entrever posibilidades de alternativas al capitalismo. Lo que decimos es que el capitalismo se ha expandido por todo el mundo y ha conformado el mundo mismo, formando una economía-mundo capitalista y conformando un sistema-mundo capitalista[1]. Desde esta perspectiva, no nos negamos evaluar y dilucidar las singularidades, los particularismos locales, las formaciones abigarradas, sino que lo hacemos y entendemos esta tarea posible a partir de la intengibilidad de la acumulación originaria y ampliada del capitalismo, de sus ciclos, de sus crisis y de su ineludible cobertura mundial. No se puede soslayar este acontecimiento de escala mundial, eludirlo sería no entender los mismos particularismos, localismos, regionalismos y abigarramientos, quedándonos tan solo con la expresión exacerbada de las heterogeneidades perdidas en su propio laberinto. Hay que colocarse evidentemente en la perspectiva del pluralismo histórico, de la diversidad y diferencia de los procesos socioeconómicos y socioculturales, pero hay que hacerlo teniendo en cuenta la transversal histórica de la economía-mundo capitalista. Esto nos permite situarnos en el lugar, el espacio-tiempo históricos, desde el cuál nombramos, pero también en el cual nos encontramos, para entender lo que hemos llegado a ser en el momento presente (Michel Foucault).

Estado y sociedad en Bolivia

Las naciones no son otra cosa que mitos en el sentido que son creaciones sociales, y los estados desempeñan una función central en su construcción. El proceso de creación de una nación incluye el establecimiento (en gran medida, una invención) de una historia, una larga cronología y un presunto grupo de características definitorias (incluso cuando grandes segmentos de la población incluida no comparten dichas características)[2].

La República de Bolívar nace de una conjunción y combinación de factores hasta compulsivos y contradictorios. Por una parte podemos hablar de la genealogía de sus propias guerras, es decir las guerras que atraviesan, afectan, adecuan, se instalan en los territorios que van a circunscribirse sucesivamente en lo que va a ser el Qullasuyu, la Audiencia de Charcas y la República de Bolivia. Estas guerras son acontecimientos que suscitan, se producen y pasan para desaparecer, no del todo, empero quedando en la memoria de las generaciones venideras. Podemos hablar de la guerra de conquista a medidos del siglo XVI y de su consecuente guerra anticolonial durante los últimos años del siglo XVIII, de la guerra en Potosí entre vicuñas y vascongados durante 1626, la guerra de guerrilla durante el siglo XIX, acompañada de la llegada de la guerra de independencia al Alto Perú, las incursiones de los ejércitos independentistas argentinos, las asonadas y levantamientos durante la colonia, pero también los amotinamientos y cambios de bando. Marie-DanielleDemélas reconoce una cultura guerrera en América, dice que existían tres formas de combate: La utilización de los métodos de la guerra en pequeña escala, la cultura miliciana y la experiencia de las guerras indias[3].

Después podemos hablar del desarrollo de la economía minera[4], preponderantemente durante la colonia, particularmente en lo que tiene que ver con la irradiación del entorno potosino durante los siglos XVII y XVIII. Este desarrollo y esta irradiación pueden asociarse con el ciclo de la economía de la plata, directamente vinculada a los ciclos del capitalismo genovés (siglos XV-XVII), del capitalismo holandés (siglos XVI-XVIII) y del capitalismo británico (siglos XVIII-XX)[5]. Este recorte si bien privilegia la preponderancia de la economía minera, no obvia las otras formas de organización económicas, particularmente las agrícolas, destinadas a comercializar con alimentos para las poblaciones de las ciudades y los centros mineros. En este caso, sobresale la economía de las haciendas de los valles, fuertemente vinculada al comercio con los centros mineros, empero el mercado de alimentos y otros bienes también se extiende al Oriente, esta es la situación que podemos apreciar en lo que respecta la vinculación contingente de la economía de las haciendas de los llanos, de la Amozonia y el Chaco con la economía minera. No podemos dejar de mencionar la persistente economía de las comunidades indígenas, que forma parte de alternativas formas de reproducción, enlazada a otros circuitos simbólicos, de reciprocidad y complementariedad. En todo este espaciamiento rudimentario del mercado interno, la producción artesanal y la incipiente producción manufacturera encuentra su sitio. Todo este panorama mercantil no termina de dibujarse si es que no mencionamos un eje paralelo a la economía minera que tiene que ver con los recorridos de la coca[6].

Así mismo podemos hablar de la jurisdicción de la Audiencia de Charcas y de una cierta continuidad administrativa, tanto política como religiosa, que duró desde su pertenencia al Virreinato del Perú hasta su pertenencia al Virreinato de La Plata, incluso prácticamente permaneció en la geografía política de la flamante República.

El diagrama de poder colonial

¿Cómo retomar la historia, sobre todo la historia de la modernidad, desde otra perspectiva, que no sea la de la supuesta universalidad eurocéntrica? Buscamos otra perspectiva, la de las sociedades que fueron colonizadas. Este es un problema que ha sido retomado por los intelectuales que se colocan en una perspectiva descolonizadora. Habría que hacer una historia al respecto. En este decurso tenemos las investigaciones de AnibalQujano, quien trabaja sobre la colonialidad del poder. Podemos citar los trabajos de Enrique Dussel, quien plantea la construcción de una mirada integral desde las víctimas, es decir, los colonizados. En esta perspectiva también se encuentran los trabajos de Boaventura de Sousa Santos, quien se plantea pensar desde el sur, en contraposición con el norte hegemónico y dominante. No lejos de ellos se hallan las formulaciones de un pensamiento propio por parte de Hugo Zemelman Merino. En Bolivia la irrupción de un pensamiento descolonizador es abierto por Fausto Reinaga, quien deconstruye la historia desde la perspectiva de la revolución india. Esta problemática es retomada por Silvia Rivera Cusicanqui con sus estudios sobre los movimientos indígenas a partir de la recuperación de la memoria larga. La lista evidentemente puede ser másamplia, identificando corrientes, si podemos hablar así, la corriente de los subalternos, en la que sobresalen las investigaciones de ParthaChatterjee y de GayatriChakravortySpivak, de los estudios postcoloniales, de la filosofía de la transmodernidad, de la epistemología crítica o crítica de la epistemología, de la sociohistoria indígena. Incluso podemos abrirnos hacia atrás y hacia adelante, podemos rastrear las huellas de un marxismo propio cuando Carlos Mariátegui se plantea sus tesis sobre la realidad peruana, buscando hacer inteligible la formación económico social peruana. Del mismo modo podemos encontrar en la crítica de la economía política periférica, en la crítica de las relaciones de poder y en los análisis de los movimientos sociales desplegados por comuna el desarrollo de una perspectiva descolonizadora[7]. Debemos hacer entonces una arqueología de los discursos sobre descolonización, sobre las narrativas de la colonización y colonialidad, encontrar los sedimentos y estratificaciones de estos discursos, sus formas de actualización, su haz de relaciones, la configuración de sus enunciados. Esta es una tarea que hemos de emprender, empero por de pronto, vamos a situar la problemática de la colonialidad dibujada históricamente por los ciclos del colonialismo.

Los ciclos del colonialismo

Hablamos de los ciclos del colonialismo porque consideramos que estos ciclos, de alguna manera han seguido los ciclos del capitalismo. No son exactamente lo mismo, empero el colonialismo ha acompañado a la expansión y a la acumulación del capitalismo. Concretamente la irrupción del colonialismo a escala mundial tiene inmediatamente que ver con la acumulación originaria del capital a escala mundial y con el nacimiento de la modernidad. Si se quiere con el nacimiento de la economía-mundo capitalista, sugerida por Immanuel Wallerstein. El colonialismo es la forma mundial de dominación desatada por las formas hegemónicas del capitalismo, formas desplegadas sucesivamente durante los distintos ciclos del capitalismo. Empero las estructuras de dominación colonial no son los mismo que las estructuras de la acumulación capitalista, las relaciones de poder no son lo mismo que las relaciones de produccióncapitalista, ambos ámbitos se imbrican y se complementan de una manera morbosa. Aníbal Quijano dice:

La colonialidad es uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial/étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia social cotidiana y a escala societal[8].

Aníbal Quijano asocia culturalmente e intersubjetivamente la colonialidad con la modernidad, se trata de un patrón de dominación que se corresponde con los modelos de acumulación. La diferenciación entre centro y periferia establece la diferencia racial de la explotación de la fuerza de trabajo a escala mundial, distinguiendo formas de explotación, combinando y complementando subsunción formal y subsunción real del trabajo al capital[9]. El colonialismo y, por lo tanto, la colonización constituyen una realidad mundial, la colonialidad, que es la forma de hegemonía cultural de la modernidad y la forma de dominación capitalista. Aníbal Quijano dice que:

En el curso del despliegue de esas características del poder actual, se fueron configurando las nuevas identidades societales de la colonialidad, indios, negros, aceitunados, amarillos, blancos, mestizosy las geoculturales del colonialismo, como América, Africa, Lejano Oriente, Cercano Oriente(ambasúltimas Asia, más tarde), Occidente o Europa(Europa Occidental después). Y las relaciones intersubjetivas correspondientes, en las cuales se fueron fundiendo las experiencias del colonialismo y de la colonialidad con las necesidadesdel capitalismo, se fueron configurando como un nuevo universo de relaciones intersubjetivas de dominación bajo hegemonía eurocentrada. Ese específico universo es el que será después denominado como la modernidad[10].

Comprendamos entonces la experiencia del colonialismo y colonialidad, entendiendo por colonialismo la práctica imperial de ocupación de tierras, sometimiento de las poblaciones, decodificación cultural, fragmentación de las sociedades, ocultamiento y desaparición de las instituciones propias, diseminación de las lenguas autóctonas, inscripción de la historia política de la dominación en la superficie de los cuerpos, induciendo conductas y comportamientos de sometimiento, de domesticación, de disciplinamiento, de control y de seguridad, sucesivamente. Comprendiendo por colonialidad la configuración de las identidades societales y la plasmación de la clasificación racial, conformándose entonces una realidad histórico-cultural diferencial a escala planetaria y al interior de los países. Las identidades societales y las clasificaciones raciales van adquirir distintas tonalidades y matices, dependiendo del lugar y el contexto de referencia, pero lo importante de esta distinción y clasificación estriba en las políticas de etnicidad[11] y formas de gubernamentalidad[12] que se van a implementar en las sociedades poscoloniales, en los Estado-nación de la periferia de la economía-mundo capitalista. La colonialidad también puede interpretarse como el lado oscuro de la modernidad, así también como el lado heterogéneo de la modernidad, que se pretende universal y basada en principios universalistas. La declaración de los derechos humanos, pero también la experiencia vertiginosa cuando todo lo solido se desvanece en el aire[13], cuando se disuelven las formas de comunidadprecapitalistas, cuando se diseminan los valores y las instituciones premodernas, produciéndose en este caosmosis el átomo del individuo, que entra de lleno al tiempo de la perpetua transformación constante. La modernidad como cultura planetaria del capitalismo mundial. Pero ocurre que esta modernidad se expande y desarrolla acompañada por formas violentas de dominación, formas que despojan de sus tierras a poblaciones enteras, de sus recursos, de sus formas de vida, de su energía vital y de sus saberes, ocupando sus territorios, yuxtaponiendo formas de socialidad a las redes de relaciones comunitarias ya existentes, cartografiando territorios y marcando cuerpos, de tal forma que se da lugar la colonización de los mismos, usándolos como recursos explotables, diferenciando centro de poder y de acumulación de periferia sometida y de extracción, racializando a las poblaciones, convirtiéndolas en objetos del ejercicio de la biopolítica. Ahora bien, estos territorios, estos cuerpos, con sus formas comunitarias de relacionarse, con sus formas intersubjetivas propias de comunicarse, con sus maneras de politizar sus demandas, se convierten con el tiempo en resistencias a la modernidad y al capitalismo, ofreciéndose como ofrenda y sacrificio, diseñando alternativas. Podríamos denominar a la modernidad como una forma aparente y a la colonialidad como su forma efectiva, forma aparente cultural, política y jurídica, por un lado, y forma efectiva subordinaciones culturales, de dominaciones polimorfas que obstruyen las democratizaciones, de ejercicios jurídicos discriminadores. Empero esta contradicción entre la forma aparente y la forma efectiva da lugar a culturas proliferantes, actualizadas y emergentes, a politizaciones de campos no institucionalizados, a replanteos de derechos colectivos que atraviesan los formalismos jurídicos, a la circulación de saberes que se oponen a la ciencia universal y a la filosofía absoluta.

Etnicidad, nación y clase

Las sociedades poscoloniales plantean varios problemas en lo que respecta a su comprensión y elucidación, uno de estos es el que tiene que ver con la relación entre etnia, clase y nación. Podemos complicar un poco más aún esta situación si introducimos también el tema del Estado. La distinción entre Estado y nación es importante, así como lo es la diferencia entre etnia y clase. Aunque la formación de los Estado-nación absorbe la nación al Estado, esto no quiere decir que la nación es lo mismo que el Estado. La formación del Estado, si podemos hablar así, tiene que ver con las múltiples gubernamentalidades que son articuladas en forma de agenciamientos, engranajes, máquinas políticas que se distribuyen en forma de mapas institucionales[14]. La estatalización de las territorialidades, de los agenciamientos concretos y relaciones de poder locales, es decir, su apropiación, desarticulación y transformación a gran escala forma parte del proceso de conformación del Estado. La institución del Estado pasa por la unificación de las formas de gobierno y los mecanismos de poder, termina ejerciendo su jurisdicción a la escala de lo que va ser la nación, incorpora de modo transversal la legislación y normativa jurídica que permite la reglamentación del ejercicio de las prácticas institucionalizadas. Podemos hablar desde esta perspectiva de la triangulación concomitante entre Estado, derecho y nación. Ahora bien, podemos considerar a la nación como lo sugiere Immanuel Wallerstein, como que las naciones no son otra cosa que mitos, en el sentido que son creaciones sociales, y los estados desempeñan una función central en su construcción[15]. Desde esta perspectiva, los estados habrían creado las naciones, las naciones formarían parte de los procesos de estatalización, pero en este caso se trataría de la estatalización de los imaginarios. Sin embargo, esta comprensión de Immanuel Wallerstein supone la construcción, la supeditación y la articulación plena de la nación al Estado. ¿No hay nación antes del Estado? Podemos ampliar los horizontes históricos de la problemática introduciendo un campo de posibilidades mayor, logrando así una comprensión más abierta de las formas de identidades colectivas, por ejemplo podemos introducir el tópico de la luchas de liberación nacional, así mismo podemos introducir en el análisis a las concepciones de nación emergentes, por ejemplo, las relativas a los imaginarios colectivos de pueblos indígenas. Es indispensable considerar los imaginarios colectivos de las resistencias a la colonialdad y a la modernidad, entendidos como actos de descolonización. Desde esta perspectiva, no se tiene en cuenta la arqueología del término nación, que en principio alude a una relación de sangre, la nación concebida en el sentido de consanguineidad. Desde esta otra faceta habría una construcción de imaginarios nacionales antes del Estado, a partir de otras condiciones de posibilidad históricas, de otros espacios de intersubjetividad. Aunque podemos circunscribir el análisis de Immanuel Wallerstein a la crítica de la nación en los límites del espacio abierto por el Estado-nación, requerimos de una mirada más inclusiva de las otras formas de nación, para esto solicitamos separar la concepción de nación de la concepción de Estado, esto nos puede llevar a pensar una forma política más allá del Estado, pensar, por ejemplo, las posibilidades alterativas del Estado plurinacional, pensar una forma política que no necesariamente tenga que llamarse Estado, empero comprenda la condición plurinacional. Entre estas variantes, incluso pensar el Estado plurinacional desde una perspectiva no moderna del Estado, como una forma política que sea instrumento de la sociedad, una forma política que se corresponda con las sociedades autogestionarias y autodeterminantes. En este sentido, estamos sugiriendo la hipótesis de pensar la nación como imaginario social, pero también como ámbito de reconocimiento, como forma de difusa institución cultural que adquiere características de contrapoder, de contracultura hegemónica y también como espacio dinámico intersubjetivo descolonizador. Bajo esta consideración es aleccionador lo que establecen el primer y el segundo artículo de la Constitución Política del Estado de Bolivia. El primer artículo define el modelo de Estado como unitario social de derecho plurinacional comunitario con descentralización administrativa política y autonomías[16], en tanto que el segundo artículo plantea el reconocimiento de la preexistencia colonial de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, por lo tanto el reconocimiento de su derecho al autogobierno, a la libre determinación, a sus instituciones propias, lengua, normas y procedimientoscaracterísticos, cosmovisión y gestión propias, reconocimiento de la autonomía y de la consolidación de sus entidades territoriales[17]. En este caso hablamos de nación más en el sentido cultural, incluso en el sentido territorial, como es el caso de los suyus, naciones-territorios de las sociedades andinas, conformaciones complejas, basadas en los ayllus, comunidades duales, asentadas en distintos pisos ecológicos y markas, pueblos que comprenden a conjuntos de ayllus. El sentido de naciones y pueblos indígenas originarios se abre a una pluralidad de configuraciones de nación, a distintas acepciones colectivas históricas culturales.

De acuerdo a Immanuel Wallerstein las categorías de raza, nación y clase se corresponden con cada uno de los rasgos estructurales básicos de la economía-mundo capitalista:

El concepto de "raza" está relacionado con la división axial del trabajo en la economía-mundo; es decir, la antinomia centro-periferia. El concepto "nación" está relacionado con la superestructura política de este sistema histórico, con los Estados soberanos que constituyen el sistema interestatal y se deriva en él. El concepto de "grupo étnico" está relacionado con la creación de las estructuras familiares que permiten que buena parte de la fuerza de trabajo se mantenga al margen de la estructura salarial en la acumulación de capital. Ninguno de los tres términos está relacionado directamente con el concepto de clase y por ello porque "clase" y "pueblo" se definen ortogonalmente, lo cual constituye una de las contradicciones de este sistema histórico[18].

Se puede deducir de esta cita que no sólo las categorías de raza, nación y clase forman parte de los rasgos estructurales básicos de la economía-mundo capitalista, sino también la categoría de etnia, así como el mismo concepto de Estado, como vimos más arriba. Toda la composición social y política es leída a partir de subsunción formal y real del trabajo al capital, como dispositivos histórico sociales de los procesos de subsunción del trabajo al capital. En otras palabras, el capitalismo hace inteligible a las sociedades, a los estados, a las formaciones económicas sociales y a toda la compleja composición histórica cultural de los sistemas-mundo. Todo esto parece contrastarse positivamente con la expansión global, dominio y hegemonía contemporánea del capitalismo. Pero, ¿fue siempre así, durante los largos ciclos del capitalismo? ¿Qué pasaba en los lugares donde no había llegado todavía el capitalismo en su proceso de expansión, sobre todo al principio, durante los primeros ciclos del capitalismo? ¿Qué pasaba antes del capitalismo? ¿Estas otras formaciones sociales son incognoscibles? Siguiendo esta lógica, volviendo al presente, ¿cómo explicar e interpretar los saberes, las prácticas, las formas, los movimientos de resistencia al capitalismo, a la modernidad y a la herencia colonial, sus modos de nombrarse, de construir sus imaginarios, de nombrarse y representarse? ¿No dejan de ser disfuncionales al capitalismo? Y por lo tanto, no pueden entenderse como formas desbordantes al modo de producción capitalista. Estas preguntas nos plantean una duda, ¿la teoría de la economía-mundo capitalista, el análisis de los sistemas-mundo, abarcan la totalidad del mundo o hay una parte del mundo que escapa a su mirada?

En primer lugar, qué estamos entendiendo por mundo. Desde una perspectiva filosófica Eugenio Trías habla de mundos: Mundo teorético referido al orden de los sucesos (el cerco), mundo moral explícito en la proposición ético-metafísico (el acceso), mundo estético referido al modo simbólico de exposición de la obra de arte y mundo histórico moderno explicitado en el juicio o proposición que determina finalísticamente la propia modernidad (el despliegue)[19]. Desde una perspectiva positivista y lógica Ludwig Wittgeinstein se refiere al mundo como totalidad de todos los hechos. ¿Hablamos de un horizonte de visibilidad? ¿Hablamos de un horizonte de sentidos? George Bataille habla de mundo como un horizonte de sentido. También se puede hablar de un horizonte de visibilidad, por eso se dice que el mundo es mundo desde el descubrimiento de Américo. Con esta expresión nos referimos al horizonte abierto por la modernidad. Volviendo al alcance de la economía-mundo capitalista y del sistema-mundo, Immanuel Wallerstein se refiere a la totalidad de las sociedades, Estados, naciones, es decir, formaciones-económico sociales concretas atravesadas por las relaciones de producción capitalistas, articuladas por las lógicas de acumulación del capital, en los distintos ciclos del capitalismo, es decir, se trata de una dimensión temporal y espacial. Temporalmente hablamos de la historia del capitalismo, historia que comprende las transformaciones habidas en la economía-mundo capitalista, espacialmente hablamos del planeta tierra. Aparentemente este mundo abarca todo, esto quiere decir que todo estaría comprometido en el proceso de acumulación de capital. Nada escaparía a esta lógica de valorización dineraria, a sus redes de relaciones, a sus estructuraciones sociales, a sus composiciones económicas, a sus formaciones políticas, a sus decodificaciones culturales, a su producción de necesidades, a su compulsivo consumismo, a sus prácticas competitivas y obviamente al universo complejo y múltiple del mercado, con sus contradictorias formaciones monopólicas. ¿Hay algo que dentro de este mundo no sea tomado en cuenta? Podríamos preguntar de manera paradójica: ¿Hay una afuera de este adentro? Que siendo coherentes, tendría que ser llamado hueco. ¿Habría huecos en este mundo que escaparían al control del capital, a la hegemonía en el ciclo del capitalismo en cuestión, al dominio mundial de la forma política imperial? ¿Esto significaría la presencia oculta, velada u opaca de formas o proyectos alternativos civilizatorios y culturales? ¿Podemos encontrar esta posibilidad en las resistencias al despliegue, la circulación y acumulación del capital, en los movimientos antisistémicos? Esta cuestión va a ser también tema del presente análisis.

Estado, sociedad y comunidad

El Estado no se desprende de la sociedad como en un acuerdo, pacto o contrato social, el Estado se constituye en esa diferenciación entre Estado y sociedad civil, sobre la base de una sociedad atomizada en individuos, reconociéndoles sus derechos individuales y su ciudadanía, aunque paradójicamente esta ciudadanía no cubra a todos. Se hace una abstracción en la formación de los estados y sociedades liberales, se hace como si el resto no existiera, mujeres y comunidades. Las comunidades son como la matriz anterior, el preludio de la sociedad y el Estado. La comunidad comprende formas de socialidad anteriores a las sociedades mismas. Las comunidades se conformaron sobre la base de las redes de relaciones de parentesco, las alianzas familiares, territorialidades, intersubjetividades afectivas, identidades colectivas, configuraciones culturales. Las comunidades ancestrales se constituyen imaginariamente en el acto mismo del sacrificio, esta vinculación con la muerte los arrastra fuera de los límites mismos de la vida, al más allá, a elucubrar su relación con lo sagrado y a descubrir lo sagrado en las fuerzas inmanentes de la vida[20]. Esta es una constitución cultural, simbólica, ceremonial, con la elocuencia de los ritos, de la comunidad ancestral. Para no hablar de los orígenes de la comunidad sino del nacimiento de la comunidad. Se trata de una discusión con la historia, por lo tanto mito, acerca de los orígenes de la comunidad; se puede hablar de nacimientos plurales, diferenciales, localizados de las comunidades.

Desde esta perspectiva, de las historias efectivas de las comunidades, se trata de hacer genealogías de las comunidades. Estos nacimientos tienen que ver primordialmente, probablemente, con la caza y recolección, hablamos de las comunidades itinerantes, que se confunden, de manera inmediata, con sus propias estructuras de parentesco. La arqueología puede enseñarnos mucho de estos nacimientos proliferantes. Tiempos después, cuando las comunidades domestican las plantas y aprenden a manejar sus genomas, cuando desarrollan la agricultura, la llamada revolución verde, las comunidades establecen alianzas familiares y territoriales, conformando grandes comunidades o formas expansivas de sociedades territoralizadas. Es probable que las comunidades mismas se hayan reestructurado y transformado, recodificando y revalorando sus relaciones y prácticas, sobrecodificando sus propiossímbolos, ampliando los alcances de las jerarquías y el prestigio, estratificando el campo comunitario. Esta ampliación y reestructuración de las comunidades no las hace desaparecer, más bien las consolida como formas perenes que sostienen el decurso de las sociedades mismas, pero también de las formas de poder que se conforman y despliegan. Las comunidades han sostenido a grandes formaciones sociales y complejas conformaciones de poder, han sostenido a señoríos, a Tiwanaku, alianza entre pueblos, y al Tawantinsuyu, alianza territorial, incluso fueron el sostén en los primeros años de la República, a través del tributo indígena. Podemos discutir si hoy siguen siéndolo, a pesar de la injerencia e irradiación del capitalismo, a través de los enclaves de explotación minera, la economía de la plata y la economía del estaño, y a través también de las extensiones, transfiguraciones y simbiosis del mercado, incluyendo prioritariamente el mercado de la coca. Esta discusión podemos extenderla a lo que hoy llamaríamos economía de los hidrocarburos, en vinculación con el ciclo del capitalismo norteamericano, su hegemonía, dominación y declive.

En muchos escritos he sostenido que las formas de comunidad siguen siendo la matriz y el sostén del Estado-nación, del Estado y la sociedad, de la formación económica social boliviana articulada al mercado mundial y la economía-mundo capitalista. La explicación de los salarios bajos se da por el entorno de las comunidades campesinas, por el vínculo con estas comunidades por parte de los mineros, que supuestamente habrían perdido sus medios de producción, instrumentos de trabajo y tierra, por su vinculación con los entornos familiares, que son como pequeñas comunidades en relación con otras formas comunitarias subsistentes y actualizadas. La explotación de los recursos naturales por parte de las empresas trasnacionales en la periferia del mundo capitalista, se lo hace no solo ocasionando la proletarización de la población autóctona, sino a través de la redituación perversa de las formas comunitarias, que donan fuerza de trabajo de manera permanente o intermitente y sostienen multifomemente la reproducción social. En estas condiciones se combinan formas de subsunción formal, de subsunción real y, si se puede hablar así, de subsunción virtual, del trabajo al capital. La comunidad entonces retorna, se actualiza, transfigurándose, durante los ciclos más avanzados del capitalismo.

El Estado-nación habría nacido así, sobre la base de la diferenciación entre Estado y sociedad civil en Bolivia, diferenciación efectuada a través de la conformación de la representación, que vincula a la sociedad civil con el Estado, mediante el ejercicio del voto, que a su vez se basa en el reconocimiento de la ciudadanía a criollos y mestizos, hombres ilustrados, propietarios privados, hacendados, y un entono de sectores medios de artesanos. Estaban excluidos de la ciudadanía, por lo tanto de los derechos civiles y políticos, indígenas y mujeres. Una república de minorías sobre los hombros de la mayoría indígena. Como se puede ver el Estado-nación era una comunidad imaginada[21] en el imaginario de los criollos, por eso mismo una ficción no compartida por los otros imaginarios, los imaginarios indígenas y los imaginarios femeninos. Una legitimidad circunscrita a los criollos y mestizos no es una legitimidad adecuada y requerida por el conjunto de la población que habita la extensión geográfica de la República. Se trata de una legitimidad restringida, del ejercicio del voto restringido, por lo tanto de un ámbito de representación estrecho, así mismo podemos pensar en un mapa institucional liberal angosto. ¿Cómo pudo haberse erigido una República en estas condiciones tan circunscritas, de una modernidad tan incipiente, con la mayoría de la población en la sombra? La respuesta no se encuentra en el alcance poco propenso de la modernidad, en el tamaño exiguo de la práctica política, sino en los ámbitos de las relaciones de poder de carácter colonial. En realidad estos hombres políticos no eran individuos modernos sino patrones, hacendados, gamonales, que además de monopolizar tierras y propiedades mineras, controlaban a las poblaciones indígenas, dentro de sus haciendas y bajo la cobertura de las relaciones de servidumbre y subordinación. Las verdaderas relaciones de poder que sostenían la forma aparente del Estado-nación corresponden a los ámbitos de despliegue del diagrama de fuerzas colonial. Entiéndase que este no es un reclamo de modernidad, sino una apreciación de las formas efectivas de modernidad en la periferia de mundo capitalista. ¿Cuánto de estas paradojas y formas aparentes se dan en el centro del mundo capitalista? Es posible que esto también ocurra, aunque con otras características, sin embargo, debemos entender que en este centro hegemónico y de dominación se han desarrollado de manera extensa y ejercido de manera más minuciosa las estrategias de disciplinamiento, diagramas de poder disciplinarios que constituyen al hombre moderno, a partir de procedimientos de domesticación y manipulación fragmentaria y detalladla del cuerpo. ¿Qué clase de internalizaciones, de perfil, de conjunción de fuerzas, de subjetividad se formó en estas tierras atravesadas por estrategias de colonización y simultáneamente ocupadas por resistencias comunitarias? ¿Hombres semimodernos perversamente deformados? ¿Hombres intermediarios, fronterizos? ¿Semiburguesesintermediariaros entre los dos espacios de la economía-mundo capitalista, centro y periferia, ricos y mediadores en el proceso de acumulación, por lo tanto patrones como burgueses? La modernidad se habría dado de la única manera que podía darse, como mezcla, entrelazamiento, abigarramiento dramático, en un perfil subjetivo atormentado y desdichado. Las formaciones aparentes, el Estado-nación aparente, deriva en una República ilusoria, en contraste con formaciones históricas complejas, que develan que las cosas, las relaciones sociales, las instituciones se dan en tiempo heterogéneo[22].

La nación en tiempo heterogéneo

¿Qué es la nación? ¿Un sentimiento compartido? ¿La patria liberada? ¿La comunidad imaginada? Si es así, que nación se imaginaban los guerrilleros de la independencia? La guerrilla de los valles sólo esporádicamente controlaba la geografía de los escenarios de una guerra intermitente por la independencia de la patria, término usado en el diario de José Santos Vargas. Dependían de las incursiones del ejército de Buenos Aires, así como también de su ausencia, pues cobraban autonomía de acción en prologados lapsos de tiempo. Los guerrilleros acosaron al ejército realista, pero también eran acosados por ellos y perseguidos, hacían los que podían para sobrevivir, movilizaban pequeños contingentes de tropas y tenían mandos dispersos en los caudillos, quienes no terminaban ponerse de acurdo por la conducción de la guerra de guerrillas. Contaban a veces con el apoyo de comunidades, por lo tanto, a veces crecían sus fuerzas con el apoyo indígena, pero la mayor parte del tiempo sus desplazamientos de maniobra corta y con pequeños contingentes. Los nombres de los guerrilleros se volvieron famosos en las listas del ejército realista, el mismo que buscaba acabar con ellos fulminantemente y quebrar sus redes de comunicación. No lo pudo hacer, tampoco venció la guerra de guerrillas. Sin embargo la huella de esta guerra quedo marcada en estos territorios de los valles de la Audiencia de Charcas. Tuvieron alguna relación esporádica con el gaucho Güemes, líder gerrillero del norte argentino, encargado por Buenos Aires de cuidar la frontera, pero al final de cuentas dependieron de sus propias fuerzas y de su convocatoria. ¿Cuál era la nación por la que peleaban los guerrilleros, pero no pudo ser? Porque la nación que se impuso fue la que dejó el ejercito independentista en negociación con la oligarquía charqueña y los doctorcitos de Sucre. Una república acordada después de las hostilidades, pues el proyecto de Bolívar, de una Patria grande, no pudo materializarse, debido a la oposición de las oligarquías regionales, que prefirieron garantizar sus privilegios de hacendados y propietarios mineros. El proyecto de Bolívar era demasiado grande para ellos, donde podían perderse y perder. Hay analistas que dicen que las condiciones no estaban dadas. Valga a saber si esto es cierto, lo que importa es saber que el ejército independentista no podía cumplir por si solo con la tarea encomendada, requería de la voluntad de los lugareños, que por lo que sabemos iba por otros lados. Las comunidades indígenas no estaban comprometidas con la hazaña, como lo estuvieron en los levantamientos del siglo XVIII. No se tejieron relaciones de confianza entre comunidades y rebeldes criollos. Si hubo participación fue circunstancial, no comprometida, como ocurrió con los levantamientos de TupacAmparu, TupacKatarí, Bartolina Sisa, Tomas Katarí, que buscaban, se puede interpretar así, la reconstitución. No se equivocaron las comunidades, porque lo que ocurrió durante la República fue en contra de ellas, perdieron tierras y autonomía. Pero, volviendo a la pregunta de qué nación se imaginaban los guerrilleros, tendríamos que responder que, probablemente, no era algo distinto a la misma Audiencia de Charcas, pero sin españoles, sin chapetones. En el mejor de los casos, la imagen de la independencia podía extenderse a todo el Virreinato de la Plata, debido a las vinculaciones con el ejército argentino. De todas maneras, esto de la imagen de nación de los guerrilleros de la independencia no es algo fácil de resolver, pero de lo que podemos estar seguros es que no había un proyecto político, tampoco social, menos cultural, de reconstitución.

Hay que entender esta insurgencia en el contexto de la crisis del sistema colonia, como parte de sus contradicciones inherentes, del declive y decadencia del imperio español. Desde lejos se puede decir que el imperio español, es Estado territorial y extraterritorial, comprendiendo a las colonias, ya no era funcional al nuevo ciclo del capitalismo, quedó obsoleto ante los requerimientos de las formas de acumulación de capital, con sus consecuentes expansiones y transformaciones. Concretamente, quedó obsoleto después de la revolución industrial que se produjo en Gran Bretaña. El nuevo capitalismo corría a la velocidad de las máquinas de vapor y el ferrocarril, la maquinaria industrial transformó las temporalidades de la producción y la circulación. Aunque parezca paradójico, los nuevos movimientos independentistas, con sus proyectos de liberación nacional, de conformación de repúblicas, con pretensiones de modernización y sueños de modernidad, terminaron siendo funcionales al ciclo del capitalismo británico. Esta quizás fue la razón y la condición histórica por la que los movimientos independentistas del siglo XIX prosperaron y terminaron materializando sus proyectos nacionales. En cambio, los levantamientos indígenas del siglo XVIII fracasaron, no lograron viabilizar sus proyectos de liberación y reconstitución. Sin embargo, estefrustración, viendo el largo tiempo, la larga duración, viendo desde las perspectivas de las estructuras de larga duración, fue convertida en memoria e irradiación histórica, con las recurrentes actualizaciones de la guerra anticolonial inconclusa. Para dar algunos ejemplos, de este modo podemos leer e interpretar la guerra aymara en la guerra federal de 1899, en los recurrentes levantamientos que aparecen insistentemente después de la derrota de Tupac Amaru y Tupac Katari, atraviesan lo que quedaba del siglo XVIII y recorren el siglo XIX, para continuar localmente con los levantamientos durante el siglo XX. Por este lapso se encuentra los levantamiento de las comunidades de Jesús de Machaca, durante los primeros años de la década del veinte. Podemos situar resistencias hasta la guerra del Chaco y después de esta guerra, hasta la revolución de 1952 y después de esta revolución. Un levantamiento campesino, que se hizo famoso, es el relativo a la movilización de los campesinos del valle en 1974, que termino en la conocida masacre del valle, pero también derivó en la ruptura del pacto militar campesino y el nacimiento del movimiento katarista, que, retomando la memoria larga, desarrollo un proyecto político cultural de reconstitución del Qullasuyu. Sin embargo, lo más sintomático, de estas actualizaciones de antiguas luchas, concurre durante las movilizaciones sociales del 2000 al 2005, donde reaparece con fuerza la forma y las estructuras de la rebelión indígena, la alianza guerrera de los ayllus y comunidades, la reterritorialización de facto de los espacios ancestrales, ahora emergentes y sostén de la subversión indígena.

A modo de hipótesis, podemos hablar de dos estructuras de larga duración que atraviesan los periodos coloniales y republicanos. La primera y fundamental, la estructura de la rebelión indígena, constituida, en los levantamiento anticoloniales del siglo XVIII, ligada a un proyecto de reconstitución civilizatorio-cultural y antimoderno; la segunda, la estructura de la insubordinación criollo-mestiza, conformada durante los movimientos independentistas, de la guerra de guerrillas y la guerra de la independencia, ligada a un proyecto nacional y moderno. Ambas estructuraciones han tenido una trayectoria casi paralela a lo largo de la historia, hasta encontrarse en los acontecimientos de la guerra del gas, de octubre del 2003. Ambas estructuras y estructuraciones, actualizadas en distintos contextos, con sus correspondientes transformaciones, condicionan los procesos histórico-políticos, sus periodos y sus coyunturas, acaecidos en las temporalidades de la formación económica social, condicionan las formas efectivas del Estado sociedad concretas, sus complejas relaciones, sus ámbitos públicos, también sus ámbitos civiles, y consecuentemente, sobrepasando los límites de la sociedad civil, la configuración de la sociedad política, como propuesta relacional, alternativa, de politización de la demanda y de la elaboración de proyectos alternativos de los subalternos[23].

El Estado-nación en el contexto de la globalización

Los Estado-nación habría iniciado su genealogía con la conformación de los estados entre el siglo XVII y XVIII en Europa sobre la base de las Monarquías absolutas. A fines del siglo XVIII se conforma la república, como resultado de la revolución política en Norteamérica, con la unificación de los Estados de la Unión, en su forma Federal. Poco después la revolución francesa instaura la república, como resultado de la revolución social, en su forma más bien unitaria, llevando adelante la declaración universal de los derechos del hombre, inscribiendo en el imaginario popular las consignas de libertad, igualdad y fraternidad[24]. Como siguiendo estas declaraciones democráticas ToussaintL´Ouverturedirigió la inaugural contienda triunfante por la emancipación de los esclavos modernos en la colonia francesa de Santo Domingo (Haití). Durante el siglo XIX se constituyen las repúblicas en las llamadas Indias occidentales, como resultado de las guerras de independencia. En el lapso del siglo XX, después de la segunda guerra mundial, las colonias europeas en Asia y África consiguen su independencia. Esta es una brevísima historia de la conformación de los Estado-nación, pero no podríamos tener todo el panorama sino recorremos la historia hasta el presente, cuando los Estado-nación se encuentran cercados y atravesados por una nueva soberanía, la del imperio[25], en el periodo delirante de los discursos apologetas de la globalización, en el ciclo y el declive de la hegemonía estadounidense.

Un concepto indispensable para entender la conformación de los estados es soberanía, que significa primordialmente legitimidad del poder. Esta soberanía es transferida del cuerpo del rey al pueblo por medio de la revolución y las guerras de independencia. En segundo lugar soberanía significa independencia, quiere decir que el Estado-nación actúa en igualdad de condiciones con otros Estado-nación. En tercer lugar significa potestad absoluta sobre sus recursos. En cuarto lugar significa autonomía en cuanto a la capacidad de definir y diseñar sus propias políticas. Todos estos tres últimos significados están íntimamente ligados al primero, que es fundamental, pues en este significado de soberanía como legitimidad radica el secreto de las formas de dominación modernas. Aunque se haya transferido al pueblo la soberanía como referente de la legitimidad, ésta justifica la mediación en las relaciones de poder. La soberanía faculta la transferencia del poder por delegación a través de la representación, la soberanía justifica el ejercicio del poder a nombre del pueblo.

La soberanía es una palabra recurrente en los discursos democráticos, pero también en los discursos revolucionarios, se lo hace de una manera acrítica, espontánea, como por costmbre, sin tomar en cuenta la polisemia de sus significados, sobre todo uno, el original, en el cual soberanía tiene que ver con la legitimidad del poder. Por eso es importante hacer una especie rápida de arqueología de la soberanía para develar las formas como los discursos encumbren los mecanismos de dominación.

Teoría de la soberanía

Los discursos de soberanía pueden agruparse en aquéllos que suponen la teoría jurídica política, que es precisamente la teoría de la legitimidad del poder. A propósito de esta teoría, Michel Foucault dice que la teoría política de la soberanía se remonta a la edad media; procede de la regeneración del derecho romano; se conformó en torno a la cuestión de la monarquía y del monarca. En este sentido, la teoría de la soberanía ejerció cuatro papeles:

En primer lugar tiene que ver con un dispositivo de poder efectivo que era el de la monarquía feudal. Segundo, sirvió de herramienta y también de apología para la constitución de las grandes monarquías administrativas. En esta secuencia, a partir del siglo XVI y sobre todo del siglo XVII, ya en las circunstancias de las guerras de religión, la teoría de la soberanía fue un aparato que transitó tanto en un campo como en otro, que se esgrimió en un sentido u otro, ya fuera para circunscribir o, al contrario, para robustecer el poder real[26].

En síntesis, la teoría de la soberanía fue la gran arma de la querella política y teórica entorno de las modalidades de poder de los siglos XVI y XVII. En el siguiente siglo (XVIII) volvemos a encontrarla, como versión decimonónica del derecho romano, en Rousseau y sus contemporáneos, esta vez con un cuarto papel: en ese período se trata de edificar, contra las monarquías administrativas, autoritarias y absolutas, un prototipo alternativo, de las democracias parlamentarias[27]. Como se puede ver se puede decir que la teoría de la soberanía transita, durante este tiempo, de la cuestión de las monarquías, de los problemas de legitimidad planteados por el poder absoluto, por el poder real, a la cuestión de la legitimidad del poder en las repúblicas. Ya no se trata de la soberanía del soberano sino de la soberanía del pueblo. En otras palabras, el pueblo es el nuevo soberano. Pero, entonces la figura del pueblo se construye sobre el arquetipo de la unicidad del poder, como un solo cuerpo ungido por la legitimidad popular. Bajo esta figura el pueblo transfiere el poder a sus representantes. Este es el acto supremo de construcción de la representación como mediación del poder. Se podría decir, con cierta aproximación no exenta de equívocos, que, de esta forma, el poder ya no la ejerce el pueblo sino sus representantes. Esto es relativamente cierto, pues, en verdad, nadie deja de ejercer el poder, porque el poder atraviesa a todos, gobernantes y gobernados, como también a dominantes y dominados, todos lo usan, sólo que unos de una determinada manera y otros de otra. Los representantes usan el poder de una manera unificada, como monopolio, en tanto que el pueblo usa el poder de una manera dispersa, fragmentada, en el contexto del tejido de relaciones que componen la sociedad. Se puede decir que los representantes ejercen el poder de forma institucional, de una manera molar, y que el pueblo ejerce el poder de forma espontánea, de manera molecular. Se produce un trastrocamiento, una desmesura, cuando se da lugar la revolución, poniendo en suspenso el mapa institucional y los mecanismos de dominación.

Desarrollando los tópicos de la teoría jurídica política, se puede decir que la teoría de la soberanía está enlazada a una forma de poder que se practica sobre la tierra y sus productos, no tanto sobre los cuerpos y lo que hacen, como ocurre con otras formas de poder, como en el caso del diagrama de poder disciplinario. La teoría de la soberanía atañe al traslado y usurpación, no del tiempo y del trabajo sino de los bienes y la riqueza por parte del poder. La teoría de la soberanía accede transcribir en expresiones jurídicas unos compromisos intermitentes y habituales de preceptos, sin llegar a reglamentar una vigilancia perpetua; es una teoría que faculta fundar el poder alrededor y desde la presencia física del soberano y no de los procedimientos incesantes y durables de vigilancia. La teoría de la soberanía es lo que permite fundar el dominio absoluto del poder; por lo tanto se está lejos del cálculo del poder que establece el balance del mínimo de gastos y el máximo de eficacia[28]. Se puede decir que el diagrama del poder soberano comprende la administración de las cosas y los recursos, en tanto que el diagrama de poder disciplinario trabaja sobre el tiempo de los cuerpos y el detalle de su anatomía, sus movimientos y su dinámica de una manera minuciosa.

Se produce entonces una yuxtaposición entre el diagrama de poder soberano y el diagrama de poder disciplinario, el discurso de la soberanía es usado para encubrir los mecanismos de dominación disciplinarios, en tanto que el discurso relativo al diagrama disciplinario de desarrolla como discurso de las ciencias humanas. Cuando la teoría jurídica política abandona la cuestión de la monarquía para ocuparse de las democracias parlamentarias, la teoría de la soberanía fue, en el siglo XVIII y aún en el XIX, un dispositivo discursivo crítico consistente contra la monarquía y todas las dificultades que podían oponerse al desenvolvimiento de la sociedad disciplinaria. Pero, también, de modo superpuesto, esta teoría y la disposición de un código jurídico ajustado a ella permitieron entrecruzar a los mecanismos de disciplina un sistema de derecho que encubría sus procedimientos, que desvanecía lo que podía haber de dominación y técnicas de dominación en la disciplina. En este contexto, la teoría de la soberanía reconocía a cada uno el ejercicio, a través de la soberanía del Estado, de sus propios derechos soberanos[29]. La soberanía del Estado se convierte en un garante de los derechos individuales, de los derechos civiles y políticos, de los derechos humanos. El Estado, en otras palabras, la constitución, es el marco jurídico de estos derechos. Dicho de otra manera, hay una concomitancia entre el Estado y los ciudadanos.

Es importante entender que la teoría de la soberanía se plantea ineludiblemente fundar un ciclo, el ciclo del sujeto al sujeto (súbdito), exponer cómo un sujeto – entendido como individuo dotado, naturalmente, de derechos, capacidades, facultades, atributos y potencialidades – puede y debe trocarse en sujeto, pero entendido esta ves como unidad sometida en una relación de poder. La soberanía es la teoría que va del sujeto al sujeto, que instaura la relación política del sujeto con el sujeto. En este sentido, la teoría de la soberanía determina, en el comienzo, una multiplicidad de poderes que no lo son en sentido político del término, sino capacidades, posibilidades, potencias, y sólo puede componerlos como tales, en el sentido político, con el requisito de haber conformado en el ínterin, entre las posibilidades y los poderes, una situación de unidad primordial y productora, que es la unidad del poder[30]. El Estado se yergue como monopolio político, pero también como dador político, como asignador político, no sólo como garante sino también como distribuidor, pero también como promotor político.

Como se puede ver, hay una relación constitutiva entre Estado y sociedad, pero también una relación de transferencia entre legitimidad y legalidad. La teoría de la soberanía expone cómo puede erigirse un poder no exactamente según la ley sino según una cierta legitimidad fundamental, más fundamental que todas las leyes; se trata de una especie general de todas las leyes y que puede permitir a éstas funcionar como tales. En otras palabras, la teoría de la soberanía es el ciclo de la legitimidad y la ley. Digamos que, de una u otra manera, la teoría de la soberanía conjetura al sujeto; señala a fundar la unidad esencial del poder y se despliega siempre en el elemento previo de la ley. Triple condicionalidad, por lo tanto: la del sujeto a someter, la de la unidad del poder a fundar y la de la legitimidad a respetar. Triángulo instituyente: sujeto, unidad de poder y ley[31].

[1]Ver de Immanuel WallersteinAnálisis de sistemas-mundo. Una Introducción. México 2006, Siglo XXI. Del mismo autor Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Madrid 2004, Akal.

[2]Immanuel Wallerstein: Análisis de sistemas-mundo. Ob. cit. Pág. 79.

[3] Marie-DanielleDemélas: Nacimiento de la guerra de guerrillas. El diario de José Santos Vargas (1914-1825). La Paz 2007, Plural. Pags. 139-140.

[4]Ver de Roberto Arce AlvarezDesarrollo Económico e histórico de la minería en Bolivia. La Paz 2003, Plural.

[5]Giovanni Arrigí escribe: Pueden identificarse cuatro ciclos sistemáticos de acumulación, cada uno de ellos definidos por una unidad fundamental de la agencia primaria y de la estructura de los procesos de acumulación de capital a escala mundial: un ciclo genovés, que se extendió desde el siglo XV hasta principios del siglo XVII; un ciclo holandés, que duró desde finales del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII; un ciclo británico, que abarcó la segunda mitad del siglo XVIII, todo el siglo XIX y los primeros años del siglo XX, y un ciclo americano, que comenzó a finales del siglo XIX y que ha continuado hasta la fase actual de expansión financiera. Madrid 1999, Akal. Pag. 19.

[6]Ver de Raúl Prada Alcoreza Fragmentos Territoriales. La Paz 1990, Mitos.

[7] Colectivo vinculado a los movimientos sociales de Bolivia, durante las gestas desatadas del 2000 al 2005. Comuna ha publicado varios análisis grupales e individuales de los movimientos sociales y ensayos teóricos políticos.

[8] Aníbal Quijano: Colonialidad del poder y clasificación social. Journal of world-systems research.Festschrift for Immanuel Wallerstein.Volume XI, number 2, summer/fall 2000. Pág. 342.

[9] Revisar de Immanuel Wallerstein y EtienneBalivarRaza, nación y clase. Madrid 1991, Iepala.

[10] Aníbal Quijano, Ob. Cit., págs. 342-343.

[11] Ver de Benedict Anderson Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México 1993, Fondo de Cultura Económica. También de ParthaChatterjee La nación en tiempo heterogéneo. Buenos Aires 2008, Siglo XXI, Clacso.

[12] Revisar de Michel Foucault Seguridad, territorio y población. Buenos Aires 2004, Fondo de Cultura Económica.

[13] Frase de Karl Marx, empero atribuida a Shakespiere.

[14] Revisar de Michel FocaultSeguridad territorio y población. México 2006. Fondo de Cultura Económica.

[15]Immanuel Wallerstein: Análisis de sistemas-mundo. Ob. cit. Pág. 79.

[16]Artículo 1. Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural,descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismopolítico, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país

[17]Artículo 1. Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural,descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismopolítico, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.

[18]Immanuel Wallerstein, EtienneBalivar: Raza, nación y clase. Madrid 1991, Iepala. Pgs. 123-124.

[19]Eugenio Trías: Los límites del mundo. Barcelona 1985. Ariel. Pág. 19.

[20] En Subversiones indígenas de Raúl Prada se hace un análisis de la raíz y el devenir de la comunidad. La Paz 2008, Muela del diablo.

[21] Revisar de Benedict Anderson Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México 1993. Fondo de Cultura Económica.

[22] Revisar de ParthaChatterjeeLa nación en tiempo heterogéneo. Buenos Aires 2008, Siglo XXI, CLACSO.

[23] Revisar de ParthaChaterjeeLa nación en tiempo heterogéneo. Ob. Cit. Particularmente el capítulo La política de los gobernados.

[24] Revisar de Antonio NegriEl Poder Constituyente. Ensayo sobre las alternativas de la modernidad. Madrid 1994, Prodhufi. En el libro se analiza la diferencia entre la revolución política, de la independencia norteamericana, y la revolución social, relativa a la revolución francesa.

[25] Ver de Michael Hardt y Antonio NegriImperio. Buenos Aires 2002, Paidos.

[26] Revisar de Michel Foucault Defender la sociedad. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Pág. 42.

[27] Ibídem. Pág. 43.

[28] Ibídem. Págs. 43-44.

[29] Ibídem. Pág. 44.

[30] Ibídem. Pág. 49.

[31] Ibídem. Pág. 50.