Zoraida Alarcón Ardaya
zoraidalarcon@yahoo.es
La reunión de Obispos en Cochabamba ha marcado la caracterización del momento que vivimos y en el fondo ha descrito las características del tipo de Estado en el que Evo Morales y el MAS quieren convertir a Bolivia. El retrato ciertamente es escalofriante: Bolivia, bajo el gobierno del MAS tiende a convertirse en un Estado delincuencial donde el narcotráfico, la corrupción y el terrorismo son sus componentes fundamentales.
La descomposición en la que ha entrado el proceso es fruto de la confusión total en los lineamientos ideológicos de quienes están en el gobierno. Dicen que buscan el cambio ¿qué ha cambiado? Lo que ha cambiado es que el narcotráfico se ha incrementado mounstrosamente; la corrupción se ha generalizado no solo en el gobierno nacional, sino en las Prefecturas y municipios masistas y el terrorismo con ponchos rojos, satucos, etc, ha culminado con el asesinato a sangre fría de tres extranjeros en un Hotel de Santa Cruz, amen de los linchamientos, justicia comunitaria y avasallamiento de tierras y de propiedades.
¿Donde existe un Estado así? Solo en el Chapare, en efecto, son los cocaleros los que se manejan en esos parámetros: En el Chapare la industria de la cocaina es floresciente; el terrorismo es moneda de curso corriente y la corrupción es norma general de conducta, el irregular alquiler del hotel de propiedad del Zar antidrogas Felipe Cáceres para que funcione la alcaldía de Villa Tunari del Alcalde masista Feliciano Mamani es apenas una muestra.
Pienso que es hora que l@s bolivian@s nos sacudamos de la borrachera indigenista y recuperemos la Patria, no podemos seguir alimentando a un soberbio y ególatra presidente que está destruyendo el país, dividiéndonos, empobreciéndonos y envileciendo a las fuerzas armadas, polícía, corte electoral, contraloría y todo lo que toca.
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