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La correlación de fuerzas
El proyecto de Morales está muy bien orientado en función de sus objetivos de dominio totalitario. Cuenta con la experiencia estalinista y cubana, complementada con la de Hugo Chávez en Venezuela, desarrollando métodos y técnicas de domesticación desde los albores del siglo XX. Sí... hablamos de domesticación. Domesticación de gentes y pueblos. De un paquete de tecnología de manipulación social al que miles de ideólogos populistas del mundo desarrollado remozan, actualizan y complementan. Con la esperanza de una nueva primavera comunista, que saque a flote al desfalleciente socialismo cubano y construya en torno al liderazgo de Hugo Chávez una nueva era socialista para la humanidad, para mayor gloria de sus héroes: los Marx, Engels, Lenin, Castro... Es aquí donde se inscribe la proclamación de Evo Morales, la de su condición de "marxista, leninista, comunista y socialista" --¿Y, la reivindicación indígena...?--.
En tanto que la oposición, viene de décadas de olvido de la política. Es decir, de la competencia por generar ideología y ganar adeptos para la misma. De desarrollar formas de organización, acción y lucha para avanzar en la carrera por obtener el poder y conservarlo postergando a los partidos competidores. Una oposición cuya ala oligárquica derechista viene acostumbrada a décadas de dominio fácil ante el desbande de las fuerzas marxistas luego del fracaso de la guerrilla del Che Guevara (1967), la distensión de la Guerra Fría y el derrumbe del sistema socialista encabezado por la URSS (1989). Limitando sus métodos políticos al control de las masas sociales mediante la compra del liderazgo popular indígena con dádivas y la asimilación de sus cuadros principales a sus listas de candidatos. Tal como hizo CONDEPA con la cholita Remedios Loza y luego el MNR con Víctor Hugo Cárdenas. Asimilación que el MAS amplió desde posiciones izquierdistas con mucha mayor efectividad.
En la vereda de las expresiones democráticas populares e indígenas, que hoy constituyen la única promesa de verdadera oposición al proyecto totalitario, no terminan de armar su oferta ideológica ni su organización partidaria. Y es que arrastran el lastre de las consignas del populismo marxista (comunitarista, indigenista y "nacionalista revolucionario") que dominando los ambientes del liderazgo popular indígena siembran confusión. Un producto atribuible al gigantesco trabajo de las ONGs y la cooperación internacional. Así como a la corrupción de los líderes populares, incorporados a los beneficios de un sistema de dominio oligárquico que pervive sobrepuesto a la democracia.
Situación a la que ha contribuido el descuido del mundo desarrollado por los valores democráticos y la libertad en el planeta. Con líderes que prefieren relegar estos valores a las exigencias del pragmatismo diplomático. Con representantes desmoralizados, al punto de sentir vergüenza de sus ideales. Permitiendo a las fuerzas antidemocráticas atribuirse la propiedad exclusiva de la verdad y los postulados de justicia y humanidad. Ambiente donde han prosperado las ideas totalitarias, parapetadas detrás de justas reivindicaciones religiosas, culturales, nacionalistas... propias de pueblos descontentos sumidos en el atraso, la pobreza, la marginalidad y la escasa educación. Imponiéndoseles por medio de la mentira abierta, manipulando la información al punto de falsear la realidad, sometiendo a centenares de millones de personas en el África, América Latina y el Asia a la confusión y el absurdo.
De ahí que el escenario ideológico, conformado por los países como el nuestro, este trasminado de populismo, mientras las ideas de libertad, democracia, Derechos Humanos, ciencia y veracidad carecen de expresión.
Hoy, en Bolivia, las capacidades competitivas de opositores y oficialistas presentan grandes diferencias. El régimen, afincado en el Poder Ejecutivo y la Cámara de Diputados, ha sometido a su dominio o ha anulado a las más importantes entidades del estado democrático. Han casi anulado al poder legislativo como al judicial, la Corte Electoral, el Tribunal Constitucional y hasta la Corte Suprema de Justicia, y tienen a su servicio a la Contraloría. Ha montado un gigantesco aparato de medios de comunicación (televisión, radio, prensa), que siendo del estado utilizan como si fueran de propiedad del partido de gobierno. Dispone de los recursos financieros fiscales acrecentados por la favorable coyuntura económica internacional vivida y el incremento impositivo, agregados a los que le son entregados por Hugo Chávez para mantener afiliado al liderazgo popular e indígena y financiar sus movilizaciones. Y, como si todo esto fuera poco, el régimen está logrando hacer tragar a la opinión pública, nacional e internacional, un supuesto derecho a transgredir principios y leyes (y hasta su propia Constitución Política del Estado) cuando quiera y vea conveniente en aras del pregonado "cambio". Un cúmulo de condiciones propicias a las que se suma el padrinazgo de Hugo Chávez sobre la OEA y UNASUR. Mientras que las democracias del mundo miran complacientes las arbitrariedades y abusos de autoridad de Evo Morales, como si fueran las travesuras ingenuas de una persona inmadura. Al que siendo indígena y representante de un pueblo sufrido le están permitidas cosas que de otro modo serían inaceptables. Una actitud del todo irresponsable que no considera la magnitud del daño que se infiere.
Se diría que el MAS tiene todas las de ganar, incluidas las elecciones. Ya el cuadro descrito da idea de los avances del proyecto masista y la eficacia de sus habilidades y métodos, así como de la condición inerme de la oposición. Lo que no desmerece los esfuerzos contestatarios del senado y el liderazgo de la "media luna", y el haber logrado poner frenos al desbocado proceso ambicionado por el MAS, a pesar del acoso y la agresión de los grupos de choque del gobierno y el servilismo de algunos fiscales y jueces. Menos aún se puede desmerecer lo que hace el periodismo, a pesar del acoso fascistoide de que es víctima desde el gobierno y sus grupos de choque.
La degradación connatural al socialismo
Si las cosas están así. ¿Qué podría esperarse del futuro y la posibilidad de freno del grotesco afán "revolucionario" masista? No mucho, de lo que hace la oposición, ni de la opinión y el liderazgo internacional. Sin embargo, no todo está perdido. Porque, contradictoriamente, la simiente del fracaso del régimen está en su misma naturaleza. Como no podría ser de otro modo, el empujar un proyecto absurdo a contrapelo de la historia constituye una verdadera incubadora de problemas, que tarde o temprano habrán de rebasar los recursos, instrumentos y poder con que se cuentan. En este sentido cabe poner de relieve la desaforada corrupción como el extremo descuido y mala administración en las oficinas y empresas del estado, al punto de orillarlas al colapso y la quiebra, como ocurrió ya con la Empresa Nacional de Televisión (canal siete). Así como el desbocado crecimiento del narcotráfico, cada vez más evidente, para aflicción de la opinión internacional. En esta misma línea cuentan las dificultades para sostener la política de redistribución populista a beneficio y contento de los líderes de los "movimientos sociales" y el consiguiente descontento ya desatado (Román Loayza...). Cuentan también las trabas sobre las actividades económicas de la población provocadas por la inseguridad jurídica y la hostilidad con la que se trata las actividades empresariales privadas, derivando en mayor escasez de inversiones así como fuga de capitales y empresas (Aerosur dejó de ser una empresa boliviana y hoy es ya una empresa paraguaya). Pesa también el incremento de la criminalidad y la inseguridad ciudadana. Así como la indolencia y falta de previsiones de gobierno ante la crisis económica mundial. De este modo es que se está configurando un conjunto de factores de estancamiento de la economía e incremento de los niveles de pobreza y descontento social, que no logran paliar los Bonos Dignidad, Juancito Pinto, Juana Azurduy... por su creciente pequeñez ante el incremento del desempleo y el costo de vida. Problemas, que al irse haciendo mayores, conforme pase el tiempo, harán insostenible el dominio de Evo Morales.
Las oportunidades del régimen para eludir los efectos de estos problemas conservando imagen y poder, dependen del grado de dominio que logre sobre las instituciones del estado democrático, para manipularlas a su antojo. De cuánto logre en su afán de someter y marginar la libertad de información, los medios de comunicación y las libertades ciudadanas burlando la Constitución y la Declaración Universal de los DD.HH. Sin duda, el sostenimiento del proyecto masista, sobrellevando la creciente carga de problemas, depende del avance de su dominio totalitario.
Sin embargo, en la medida en que se logre mantener un mínimo de institucionalidad democrática, derechos ciudadanos y libertad de información los problemas terminarán por imponérsele. El dominio socialista no es sostenible en democracia, necesita amordazar la libertad y cancelar los derechos de las personas. Sólo así puede dominar la conciencia de la población sometiéndola a sistemáticas campañas de desinformación y prédica ideológica. Solo así puede ocultar su fracaso económico y mantener a la gente en la ilusión revolucionaria, en un estado de analfabetismo ciudadano e ignorancia de sus derechos.
Una suerte de oscurantismo feudal... a título de socialismo. De ahí que Hugo Chávez esté empeñado en prohibir la libre importación y edición de libros, así como en meter sus discursos públicos como textos oficiales de lectura para las escuelas (Radio Panamericana, 13-05-09). Mientras que los Castro les niegan a los cubanos acceso a la Internet --y dicen que tienen un excelente sistema educativo--. ¿Cómo es que, para estos tiempos, se puede hablar de buena educación sin acceso a Internet? ¿Pueden los analfabetos en Internet decir que obtuvieron buena educación?
No podría ser de otra manera. La brutalidad fascista del régimen de Stalin, la "revolución cultural" maoísta, la domesticación castrista del pueblo cubano y hasta el genocidio polpotiano son consecuencia ineludible del dominio total que requiere el gobierno socialista para conducir y sostener el sistema económico de planificación centralizada.
El momento y las elecciones
Es en este marco que se tiene que entender el momento político y las elecciones de diciembre próximo. Coyuntura en la que los efectos negativos de los problemas anotados empezarán a hacerse sentir en las urnas, a condición de desmontar la maquinaria del fraude, donde cuenta substancialmente el nuevo padrón electoral y el sistema informático, los que deberían ser objeto de la mayor atención de los parlamentarios de oposición, el periodismo y los organismos internacionales.
Entonces, qué queda por hacer. Defender a la patria y los derechos y libertades ciudadanas con todo y sin tregua. Investigar los atropellos del gobierno y hechos de corrupción. Denunciar a la opinión pública nacional e internacional la naturaleza totalitaria, comunista, del proyecto de Evo Morales. Así como las transgresiones a los Derechos Humanos, la promoción de la violencia social y el enfrentamiento. Como el incremento del narcotráfico. Y, la farsa de la supuesta condición indígena del régimen.
El terreno fundamental de la lucha política está en el ámbito ideológico. No en el del activismo, la fuerza o la compra de conciencias. Es en el terreno de la moral donde se juega la partida definitiva. Ideología y moral deciden la fortaleza de las acciones y sus resultados. Que la oposición no se equivoque. No será por el repudio a lo aymara e indígena (condición que no tiene el régimen) ni a la bolivianidad que se habrá de fortalecer. Y menos aún por la fuerza. Son estos, los métodos y sesgos que más le convienen al régimen y le dan el oxígeno y el tema que le están empezando a faltar. De ahí las farsas que arma atribuyéndole a la oposición capacidades de acción conspirativa que no tiene. El enfrentamiento de hecho le va bien al régimen, así justifica la represión y arrincona a los opositores, mientras justifica sus atropellos ante la opinión internacional... Pero el método se desgasta.
Lo que menos le conviene al régimen masista es una oposición respetuosa de la ley, la democracia y los Derechos Humanos. Una oposición de buena calificación moral. Que sufra las arremetidas y atropellos del gobierno. Pero que no calle.
¡Por un candidato opositor eficaz!
Dos son los factores que pueden configurar una opción opositora capaz de enfrentar en elecciones la candidatura de Evo Morales.
1. Una oferta ideológico programática capaz de competir con la oferta masista, capaz de ganarse la mente y la esperanza de la gente humilde mostrándole soluciones factibles a su sufrimiento y desesperanza. Un programa que le haga ver la posibilidad cierta de lograr empleo, mejores salarios y oportunidades para generarse ingresos, así como un futuro digno para sus hijos y la patria toda. Una propuesta que nos permita entrever la posibilidad de dejar atrás la miserable vida que llevamos la gran mayoría de los bolivianos. Capaz de ilusionar a las familias bolivianas (aymaras quechuas, mestizas...) con la cercanía del disponer de mejores ingresos y vivir con holgura, como viven las gentes de los países desarrollados: europeos, japoneses, norteamericanos, etc. ¿Por qué los obreros bolivianos tendrían que ver como algo inalcanzable, como una fantasía, un salario mínimo de mil dólares? que haga innecesarios los bonos populistas. Ya Evo Morales habló de alcanzar el nivel de vida de Suiza. Y es que está a nuestro alcance. No es una idea extraordinaria ni fantasiosa, lo han logrado ya países mucho más pobres que el nuestro, países de los cinco continentes, en los últimos 40 años. Pero, claro está, no lo han logrado siguiendo la ruta por la que nos conduce Evo Morales. Los bolivianos deberíamos disfrutar del mismo nivel de riqueza que los europeos. Tenemos el derecho y la capacidad para alcanzarlo en el marco de las condiciones de la economía mundial actual, y más aún, por las enormes riquezas naturales que tiene nuestro extenso territorio. Ideal que se puede lograr sin renegar de nuestra identidad de aymaras, quechuas, mestizos... bolivianos en fin. Para esto es que necesitamos de una ideología y programa nuevos. Realmente nuevos, porque nada que repitamos de lo vivido, como está haciendo el MAS que retorna al "nacionalismo revolucionario" mezclado con el socialismo marxista leninista, nos dará otra cosa que la miseria ya conocida. No podemos persistir repitiendo modelos oligárquicos, sean de izquierda o derecha, forjados por el dominio del estado sobre la economía. Ni en los afanes por volver a las ilusiones del populismo indigenista, labrado por la q´arada que ha hecho modo de vida (bien pagado) de la "defensa" de las culturas indígenas. Una postura ideológica seguida también por intelectuales aymaras y quechuas deseosos de fácil triunfo y acomodo en las esferas oligárquicas.
En resumidas cuentas, hablamos de ideas que se vean plenas de promesas de éxito a contraste del fracaso económico del estatismo masista, y de unidad ante los riesgos de secesión a los que nos han llevado. Así como nítidamente veraz y originario en oposición a sus falsedades e imposturas.
2. Un liderazgo también nuevo. Mejor si este tiene identidad indígena y una imagen de capacidad acorde con las responsabilidades del gobierno del país, de modo que en contraste con la figura de Evo Morales de idea de mayor legitimidad. Con personas que hayan demostrado su capacidad en la práctica. Pero, sobre todo, que para nada estén involucrados en hechos de corrupción en funciones públicas... Ni de represión del pueblo. Que no hayan sido aliados ni personajes de la vieja ni nueva oligarquía. Que estén libres de sospechas de enriquecimiento en el poder. Que no hayan pertenecido ni sido aliados del régimen masista ni su partido. Esto es, que su límpida trayectoria no le de tema alguno, ni pretexto, al MAS para alimentar las campañas de descalificación de los opositores que acostumbra hacer y, que sin duda, hará con todo el aparataje de medios de comunicación, recursos financieros y activistas de que dispone.
No existe razón alguna, ni motivo valedero, para que la oposición no seleccione un liderazgo con estas características. Salvo que se quiera hacerle juego al proyecto totalitario, dando vía a lo que en Venezuela llaman "oposición concertada". Tongo, diríamos aquí. No existe motivo alguno para facilitarle las cosas a Evo Morales y sus planes de dominio. Cualquier personalidad ligada a gobiernos oligárquicos, en función de candidato de oposición, será bienvenido por el MAS, le servirá para realzar su imagen antioligárquica y lo refregarán con el tema hasta verlo por el suelo. Peor aún, si además es sospechoso de corrupción y enriquecimiento en el poder. Entonces le iniciarán juicios a manos llenas para desacreditarlo e inhabilitar su candidatura, al margen de lo sabroso que les saldrá el hacerle campañas anticorrupción poniéndolo de criminal ejemplo. Esto es lo que bien saben hacer.
La defensa del país, la democracia y la libertad con la que hemos nacido exige sacrificios. No es hora de hacer valer ambiciones caudillistas. Aquellos que tienen liderazgo y representación política, por muy legítima que sea, sino reúnen los atributos descritos para desempeñar una buena candidatura opositora no deberían hacer otra cosa que apoyar a quien reúna las condiciones referidas. El proyecto totalitario esta lleno de poder y recursos y no será posible frenarlo sin sacrificio y renuncia.
No debería ser criterio definitivo el que el postulante tenga mayor o menor fama en la población del país. Esto es, que sea conocido. Porque, a partir de una presencia mediana en la opinión ciudadana se podrá llevar la imagen del candidato a todos los rincones del país. Sólo hace falta que sea un persona del todo aceptable y sin cola de paja. Estas elecciones traerán una polarización total, forzada por la condición extremista de Evo Morales y su proyecto "marxista leninista comunista socialista". Aquellos que pretendan jugar desde posiciones afines, pero menos duras o potables, a las del masismo, como el socialismo moderado, la socialdemocracia o el "nacionalismo revolucionario", quedarán difuminados y asimilados al proyecto masista. No lograrán presencia propia. Y por contraste, solo una verdadera y clara oposición se hará notar y podrá alimentar un futuro. En estas condiciones, todos aquellos que no están con Evo Morales votarán por esta oposición, sean del occidente o la "media luna". Lo harán para no desperdiciar su voluntad, aún cuando no estén del todo de acuerdo con la candidatura y su propuesta.
No se pierda de vista que al gobierno le conviene una oposición retaceada en varias candidaturas y partidos, con candidatos ligados a la vieja oligarquía y mejor si están bajo sospecha de corrupción o enriquecimiento desde el poder. Ya bastante tienen con el poder que han acumulado para que tengamos que alimentar su angurria. No podemos darle más ventajas a la mula del corregidor. No se puede hacer una oposición efectiva desde posiciones y con figuras de la oligarquía de derecha. El pueblo debe poder percibir que hay más opciones, que elegir entre dos fracciones oligárquicas, derechistas e izquierdistas. El pueblo necesita algo distinto y propio.
Es posible que una candidatura de las características descritas llegue a ser un serio obstáculo a las ambiciones de Evo Morales y Hugo Chávez, aún cuando no gane las elecciones. Una fuerte oposición en el parlamento, con ideas claras, será un obstáculo insalvable para la arbitrariedad y el abuso. Mientras tanto la irracionalidad propia del régimen socialista irá haciendo su trabajo, socavando sus cimientos por mano propia, hasta que los problemas lo rebasen. El fracaso de la UDP (1982 - 1985) no fue un accidente, sino efecto natural de las fuerzas desplegadas del populismo marxistoide.
Muy bueno el análisis, pero donde encontrar un candidato con las características mencionadas. Acaso Jesucristo estará dispuesto a volver a la tierra y encima a Bolivia? leer con atención el excelente trabajo de Tito Pedro Reynaga, muy bueno repito, me ha llenado de mayor preocupación todavía porque sabemos todos que en política no existen milagros y es muy dificil, casi imposible que en el poco tiempo que falta para las pñosibles elecciones de diciembre, emerja una candidatura impecable como sería ideal para la mayoría de los bolivianos, habida cuenta que los que no tenían o decían no tener "cola de paja" ya están en el desgobierno de don Evo.
ResponderEliminarEntonces donde encontrar al angel o angeles, sin sexo, para que nos representen frente a la supuestamente invencible maquinaria del MAS?
Muchos que pensaban en Cárdenas por ejemplo, deben estar descorazonados, porque pese a sus innegables condiciones, es el mas frágil porque fue vicepresidente del capitalizador gonismo.
Dificil que en pocos meses surja por milagro un candidato como quiere Reynaga y muchos bolivianos.
Y se debe tener en cuenta que aún derrotado el MAS, algún rato y sobre todo por sus propios errores y divergencias, no se habrá de retirar tranquilo y resignado a sus cocales o donde vinieron. Muchos seguramente volverán a tomar las armas para practicar terrorismo como el actual vicepresidente. Entonces se precisará un gobierno decidido a reinstalar la institucionalidad perdida y eso no lo hace un santo. Finalmente, no creo que nuestro señor Jesucristo, nos acepte representarnos. Deben haber y hay muchos y mayores problemas que el nuestro.
Creo que tenemos que conformarnos con lo que tenemos y sí no perder la esperanza y no rendirnos jamás y los que no participan de la política, porque les da asco desde niños, tienen que animarse a participar, porque solon haciéndolo desterrarán la mediocridad producto de la apatia que nos ha llevado a esta situación extrema que puede todavía empeorar.
Siga escribiendo don Tito Pedro Reynaga, en verdad necesitamos bolivianos como usted, pero que sepan también que "otra cosa es con guitarra" y que la política, así como el mismo deporte, se debería enseñar y practicar desde la escuelita, para que los mejores, como usted, puedan algún momento, con los valores humanos y conocimientos necesarios, conducir a la Nación desde la presidencia hasta la función pública más humilde.