miércoles, 10 de junio de 2009

Guido Capra

Roberto Moscoso
roberto_mova@yahoo.es

Los buenos se van antes, comenta la filosofía del pueblo o, quizá tan solo, se lamenta con mayor énfasis su partida; lo cierto es que La Paz ha perdido a uno de sus mejores hijos. Una larga, exitosa, reconocida y servicial trayectoria pública lo constata. Diputado 1982-1985, Decano de la Facultad de Ingeniería 1985-1986, Rector de la UMSA 1986-1988, Concejal 1989-1991, Concejal 1991-1992, Presidente del Concejo Municipal 1992-1993, Senador 1993-1997, Diputado Uninominal 1997-2000, Concejal 2000-2004, Embajador en México 2004-2006 y docente de la carrera de Ing. Civil de la UMSA por más de 25 años.

A principios de 1985 los dirigentes de la OEI de la Facultad de Ingeniería decidimos que el próximo decano debía ser un docente de izquierda y en la lista (cortísima), resaltaba el diputado Capra de la UDP. Junto con la docente Wilma Amusquivar lo visitamos en el parlamento para invitarlo a tal cometido. Por su capacidad, de la decanatura al rectorado fue un paso lógico; y el primer congreso universitario (el único hasta la fecha) fue el mayor aporte de su gestión.

A finales de 1989, el MNR (que había ganado la elección pero perdido el gobierno) lo invita a ser candidato a la alcaldía; invitación que es aceptada después de un intenso debate al interior de su familia y del equipo que lo acompañábamos. Esa es una decisión que marca su vida. La militancia en el MNR no lo cambia, no era una persona detrás de obtener poder o dinero a cualquier costa; fue un hombre principista, lo movía el genuino interés de servir, de construir, de favorecer. Su filosofía era hacer el mejor trabajo posible en el lugar donde las circunstancias lo habían puesto, sin pensar si ello le podía catapultar a otros niveles.

Si algo lo emocionaba y le provocaba su risa contagiosa, al margen de su familia y de su maravillosa esposa Ana, era dar clases y realizar incansables caminatas por las laderas de la ciudad, si era en campaña, con banda y bailando, en contacto con el pueblo, mejor.

El cariño sincero con la gente y su convicción que los hechos eran más importantes que las palabras (ingeniero al fin) lo motivaron a trabajar, reconocidamente, por la institucionalidad de la alcaldía de La Paz.

Mi última conversación con el, recogió su testimonio que la lucha política había valido la pena y que las decisiones, en su momento tomadas, habían sido las correctas.

A ti maestro de ingenieros civiles y de algunos políticos, hombre de bien y de lucha, político honesto, caminante de barrios por la causa de La Paz... querido amigo y mentor, te vamos a extrañar!!!

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