viernes, 7 de agosto de 2009

El mercado interno

Alberto Bonadona Cossío
abonadona2001@yahoo.es

El tamaño del mercado tiene trascendencia real y teórica. Ninguna economía puede desarrollarse efectivamente sin un mercado amplio y creciente, sea que provenga del mismo país o del resto del mundo. Desde Adam Smith, considerado el padre de la economía política, hasta los teóricos de hoy preocupados por la recuperación de la economía mundial, todos se preguntan cómo se expandirá el mercado para dar el soporte necesario para que el crecimiento del producto pueda ser sostenible.

Para una economía pequeña como la boliviana las respuestas de política económica que den a este tema poseen aún mayor trascendencia. No se trata de reducir su tratamiento a frases como "exportar o morir" o apuntar a que es hora del crecimiento de las pequeñas unidades productivas porque es así como ahora se debe lograr el vivir bien o sea el "suma khamaña" planteado por el gobierno.

La economía boliviana es pequeña no por el número de personas que la componen (la población nacional de alrededor de los 10 millones de individuos es superior a la de varios países industrializados), lo es por su capacidad de consumo limitada por lo exiguo del ingreso por persona. Si suponemos que la producción nacional destinada a que sean los propios bolivianos los que la consuman lograse expandirse por algún motivo o circunstancia, tendría que esperarse también que los consumidores bolivianos que actúan en el mercado nacional expandan su poder adquisitivo. Estas condiciones de la oferta y la demanda internas no se generan espontáneamente.

Bolivia requiere del mercado externo para generar mayor ingreso disponible en manos de los ciudadanos bolivianos. Y no me refiero a las exportaciones de materias primas que ya realiza y que le han permitido el crecimiento del 6,15% de crecimiento el año pasado así como alcanzar hoy las reservas internacionales de más de 8.000 millones de dólares. Me interesa acentuar la relevancia que se le quiere dar al pequeño productor que supuestamente puede crecer sobre la base de los consumidores internos. O sea, un productor pobre apoyado por el Estado, tanto en qué producir así como en el cómo producir, pueda lograr vender su producto final a una masa de consumidores con reducidos ingresos.

Cualquier intento de impulso a las pequeñas economías de productores nacionales, para ser efectiva al lograr una real expansión del ingreso disponible, debe dirigirse a mercados con mayor poder adquisitivo. No es un pobre comprando a otro pobre que logrará mejorar las condiciones de vida de los pequeños productores bolivianos. Por supuesto que para ello se necesita enfocar la producción a nichos de mercado externo que, además, ya han sido detectados y algunos ya están funcionando como es el del café orgánico o la quinua. El Informe temático sobre Desarrollo Humano, titulado "La otra frontera, usos alternativos de recursos naturales en Bolivia" abunda en ejemplos y casos exitosos que han logrado y otros que pueden lograr ampliar el mercado externo basado en pequeños productores que se dirigen a grandes consumidores. Los ministros del área económica harían bien en leerlo.

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