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Aula Libre publicó dos notas del señor Alejo Céspedes sobre la Entrada Universitaria. Estas rezuman prejuicios y mediocridades que no valen la pena ser contradichas o contestadas. Sirven, únicamente, para confirmar lo que algunos se desmañan en negar como existente y vigente en este país: un pensamiento racista y discriminador. Y cuando hay pensamiento, debe haber necesariamente acción que la acompaña; y es ahí donde hay que estar prevenidos y atentos: es mejor matar a la serpiente en el huevo que la gesta.
La publicación de estas notas levanta, sin embargo, otras consideraciones. Plantea, a foros como Aula Libre, la disyuntiva entre la tolerancia y la censura. En otras latitudes ese tipo de artículos difícilmente hubiera sido publicado por quienes tengan a la democracia, la igualdad y la tolerancia como principios editoriales (por no hablar del simple buen gusto literario).
Esas notas son un claro ejemplo de llamado al odio racial: "Las jóvenes mujeres casi sin excepción carecían de cuello y de cintura, lo cual les impedía mover el esqueleto al ritmo de la estridencia musical confiada a grupos originarios ataviados a la inglesa. (…) y, por regla general, si bien no eran todas feas, el comun denominador era caras cuadradas, narices prominentes, mejillas hinchadas y ojos achinados..". "En cuanto a los varones, sus facciones somatológicas, daban razón a Gaetano Mosca, en aquello de la circulación de las élites. Pues, pocos años atrás, estos jovenes aspirantes, hubiesen sido confundidos con comparsas de micreros y no, como que en efecto son, candidatos a doctores…"
¿Cómo puede el "boliviano" que se supone tiene todos los atributos de la belleza aria, no odiar a esos engendros que se atreven a bailar públicamente en las calles de su impoluta ciudad? De ahí aconvocar al exterminio de quienes afean y denigran "su" ciudad no hay sino un pequeño paso.
Puede haber engendros de mentalidad cuadrada, taras prominentes, ego hinchado y visión achinada, que piensen y escriban sandeces iguales o peores; lo que no abundan son editores que gentilmente publiquen esas aberraciones.
El moderador de Aula Libre antes censuró seguramente muchas contribuciones – y está en su derecho editorial -, ¿por qué no hizo lo mismo con las cartas del señor Alejo Céspedes?
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