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Durante los últimos diez años la geopolítica sudamericana cambió vertiginosamente..
Desde el día en que el joven oficial de la Fuerza Armada de Venezuela, Hugo Chávez Frías, ordenó a sus tropas levantadas en un cruento y frustrado golpe de estado en Caracas a volver a sus unidades, el objetivo no se logró y había que esperar una otra oportunidad.
Se trataba de la toma del poder por las armas.
Lo hizo después, mediante el voto ciudadano, cuando la Venezuela impactada por el coraje de este soldado singular lo votó abrumadoramente en las urnas y le otorgó un mandato revolucionario.
El joven militar evolucionó política y militarmente a velocidad vertiginosa. Modificó la Constitución y cambió de nombre a su país, liquidó sus bases republicanas y estructuró una nueva institucionalizad primero y las bases de una nueva economía estatista centralizada después.
Luego, desde los meandros del poder absoluto, emergió la figura egregia de caudillo.
Las fronteras físicas de Venezuela quedaron entonces estrechas para la expansión del proyecto de hegemonía continental del nuevo régimen inspirado en los contenidos de la doctrina del Socialismo del Siglo 21.
Emulando la fallida gesta revolucionaria del Comandante Ernesto Ché Guevara, amenazó al imperialismo norteamericano con instalar "uno, dos, tres vietnams" en America Latina si no se daba paso a lo que él llamó la "revolución democrática, pacifica y protagónica".
Eran los tiempos de la administración ultraderechista del Presidente Busch y las brutales intervenciones de las tropas imperiales y de sus aliados en Irak y Afganistán.
El discurso encajaba perfectamente.
Sin embargo, más adelante los factores políticos predominantes en la América Latina empezaron a cambiar: un ciudadano de color fue electo Presidente de la primera potencia mundial transformando, sólo con ese hecho, un proceso electoral en un proceso social sin precedentes.
Las pretensiones de liderazgo hegemónico continental de Hugo Chávez fueron perdiendo intensidad y contundencia más aún al haber otorgado la Academia Sueca el Premio Nobel de la Paz a su archienemigo Barak Obama.
La crisis de Honduras fue el punto de inflexión de la onda expansiva de Venezuela. Su líder y su petróleo y la frustrada gestión del Presidente Zelaya, para modificar la Constitución de su país y reelegirse en el poder con el apoyo de sus movimientos sociales.
Este fin de año dos Proyectos claves - el de Bolivia, que vive actualmente una democracia desmantelada, plebiscitaria y confiscatoria y el de Honduras con todo el apoyo de las estructuras formales de organismos regionales como la OEA - pondrán a prueba sus fuerzas democráticas sociales e institucionales.
En Honduras el Presidente Zelaya se las juega todas por volver al poder. En Bolivia, el Presidente Morales pretende ganar por dos tercios las elecciones del seis de diciembre, cueste lo que cueste, pase lo que pase.y pese a quien le pese.
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