domingo, 18 de octubre de 2009

Lugubre economia

Alberto Bonadona Cossío
abonadona2001@yahoo.es

El vocablo escasez es básico para entender el concepto de economía. Esta se define como la ciencia que estudia cómo lograr satisfacer ilimitadas necesidades humanas con recursos escasos. Si esta definición se asemeja a hacer magia o milagros de reproducir panes para alimentar a masas hambrientas, sépase que los economistas la toman muy en serio.

La escasez en el centro de la definición hace pensar que los economistas están permanentemente estudiando cómo satisfacer esas necesidades humanas que crecen como hongos, como crecen los hambrientos del mundo. Las agencias noticiosas y los periódicos informan que los números de estos seres humanos crecerán a 1.020 millones durante el presente año, lo que significa un aumento del 9% respecto al año pasado. La cifra es resultado de un estudio de la FAO, El Estado de la seguridad alimentaria, 2009.

Otro estudio de la misma institución referido a América Latina y el Caribe afirma que la crisis económica mundial elevará el número de hambrientos a 53 millones de personas en esta región. Se habían reducido de 53 a 45 millones entre 1990 y 2006 pero en los tres últimos años se retorno a los 53 millones. La única región o continente entre los pobres territorios del mundo que estaba avanzando en este sentido.

Los funcionarios de la FAO, sin embargo, afirman que no es problema de escasez de alimentos. Lo dicen y lo repiten, el problema no es la escasez, o sea que los economistas se quedaron sin objeto de estudio. ¡Qué alivió sería! El truco es que no es problema de escasez de producción de alimentos es problema de oportunidades para acceder a ellos. Esto significa que la escasez para los economistas tiene otras caras más atractivas y no significa precisamente la escasez de productos, significa la escasez de ingresos, de oportunidades, de voluntad política…

Es lúgubre la ciencia de la economía, no cabe duda. El director de la FAO Jacques Diouf define el problema con claridad absoluta. Afirma que si los países industrializados reaccionasen contra el hambre con la misma contundencia que lo hacen para salvar a las instituciones financieras el camino a la erradicación al hambre en el mundo estaría en el cercano horizonte porque se cuentan con los medios técnicos y económicos para hacerlo.

De acuerdo a las cifras que maneja el PMA, la desnutrición avanza en Bolivia. En los 166 municipios más pobres los desnutridos llegan al 47%. En toda Bolivia (327 municipios) uno de cada tres ciudadanos es desnutrido. El señor Diouf aduce a que falta voluntad política para luchar contra estos males. La pregunta clave es qué diablos significa esta voluntad política frente a semejantes calamidades. La respuesta no está en la ciencia económica, está en el predominio de los privilegios de poderosos grupos que deciden quién come en el mundo y quien no. Esto se mantiene ceteris paribus en la lúgubre ciencia, o sea fuera de su estudio.

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