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El Presidente Morales y su grupo de gobierno están más convencidos que nunca de que pueden y son capaces de consolidar en este país - en el corazón mismo del Continente - un régimen, político y económico, de esencia social comunitaria bajo la hegemonía de la clase originaria – campesina aimara quechua.
La historia reciente, desde comienzos del siglo pasado hasta los tiempos que corren, parece no darles la razón ante hechos económicos, políticos y geopolíticos incontrovertibles.
Brasil, una potencia mundial emergente, difícilmente soportaría un régimen de esta naturaleza en un país con el que comparte 3.000 km de frontera y cuando están en plena construcción las gigantescas hidroeléctricas en la Bolivia Amazónica mediante el aprovechamiento de las aguas del Río Madera.
Esa, tal vez, una de las razones para haber acogido en calidad de refugiados a una centena de ciudadanos pandinos perseguidos por la "democracia evista".
La ruptura "de facto" con el Perú no tiene sustentabilidad histórica ni económica pues son países afectados por el imperio inglés a través de las oligarquias transandinas agredidos militarmente durante la guerra del Pacifico y la anexión de territorios como Arica y el litoral boliviano.
Pretender borrar por decreto un siglo de amistad y cooperación binacional es un absurdo político y geopolítico pues llevarse bien con los vecinos es un principio elemental y universal más aún cuando Bolivia y Perú comparten tradición histórico-cultural.
¿Qué proyecto más complementario en el campo de la industria turística que la majestuosidad del Lago Sagrado Titikaka , la Puerta del Sol de Tiahuanacu y el mítico Machupichu del Perú?
Contando además con la actualidad permanente de la reivindicación marítima para un pueblo y país -Bolivia -enclaustrado detrás de sus montañas.
La democracia del Presidente Morales y su grupo gobernante echan por la borda la dimensión histórica de una hermandad republicana tras de una utopía que a estas alturas parece serlo más que nunca.
"Que sepan todos que de la resistencia pasamos a la rebelión y de la rebelión a la revolución" fue la proclama oficial del Presidente Morales al congreso indígena Continental de Puno.
Pretender hacer de Bolivia un foco insurreccional, en tiempos de globalización y de procesos de integración, es una "locura" cuando la geografía, la historia y el destino señalan a este país como síntesis geográfica y democrática.
El intento del Vicepresidente Garcia Linera, fallido hasta hoy, de establecer en Bolivia un modo de producción basado en la comunidad campesina como en la China de Mao de los años 50 ya fue rechazado por los campesinos de Yapacaní.
No permitieron la titulación colectiva de sus parcelas.
La estrategia de reemplazar por dinero las ideas y los ideales de toda una generación por una agresiva política oficial de prebendalismo, corrupción y persecución a demócratas y autonomistas ha empezando a hacer aguas por todas partes.
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