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Desarrollo Internacional con Identidad Cultural:
Una alternativa para el desarrollo sostenible con equidad e inclusión social
La Paz es la sede, los días 8 y 9 de octubre, de un evento que reunirá a académicos, intelectuales, productores y gestores de desarrollo, de América Latina y Europa, para analizar e intercambiar experiencias de desarrollo local y regional a partir de la valorización económica de productos y servicios basados en la biodiversidad y el patrimonio cultural.
Esta clase de experiencias son cada vez más frecuentes y difundidas en varias regiones del mundo. También América Latina, que se distingue por su gran riqueza natural y cultural, ha ido descubriendo las bondades de aprovechar los recursos renovables y los llamados intangibles (identidad, saberes tradicionales, organización social) para diversificar la base productiva y exportadora, impulsar la oferta y comercialización de productos orgánicos, gourmet, artesanías y artículos especiales, diferenciados y exclusivos y expandir el turismo, la industria cultural, la gastronomía y otros servicios. Actividades generalmente intensivas en empleo y que proveen ingresos a muchas familias empobrecidas, con efectos multiplicadores en las economías locales.
De hecho, el debate sobre el desarrollo territorial vinculado al rescate de las identidades culturales está ganando terreno, aunque, lógicamente, tratándose de una temática relativamente novedosa en las ciencias sociales y la política pública, aún hay mucho camino que recorrer en el conocimiento y la difusión de experiencias y proyectos exitosos así como en la comprensión cabal de las oportunidades y retos que estos emprendimientos conllevan para las economías nacionales y las poblaciones urbanas y rurales.
Bolivia no es ajena a este fenómeno. Experiencias como el emprendimiento ecoturístico Chalalán, las misiones chiquitanas, la cadena de la uva y el vino en el valle de Tarija, la exportación de chocolates finos de la Cooperativa El Ceibo, el proyecto Walisuma de Nuevo Norte promueve productos con identidad y calidad para mercados alternativos, son ejemplos destacados de las acciones pioneras y exploratorias que se vienen haciendo en distintos lugares del país y que ponen de manifiesto la búsqueda de vías alternativas para un desarrollo socialmente inclusivo y ambientalmente sustentable.
El Foro Internacional que organiza Nuevo Norte, en colaboración con RIMISP -un Think tank internacional en desarrollo rural-, se constituye en una vitrina para mostrar lo que tenemos y lo que ya se viene haciendo y conocer y contrastar con otras experiencias de países vecinos y europeos. Es una ocasión singular para el dialogo y la reflexión común que permite que los actores y gestores de los proyectos, lo mismo que los académicos y especialistas, puedan enriquecer su información de primera mano y aprender unos de otros.
El evento es relevante para Bolivia. Y no únicamente porque en mucho tiempo una reunión de alto nivel en materia de desarrollo, no tenía lugar en nuestro país, y particularmente en la ciudad de La Paz. Las identidades culturales y étnicas así como las autonomías territoriales, son cuestiones que han tomado un primer plano en el debate nacional y la agenda pública, aunque con un sesgo predominantemente político; carentes, por lo mismo, de propuestas económicas que les den sentido ya no solo como formas de empoderamiento de movimientos indígenas y territoriales sino, ante todo, como nuevos paradigmas para repensar y construir procesos de desarrollo económico y social, que es en definitiva lo que le interesa a la gente.
Precisamente, uno de los desafíos actuales es transitar del reconocimiento político y simbólico contenido en las demandas identitarias y de autogobierno, a la capacidad de sacar provecho económico de la diversidad cultural y territorial de la sociedad boliviana -que es lo que muchos consideran como un activo de desarrollo-, pues de lo contrario resulta intrascendente y no sirve para cambiar la vida de los bolivianos. En consecuencia, el reto es encontrar estrategias innovadoras de intervención en la economía y la producción para movilizar y transformar los recursos de la biodiversidad y la cultura, mediante cadenas de valor, redes productivas y la inserción competitiva en los mercados nacionales e internacionales.
Un segundo desafío es pasar de las experiencias puntuales y los proyectos aislados a la articulación de emprendimientos de mayor magnitud, que puedan desencadenar y catalizar procesos de desarrollo territorial y sobre poblaciones más numerosas. Esto solamente es posible con un rol activo y eficaz del sector público, en sus distintos niveles, y con políticas gubernamentales de fomento, que, a su vez, complementen y faciliten la acción emprendedora de los productivos y de la inversión privada, tanto como la labor promotora de las organizaciones no gubernamentales. El proceso de desarrollo implica un reto a la capacidad de colaboración de los sectores públicos, privados, académicos y de cooperación internacional, para converger y forjar alianzas, coordinar esfuerzos y recursos y darse soporte mutuo.
En un año cargado de reminiscencias históricas y homenajes al bicentenario de las luchas de la independencia, faltaba un evento que invitara a volcar la mirada sobre los retos de desarrollo de Bolivia, y especialmente del departamento de La Paz. Reflexionar con una perspectiva de largo plazo, elaborar una visión productiva y trazar una agenda de futuro.
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