DANTE N. PINO ARCHONDO
napucopino@yahoo.es
Resulta tragicómico lo ocurrido en el Palacio de Gobierno y en esa "reunión" entre el centralismo intolerante y la obsecuencia Prefectural. Lo que es la vida, dirían muchos. El gobierno enemigo declarado de las autonomías a las que calificó de: separatismo, oligarquía y conspiración, junto con unos señores que ofician de Prefectos designados a dedo por el hermano Presidente Juan Evo.
No me cansaré de insistir que el Ministerio de Autonomías no es más que el escudo y sello del centralismo presidencialista que se pretende prolongar. Si existen autonomías por la voluntad de los pueblos, no es necesario un Ministerio. No hubo necesidad de crear uno cuando las universidades obtuvieron su autonomía y los municipios igual. Es la ley la que les otorga sus derechos y atribuciones y son los organismos definidos en ella los que deberían hacer camino al andar.
Un Ministerio de Autonomías, no es sino el centralismo hecho y derecho para someter a esas autonomías a los designios del centralismo. Y las autonomías para ser tales, deben desligarse de ese centralismo. La sujeción y la autonomía no conviven. O se es autónomo o se es centralista, lo demás es puro cuento.
Y tan cierto es esto, que ver a los prefectos del M.A.S. incluido Pablo Ramos, sentaditos y obedientes a lo que el Ministro de su ramo les comunica que deben hacer, nos da la muestra cabal de lo que el gobierno pretende hacer. La autonomía no puede iniciar su proceso de la mano del centralismo, eso es sujeción y supeditación, nunca autonomía.
Así que la cosas por su nombre y cartuchera al cañón. Están aprobados y definidos los Estatutos autonómicos. Están refrendados por el voto ciudadano y por tanto las autonomías tienen los pies firmes para avanzar. Hacerle el juego al gobierno, con sus veleidades palaciegas sería desandar el camino.
Quienes tienen que comenzar a definir su futuro son los departamentos que le hicieron la corte a Evo Morales votando No a la autonomía. Estos departamentos que tienen Prefectos no elegidos, que ahora resulta se ven en la obligación de ser autónomos, son los que acuden presurosos al Palacio para recibir órdenes, otra cosa, no saben ni podrían hacer. Y entre estos Prefectos del dedo presidencial y las autonomías vigentes hay una brecha enorme, una distancia de años.
Esta es la intención del centralismo masista, frenar el impulso de las autonomías y colocarlas en el mismo punto de partida de los departamentos no autónomos, para uniformar un sistema que le permita al centralismo llenarse la boca de autonomía y seguir controlando a todos igual que antes. El gobierno quiere autonomías sin autonomía.
Lo que necesita el señor Morales es distender el escenario político en las regiones autonómicas para hacer campaña, requiere predicar lo que no cree y difundir un evangelio del que abjura. Este jueguito se llama: centralismo autonómico. Y los que le sigan verán que al final del día están igual que antes.
Por eso es un deber de los autonomistas luchar contra la sujeción y supeditación masista.
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