Guillermo Capobianco Ribera
memocapobianco@gmail.com
El Gobierno del MÁS se ha sumergido en un mar de profundas contradicciones.
Está como “empantanado” en una especie de “laberinto” ideológico y político.
Proclamó su acceso al gobierno como un hecho histórico – que lo fue – para quedarse por largo tiempo y cambiar Bolivia mediante una Revolución Democrática y Cultural.
Allí empezó su “laberinto”:
Una Revolución, en términos clásicos, comienza cuando las fuerzas sociales del cambio y su vanguardia política, sea ésta una columna guerrillera como aconteció en la Cuba de Fidel o un Partido de la clase obrera como en la Rusia Zarista o una insurrección popular como en la Bolivia del 52, toman por asalto el poder e instalan un “nuevo orden”.
El manual revolucionario clásico dice que la revolución tiene que liquidar desde la base misma la estructura de una sociedad para luego edificar una nueva institucionalidad, es decir, una superestructura que exprese el cambio de “modo de producción” en el marco de la instalación de una nueva economía.
En Cuba, el ejército de la dictadura fue derrotado desde la Sierra hasta la batalla de Santa Clara conducida por el Comandante” che Guevara”.
En la Rusia Zarista, la clase obrera y los soldados revolucionarios tomaron por asalto el Palacio de Invierno e instalaron una dictadura que duró setenta años.
En Bolivia, el pueblo insurreccionado derrotó militarmente al ejército de la oligarquía minero feudal e instauró un régimen democrático de corta duración pero que cambió para siempre este país con sus medidas históricas – Reforma Agraria-Voto Universal –Nacionalización de Minas.
La historiografía oficial no ha reivindicado aún con claridad el emprendimiento revolucionario trascendental de la época que fue la “marcha hacia el oriente” para diversificar la economía nacional.
El Gobierno del MÁS no derrotó al Ejército de la llamada “Democracia Pactada” ni al conjunto de partidos del “neo-liberalismo.”
Una vez “capturada” la cúpula de las FFAA -tres tandas de generales al servicio pasivo – el Gobierno se dedicó a desmantelar la institucionalidad democrática del país utilizando recursos y mecanismos que nada tuvieron ni tienen que ver con un régimen democrático moderno.
Destruir el viejo orden y tratar al mismo tiempo de construir un país comunitario hegemonizado étnicamente y asegurar el voto mayoritario de cualquier manera ha sumergido a este gobierno en un complejo laberinto agudizado por la explosión de un sistema de corrupción como nunca se vio antes.
Con un instrumento de la superestructura – la nueva Constitución – el Gobierno pretende cambiar la base económica esencialmente democrática del país y someter a la mitad de la población a un régimen autoritario, represivo y dictatorial.
Ahora prepara el gran fraude electoral de fin de año.
Fraude que denuncia y demuestra con datos oficiales cada noche Carlos Valverde Bravo el destacado periodista y conductor del Programa Televisivo “Sin letra Chica”
Impedir el fraude es la batalla fundamental de la hora!
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