jueves, 26 de marzo de 2009

Re: Bolivia: La dignidad de la ropa USAda.

Tito Pedro Reynaga V.
wreynagavx@yahoo.es

El nacionalismo en economía compagina bien en la lucha contra el capitalismo y el libre mercado. De ahí el discurso y los afanes del gobierno por perjudicar la actividad económica y prohibir el comercio a título de defensa de los intereses nacionales y la producción boliviana. Prohibiciones como las de comerciar con ropa usada y autos usados, entre otras cosas.

Pero, sucede que ellos mismos terminan saboteando sus ideales anticapitalistas y anti mercado, actuando contradictoriamente. Por una lado amplian autorizaciones para el comercio de la ropa usada y pot otro se cierran en la prohibición de la internación de vehículos usados pasando por encima de una determinación judicial que ampara a los comerciantes importadores.

Cómo se explica esto. Buscando hipótesis, atendiendo a la tradición en la conducta de los gobernantes y empleados públicos en Bolivia, se diría que en el caso de la ropa usada, estos han encontrado en el socapamiento del contrabando una excelente fuente de ingresos extras. Entonces, mantienen la prohibición de la importación legal de la ropa usada, a la vez que autorizan su venta dentro del país. Negocio redondo, porque así rescatan el apoyo electoral de las decenas de miles de comercientes de esta ropa, que ya estaban perdiendo.

En el caso de la importación de autos usados. Lo que explicaría la suicida firmeza del gobierno, y especialmente del Ministro de Hacienda, podría ser que las autoridades se han hecho accionistas de las empresas importadoras de autos nuevos. Las que salen beneficiadas, cien por cien, con la prohibición de importar autos usados. De donde resulta que el gobierno indígena, el gobierno de los pobres, se asocia con la la gran burguesía nacional en contra de la burguesía naciente indígena mestiza.

Claro, estas posturas son ya ajenas a cualquier nacionalismo o indigenismo y corresponden a la forma tradicional de usar el poder, como negocio personal de la autoridad, que heredamos de la colonia. En realidad esta forma de hacer las cosas no concuerda con ideología alguna, salvo la de la avidez de los políticos en función de gobierno.

Y, en la medida en que el estado se hace cargo de la economía, de ampliar sus potestades de intervención en la misma tendremos más de este tipo de cosas. Más de corrupción y su secuela de pobreza y degradación moral. Véase, cómo, cada vez más los trámites ante las oficinas del estado se hacen más y más complejos, con más y más requisitos y documentos y fotocopias y se alargan más. Y todo esto, en razón de que de este modo, los funcionarios públicos, tendrán más oportunidades y ocasiones para extorsionar al público. Y no es que los gobernantes no sepan que así se perjudica la economía del país y se mantiene el atraso. Lo saben, sino cambian, es porque no les conviene. No llegamos al poder para contentarnos con un sueldo, dicen.

Problema sobre problema. Muy propio del sistema donde la economía se pone en manos del gobierno. Bronca y marchas y contramarchas, presiones y contrapresiones, de unos y otros. Cuando, de dejar las cosas al mercado, tales problemas simplemente no tendrían lugar. Y es más, los intereses de cada sector encontrarían su lugar así como los del país.

Que recomienda la lógica del mercado para este caso, dejando hacer y dejando pasar:

1. Que los comerciantes continuen importando y vendiendo la ropa usada. Esto es, que siguan ganando y enriqueciéndose. No sólo los q'aras tiene derecho a ser ricos ni empresarios, dicen que son 25 familias, en buena hora ojalá fueran 50 y se enriquecieran diez veces más. Por el otro lado, nos beneficiamos los consumidores bolivianos, los pobres que somos el 70% de la población, vistiendo aceptablemente. Dicho sea de paso, los de hoy ya no quieren recordar que antes de que llegara esta ropa, teníamos que poner remiendo sobre remiendo para ocultar nuestra desnudez y huirle el pellejo al frío. La prohibición de importar ropa usada va en contra de la gran mayoría de la población boliviana. Eso quiere decir que va en contra de la economía nacional. La economía no tiene que ver sólo con los productores también cuentan los consumidores.

2. Que los productores de ropa del país, al ver que no pueden competir con los precios de la ropa usada importada, enfocan su producción para el mercado externo (o cambian de rubro de actividad hacia mejores oportunidades). Para lo cual invierten más (ahí debería jugar un papel el estado, pero no lo hace por la corrupción, como denunció Porfirio Quispe, con los fondos de reconversión), mejoran la calidad de sus productos y vendiendo en mercados ricos, como los de EE.UU. obtienen precios diez veces mayores que los que obtendrían en el mercado interno. También salen ganando. Se enrriquecen y generan empleos mejor pagados. Lo mismo que el estado que logra más ingresos por impuestos. Pero, como el gobierno se esfuerza en conducir la economía sometiendo sus medidas económicas a sus afanes políticos (y es difícil que sea de otro modo), las opciones para encaminar por este rumbo a los productores nacionales va quedando en nada. La pédida de mercados en los países ricos es fatal. Porque al lado de estos, los mercados de Venezuela, Cuba, etc. son francamente ridículos, puestgo que son también países pobres. ¿Qué podremos vendernos entre pobres y a qué precios?

Como se ve, los pobres en Bolivia tendrían que esperar más del mercado que de las buenas intenciones del gobierno. Y, no sólo del gobierno masista. En Bolivia, esto no fue nunca muy distinto. Incluidos los gobiernos socialdemócratas (Paz Zamora, Goni, Mesa...) y su sensibilidad social y nacionalista.

Para aprender. Veamos la realidad. El mercado le ha dado al pueblo aymara quechua ocasión de desarrollo económico y social (La Razón, 22-03-09). Nortepotosinos, orureños y paceños que han hecho fortuna y lugar en la sociedad boliviana, ¡produciendo! No robándole al estado.

Honor para ellos. En cambio, la política y el afán ideológico, sólo nos ha dado un cocalero como jefe del estado boliviano. Un mandatario al servicio de ideologías fracasadas, como el socialismo marxista, y de los viejos afanes oligárquicos por saquear las riquezas del estado. Ahí estan los santos y revolucionarios. Para mofa de los chilenos.

Tendríamos que aprender, no...?

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