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Déjà Vu. Escucho a Tuto Quiroga su "nuevo" discurso electoral. Nos cuenta, muy serio, así como es él, sobre el agotamiento del ciclo de la plata, el estaño y del gas y la llegada del ciclo del litio. La sensación paramnésica es inevitable: lo que nos cuenta es exactamente lo mismo que decía hace 4 años, aunque entonces decía que estábamos entrando en el ciclo del gas. Ha cambiado gas por litio, el resto es lo mismo. La imaginación al poder.
El discurso de Tuto es tan monótono, repetitivo y absurdo que lo más probable es que no lo vote nadie. El país anda sobrecogido con la división entre masistas y no masistas, entre revolucionarios y no revolucionarios, entre demócratas y autoritarios, pero Tuto nos viene a contar sobre el futuro de la pila de Litio.
Es lo que le han debido aconsejar sus asesores gringos. La lógica de los mercadotécnicos es muy primaria: a la gente le interesa más su bolsillo que las abstracciones políticas. Es como si los escuchara, le han debido decir: "la gente no quiere confrontación, quieren soluciones y quieren empleo para alimentar a sus hijos, es decir: el litio". Pero las encuestas de los gringos no reflejan que la situación en Bolivia no es normal y que el que vota por Evo Morales no lo hace esperando que Morales les resuelva sus problemas económicos o laborales, le votan porque se sienten identificados con él y, también, porque están hartos de tipos como Tuto. Del mismo modo, los que detestan el masismo van a votar por cualquiera que les garantice que puede ser una alternativa viable a Morales, independientemente de la cantidad de empleos que les prometa promover en el Salar de Uyuni.
Otro que está más perdido que ciego en tiroteo es Doria Medina. El país se va al garete y él sigue con su discurso de los alimentos biológicos. Es como si en mitad de un tsunami alguien propusiera como solución mejorar el alimento de las vacas.
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