jueves, 11 de febrero de 2010

Unas líneas para Hormando Vaca Diez V.D.

Walter Nuñez Rodríguez
wnunezr@hotmail.com

Estimados amigos:

Hace mucho que no escribo en el Aula Libre --voluntariamente por cierto-- pero el triste deceso de Dito Vaca Díez me anima hoy a hacerlo y aunque esta misma nota ya la mandé ayer por el Agora Mirista, (la presente tiene algunas otras precisiones) creo entender que este espacio tiene otros participantes con quienes quiero respetuosamente compartir esta semblanza de quien fui su amigo y compañero. De esta forma realizo mi homenaje personal a un ciudadano constructor de la democracia boliviana. La historia recogerá objetivamente sus actuaciones y sin sesgos ni prejuicios, reconocerá que Hormando fue un cruceño que trascendió las fronteras regionales y se proyectó positivamente hacia el país desde los distintos ámbitos en los cuales se desempeñó.

La universalidad de Dito la podemos observar en los hitos de su riquísima experiencia personal, profesional, sindical, productiva y política, aspectos que los acompaño describiendo elementos de su carácter.

- Exiliado a la Argentina en el septenio de Banzer, pues el pensamiento y acción del naciente Movimiento Revolucionario de Izquierda (MIR) del cual Dito fue activísimo militante, era absolutamente ajeno a la coyuntura e inflamante para las corrientes conservadoras de la época.

- Periodista destacado y así, máximo dirigente de su gremio en la ciudad de Santa Cruz—decía su actual Secretario Ejecutivo—uno de los mejores que se recuerda.

- Abogado, formación que lo asistió para entender mejor las complejidades de la sociedad donde se desempeñaba.

- Dirigente y Jefe Departamental del MIR en Santa Cruz, abriendo las puertas partidarias a gentes de todos los sectores de la comunidad.

- Productor agropecuario exitoso en varios rubros, pero no por afición o por hobby, sino por una íntima relación con el campo, con sus actores, con su esencia.

- Ministro de Estado, aportando a la integración de Bolivia con sus pares regionales.

- Dirigente y miembro del Directorio de la Cámara Agropecuaria del Oriente, delineando actividades sectoriales para engrandecer y legitimizar la actividad frente al olvido secular de los gobiernos.

- Diputado y Senador Nacional, de aquellos que proponían, que discutían democráticamente, que representaban, que luchaban por sus electores, que hacían fiscalización y que avanzaban respetando las normas parlamentarias y democráticas.

- Presidente de ambas cámaras legislativas (en distintos periodos) haciendo gala de su dominio parlamentario y de su espíritu concertador

- Presidente del Congreso Nacional

- Presidente interino de la República

- Miembro de la última Asamblea Constituyente

Hormando fue:

- Un activo luchador y luego incondicional militante de la democracia representativa.

- Un demócrata sin odios ni rencores, con la tolerancia por delante, siempre

- Un astuto político, que entendió que política es la búsqueda incesante de consensos

- Un agudo analista de las coyunturas donde le tocó actuar y participar en primera línea

- Un hombre de profundas convicciones—no corresponde en este momento ponerles adjetivos.

- Un hombre de ideas geniales y creativas para la acción en cualquiera de los campos donde actuó.

- Un hombre para quien el contrario a sus ideas políticas, era ante todo un igual y circunstancial contrincante, jamás un enemigo.

- Un hombre querendón de su tierra, orgulloso de su cultura, amante de los atardeceres cálidos y de los encuentros sociales, alegres y musicales.

- Un amigo afectuoso, cálido, amplio, humilde en su grandeza como aún más humilde en su casi impuesto retiro público.

En el devenir de nuestra común actuación política, recibí de Dito expresiones inequívocas de su apoyo y confianza, habiéndome propuesto ocupar importantes funciones públicas, sin otro condicionamiento—jamás lo hubo—que seguir actuando como siempre lo hice, con rectitud, transparencia y lealtad a nuestros personales principios y convicciones. Discrepamos ciertamente más de una vez, pero Hormando siempre mantuvo la serenidad en la discusión y aunque firme en sus propuestas, siempre respetó mis propias ideas.

Yo trabajé con Dito en varios de estos ámbitos y en otros, lo observé ya desde mi plano de ciudadano de a pié. Compartimos militancia política y sueños de un proyecto nacional, frustrado más por la acción humana que por su planteamiento central; compartimos visiones productivas para engrandecer a Bolivia y lo fundamental a esta manifestación pública de mi pesar por su partida, fuimos amigos y a través suyo y de la entrañable amistad que hasta ahora me enorgullece tener con su hermano mayor, Manolito Justiniano, me hice también amigo de casi todos sus hermanos y familia.

Podrán haber ciudadanos que discrepen con lo acá expuesto, pero ejercitar mi derecho a la libre expresión, trae como lógica consecuencia que surjan otras opiniones que no coincidan con las mías. Eso es democracia. Eso es civilidad. La vida no es binaria. No todo es negro o blanco. Los hombres no somos infalibles ni perfectos y a esa realidad estamos sujetos todos, incluido, por cierto, Dito.

Un abrazo afectuoso en la eternidad, compañero, amigo.

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