jueves, 29 de abril de 2010

Escamoteo e impotencia

Erika Brockmann Quiroga
erikabrockmann@yahoo.com.mx

Lo que ocurre con el Órgano Electoral es grave. Significa retroceder a tiempos de desconfianza. Y la gravedad será irreversible, de consumarse la precipitada y extemporánea directiva de asignación de escaños en cinco Asambleas Departamentales recién constituidas gracias al voto ciudadano. Entonces, ya no deberá extrañarnos que la seguidilla de irracionalidades se instale en una de las instituciones más preciadas de la democracia plural y moderna. Pese al esfuerzo de sus miembros, la Corte Electoral habrá sucumbido a la epidemia desinstitucionalizadora que azota al país.

A estas alturas, resulta hasta ingenuo referirse a los procedimientos de impugnación que según la ley podrían anular la polémica directiva. A la ingenuidad se suma la impotencia y a ésta el sentimiento de indefensión. Con los dos tercios asegurados en los cinco departamentos se habrá allanado el camino para desmantelar en las nuevas Cortes todo vestigio de imparcialidad aún presente en las prácticas de la institución árbitro de la democracia.

Lo cierto es que la fórmula de asignación de escaños adoptada deriva en la vulneración de un amplio catálogo de principios y derechos políticos constitucionalmente reconocidos. Y es que todo régimen electoral ecuánime debe traducir los votos en similar proporción de escaños. Irónicamente, desde el poder central se exhorta a que las fuerzas opositoras "aprendan a perder", cuando de lo que se trata es de que el MAS aprenda a "ganar bien" â€"como lo hizo en otros eventos-- respetando los principios de proporcionalidad e igualdad del sufragio y de las condiciones de participación política de electores y elegidos.

Las cifras son elocuentes ¿le parece justo que con 50% de los votos obtenidos por Cocarico (MAS) en La Paz, el oficialismo obtenga el 75% de escaños de la Asamblea Departamental? ¡Y eso que no se cuentan los tres de los cinco escaños indígenas especiales ya alienados al MAS! ¿Es ecuánime que los 407.295 votos preferentemente urbanos del MSM y Unidad Nacional y que representan el 38% de la votación, se expresen en 9 de 45 escaños, es decir en el 22,5%?

En Cochabamba, la deformación es considerable. La fórmula restringida de la Corte asigna 5 de 34 escaños a una oposición que obtuvo el 38% (UN y MSM), lo que representa un 12% del total, mientras que con un contundente 62% obtenido por Edmundo Novillo, el MAS contaría con 84% de los escaños.

A estas distorsiones se suma otra, relacionada a la ruralización exagerada de la representación en prácticamente todas las Asambleas departamentales del país. Ello implica que el 65% de las poblaciones urbanas de las capitales de departamento estarán marginalmente representadas en Asambleas a las que se les confiará la construcción del nuevo Estado Autonómico. Éste es un dato que no parece ser aquilatado por los electores de los centros urbanos, y que obliga a un análisis más cuidadoso y estructural de la ingeniería electoral en el país.

Frente a la presión gubernamental ejercida sobre las Cortes y el Poder Judicial dudo del éxito de las acciones legales impulsadas por la oposición. Ello explica la profunda sensación de impotencia aludida al comenzar estas líneas. De hacerse justicia electoral por vía judicial, subsiste la amenaza de movilizaciones, cercos y tomas de Cortes impulsadas por el oficialismo que, legitima y exalta el activismo de las multitudes, subestima la expresión soberana del voto y olvida que ganar bien hace parte del cambio y de su consigna del "Vivir Bien".

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