martes, 30 de agosto de 2011

VIDA: LIBERTAD Y HONOR

Lavive Yañez Simon
lavivey@hotmail.com

"Seudo-políticos", gente mezquina que no tiene la capacidad empática del ser, mediocres sin ideales incapaces de alentar nobles pasiones, sin embargo son los más eficaces moralistas. Viven y mueren sin haber aprendido a amar. "Jamás aprenden que las lecciones de la realidad no matan al idealista: lo educan".

Repugna escucharlos, develar con cinismo su individualismo sórdido que solo recluta simpatías de los egoístas. Concebir lo bueno requiere cierto nivel ético y alguna educación intelectual acompañada de educación moral, lo contrario, es lo que estamos viviendo, fanatismo de unos cuantos extraviados de la realidad, soberbios impostores de un sentimiento puro, natural del indígena.

Siento orgullo de ser beniana, siempre creí en la dignidad de la humildad del indígena; mal interpretada, confundida, por las existencias vegetativas, esas que no tienen biografía en la historia. Los indígenas de tierras bajas son seres humildes, sin escuela pero con honor; jamás responden al eco de los mediocres porque tienen voz.

"Nosotros lo pusimos donde está, yo escribía discursos para el presidente, y ahora le falta humildad" cuanta firmeza, que deja sentir la honestidad, en las palabras de la mujer indígena. Como no creer en un proceso de cambio que ellos concibieron desde su naturaleza sincera, lo que no sospechaban era que los tránsfugas de la moral gobernarían después del triunfo en las urnas; cuanta soberbia alimenta el corazón de estos inválidos morales que embisten sin escrúpulos a quienes develan su mezquina esencia.

"Los europeos han llegado a la luna y no nos permiten tener carreteras" son sus diatribas cuando sus intereses se ven amenazados justificando así su adhesión a los intereses de un mercado salvaje, que nada hace por la solución a los problemas sociales y los tiene atrapados, mintiendo que la madre naturaleza debe ser defendida por encima del ser humano, porque no existe el hombre sin el planeta tierra, pero si el planeta tierra sin el hombre. Que frágil la memoria seudo-indigenista, cuando ahora sin ningún sentimiento que no sea la demostración de poder se niega a hablar con los indígenas que camuflaron su esencia cocalera para permitirle ser presidente de la república.

Con todos los antecedentes expuestos, estamos claros, que el bien común como valor intrínseco de la democracia era un discurso instrumentado al voto de los tantos que hemos escuchado en el transcurso de la historia. Lo que ahora queda es la seguridad que la más fiel representación y síntesis del liderazgo, es la voluntad del ciudadano.

El TIPNIS tierra fértil como los corazones de quienes la habitan, digna e indivisible; avasallada y contaminada ahora por un grupo de colonizadores cocaleros, pero siempre erguida en la defensa de su pureza y de la vida.

Mi homenaje a estas mujeres y hombres valientes que desafían sus potencialidades sin contabilizar pérdidas, y lo arriesgan todo por un sueño... la vida en libertad y con honor.

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