viernes, 2 de marzo de 2012

SIMULACION DE LO IRREPARABLE

Lavive Yáñez Simon
lavivey@hotmail.com

Una de las cosas que aprendí en esta etapa de mi vida política es que el mal proviene de las posesiones, de la envidia que estas producen, sentimiento que engendra odios, crímenes, resentimientos, maldad, lo estamos viviendo. Estas vivencias me enseñan que el hombre es lo que el hombre va haciendo de sí mismo. En consecuencia, no arribaremos a otro puerto, que no sea, el que la venganza está construyendo.

Si queremos evolución debemos apuntar a la construcción de la educación con ética, ausente esta, de las agendas públicas y de la preocupación ciudadana, en momentos en que necesitamos con urgencia generar conciencia y respuestas para revertir sus efectos negativos de inequidad, desigualdad de oportunidades de desarrollo de las personas; y otros que hacen el desarrollo de los pueblos. Y frente a esta realidad que nos dice que las ideologías, los sueños y las utopías por un mundo mejor ya han concluido, surge la pregunta: ¿Por qué el hombre traiciona sus propias ideas? y de acuerdo a lo que viví, vivo y espero no seguir viviendo, el presente me grita que todo se ha reducido a la economía fría, sin ética ni solidaridad, por la que el hombre, reafirma, ser “el lobo del hombre”, actitud avalada por una sociedad que contrasta entre los valores que ella pretende representar y su realidad.

Las diatribas demagógicas y alienantes de los políticos, los slogans de la mercadotecnia de sueños, atrapan, a un pueblo dormido, en un sentimiento simulado “suprimir la explotación del hombre por el hombre” y esa misma sociedad, irreparablemente, humilla, miente, blasfema y olvida que el bien común solo puede determinarse si se tiene en cuenta a la persona humana. Observan pasivamente, en complicidad silenciosa, la doble moral de los guardianes de la ley.

Hoy como ayer, el gobierno de turno, con un cinismo irreverente y una moral aparente, ejerce el poder condigno, de tipo coercitivo, e inducen la amenaza de un castigo a quien se rehusé a someterse al mandato del caudillo gobernante; sobran ejemplos para quienes tenemos memoria digna, TIPNIS, Discapacitados, linchamiento de representantes políticos, cívicos e institucionales, y más de 100 muertos en defensa de la libertad y la democracia.

No voy a contar la historia porque es demás conocida, pero es importante en estos tiempos de miedos, odios e intereses, con un gobierno carente de una política social que establezca comunidades humanas sostenibles que puedan florecer e integrarse al contexto global, rescatemos el valor de quienes interpretan que el desarrollo económico y social está fundado en la dignidad y en los derechos de la persona, y asumamos todos - autoridades públicas, sector empresarial, y sociedad civil- la responsabilidad común, para lograr el cambio real que nos conduzca a una evolución paulatina, homogénea; y no vivir las revoluciones sangrientas, físicas y emocionales, a las que nos han acostumbrado para que nada cambie. En la actualidad hay una conciencia creciente que es el sector privado, no los Estados, el protagonista primario de la vida económica. Entonces, es pertinente, la responsabilidad ética de las políticas de desarrollo y examinar los límites y las responsabilidades que tiene el sector privado en materia social. Hay que partir desde el concepto que la inclusión es un bien moral, pero también lo es económico y social. Una economía o una sociedad que deja marginados a grandes sectores de la población es, por esa misma razón, menos justa, pero también menos efectiva y más frágil.

Seamos actuantes de nuestro desarrollo económico, con solidaridad y ética; y dejemos de vivir una simulación permanente de lo irreparable.

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