jueves, 23 de agosto de 2012

EVO CUMPLE (a medias)

Julio Hector Linares Calderón
juliolinaresc@hotmail.com

Mostrando motores y celulares acomodados en el piso, a manera de inaugurar el campeonato de fútbol de comunidades del TIPNIS en Gundonovia, el Gobernador —emenerrista-masista— del Beni decía: "En la consulta ustedes elegirán entre el desarrollo o seguir marginados".

Quintana continuaba el discurso presentando a los jugadores mundialistas del 93, pregonando que tuvieron que pasar más de 20 años para que conozcan al último grupo de jugadores que dio una alegría nacional. Si en serio estaban tan marginados, seguro que esos jóvenes indígenas no tenían la más remota idea de quiénes eran esos héroes cuarentones de verde posesionados en la tarima.

La pregunta es harto conocida: ¿estos actos de prebenda pura a los que nos tiene acostumbrados el Gobierno son ejecutados sobre la base de un plan, un objetivo sostenible o sólo tienen el fin de cumplir el interés electoral en el que está enquistado perenemente el oficialismo?

La pasada semana, el matutino El Deber señalaba que el coliseo que se construye en el barrio 10 de Octubre con recursos del Programa Evo Cumple está abandonado desde hace más de dos años y se ha convertido en lugar de reunión de malvivientes. Los trabajos se iniciaron en 2008 con una inversión de $us 400.000; sin embargo, se encuentran paralizados desde 2010, después de la campaña presidencial. Y ésta no es la única obra de este programa que se encuentra abandonada —dice la nota—, pues otra es la del estadio de la Asociación Cruceña de Fútbol, que fue presupuestada en $us 3,2 millones y se encuentra a su suerte desde hace más de dos años.

Son varios los orígenes de los defectos de este programa. Primero, que es manejado de manera discrecional, no es ecuánime en ningún sentido, los municipios de Cochabamba recibieron más del 30% de los recursos, el doble de los de La Paz o Santa Cruz, por ejemplo; dinero que en un 60% fue dirigido a la infraestructura deportiva. Esta selección odiosa también se observa en la construcción de vastas sedes de organizaciones sociales, millones de dólares gastados en sectores que juran lealtad al oficialismo.

Peor aún es el manejo administrativo, pues estas obras —excusa de rapidez en la ejecución mediante— se adjudican de manera directa, gran umbral de corrupción. Pero, sobre todo, no existe ninguna instancia de control o monitoreo de su estado. Para muestra, los datos financieros del programa que nos dicen que se desembolsaron alrededor de $us 300 millones desde 2006 hasta 2011 a los municipios del país, pero que hasta diciembre de 2011, el 45% no fue utilizado. Es más, más de $us 100 millones guardados fueron entregados entre 2006 y 2009, lo que significa un innumerable número de obras abandonadas.

Un diputado desubicado se animó a decir que propondría una ley para que los recursos no utilizados en los municipios se transfieran al Programa Evo Cumple. Quién sabe finalmente sea así, pues se acerca 2014, tiempo de considerables actos de colocación de primera piedra y rifa de los recursos que seguramente nos harán falta en el futuro.

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