jueves, 16 de mayo de 2013

EVO DESMORALIZADO

Julio Héctor Linares Calderón
juliolinaresc@hotmail.com

"Quiero decir con mucha sinceridad que a mí me desmoraliza seguir estatizando o nacionalizando otros centros mineros o hacer nuevas empresas del Estado para que los trabajadores después lleven a la quiebra, empresas en déficit o trabajadores como ya ven destrozando caminos", decía de manera textual el presidente Morales hace unos días.

Con seguridad que la pesadumbre era extrema cuando dijo eso, pues cualquiera que vuelva del paraíso de las Islas Fiji y apenas se quite la camisita estilo Hawai sea informado del infierno que se vivía, es como para mandar al diablo todo. Sin embargo -para entrar en contexto- imagino cómo habrá sido la recepción del Jefazo que volvía feliz de Oceanía.

Supongo primero, que los que lo recibieron con la noticia de las huelgas y marchas fueron los ministros de la Presidencia y de Gobierno, que luego de una charla llegaron a la siguiente conclusión: "Existen afanes golpistas", al menos, aunque ya está siendo muy reciclado el refrán, ése tiene que ser el discurso para afuera.

Luego -supongo también- que el segundo reporte lo recibió del ministro de Minería. Seguro que éste fue más duro aún: "Se pierden 500 mil dólares por día de huelga en Huanuni, se viene inminentemente la quiebra", le dijo a Su Excelencia.

Se tenía entonces completo el discurso para la conferencia de prensa, que mejor que echarles la culpa a los 5.000 subversivos mineros de lo que le está pasando a la empresa estatizada, sólo falta el contexto con el que debe darse el anuncio: la desmoralización del Presidente.

Pero, a pesar de lo que imaginé, traté de confiar en la congoja presidencial y me provocó preguntarle a un especialista en el tema: ¿cómo es posible que una empresa pueda quebrar en dos días? ¿Tan frágil era la situación?; logrando así esta respuesta: "Esta nacionalización fue tomada en base a una decisión política, que incluyó ampliar la planilla de 800 a 5.000 mineros con sueldos mejor pagados que en cooperativas". Obviamente -me dijo- los costos de operación suben estrepitosamente y el problema se siente más cuando los precios de los minerales comienzan a bajar de la burbuja de los años pasados.

Entonces entendí el tema de la desmoralización, por eso, cuando mi amigo comenzó a hablar de baja productividad por trabajador, rezagos tecnológicos, falta de inversiones, problemas ambientales y otros, preferí callarlo, pues mi tristeza ya era peor que la del Presidente.

Entonces decidí no tener más malos pensamientos y fiarme de la desmoralización del Jefazo. No es para menos, al final eso de las nacionalizaciones no está funcionando, pues yo también estaría tremendamente desalentado si YPFB es la única empresa poderosa del Gobierno, que lo sea por contar con un mercado de exportación asegurado y buenos precios internacionales; y que para colmo y en los hechos, la nacionalización sea sólo una renegociación de contratos.

Además, la preocupación sería aún mayor si me informarán que gracias a la nacionalización de varias empresas, me están cobrando como mil millones de dólares de indemnización, que mucha falta me hacen para invertir en la gente. Y ni hablar de la creación de empresas, pues si las noticias que recibo de Lacteosbol, Cartonbol, Papelbol y demás imaginativas creaciones, es que nunca terminan de arrancar, me jalo de los pelos.

Pero lo que pareciera que al Presidente no le preocupa, es esta mala asignación de recursos estatales que un día seguro faltarán, así como el grave daño a la seguridad jurídica y el ambiente necesario para para captar inversión extranjera que está provocando. Tal vez a él no, pero a los que sí debería desmoralizarlos, es a los jóvenes que recibirán este país más adelante.

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