jueves, 26 de septiembre de 2013

CONCENTRACIÓN DE PODER Y ESCAÑOS PARLAMENTARIOS

Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@yahoo.es

La propuesta del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para la nueva distribución de escaños parlamentarios, antes que buscar una "justa" distribución de la representación política en el país, parece más bien estar dirigida a consolidar los resultados del "observado" censo 2012 y "apresurar" el proceso eleccionario del 2014.

Como sabemos, es sobre la base de los datos del censo que se distribuyen recursos públicos a gobiernos departamentales, municipales y universidad, así como se define el número de curules por departamento en la cámara de diputados; ambos temas altamente sensibles a los intereses y expectativas de las regiones del país. Siendo esto así, no parece responsable apresurar la asignación de recursos y curules, sin salvar el cúmulo de observaciones y cuestionamientos al censo 2012, mismo que de no contar con una certificación técnica imparcial que establezca la confiabilidad de los datos, francamente no sirven para ninguna distribución.

Hace falta que el censo recupere su calidad técnica que debe tener para constituirse en un instrumento de planificación, de lo contrario (con resultados no confiables) no se puede esperar que la distribución de recursos y escaños sea aceptada sin cuestionamientos, que es lo que está sucediendo. Sin embargo, esta situación, no parece ser de preocupación de gobierno, ni del TSE, menos del INE, actitud que nos lleva a colegir que están más interesados en apresurar las consecuencias en los ámbitos: financiero y político, en un evidente afán de superar las críticas a los resultados censales y facilitar la anticonstitucional reelección del presidente y el vicepresidente.

Es obvio que los departamentos afectados con la nueva distribución de escaños vayan a reclamar, como que los favorecidos la apoyen, situación que peligrosamente puede llevar al país a escenarios de disputa y enfrentamiento. Esta parece ser la estrategia; el gobierno de Morales en varias oportunidades ya ha utilizado escenarios de disputa para desviar la atención de temas de fondo sobre los que no tiene respuesta. Muy "creativamente" provocar que se las regiones se enfrenten por el número de curules en la cámara de diputados, mientras se implementa acciones para apresurar el proceso electoral de la reelección, escenario en el cual se van diluyendo las críticas a los resultados del censo.

Más allá de los sesgos evidentes en los datos del censo 2012, la nueva configuración población de Bolivia nos está mostrando que el país continúa con la concentración del poder político, económico y poblacional. El 71% de la población de Bolivia vive en La Paz. Cochabamba y Salta Cruz, un porcentaje mayor al 2001, cuando alcanzaban el 70%.

Bolivia sigue concentrando población en el eje, sin que esa tendencia se haya parado o revertido. Los 7 años de gestión de Evo Morales, antes que frenar esa concentración perniciosa (típicamente centralista) han contribuido para que se mantenga. La desconcentración del poder político y económico, mantiene la tendencia de anteriores décadas (en el censo 1992, en el eje acumulaba el 68% de la población del país), evidenciando que lo que se ha hecho es insuficiente o algo peor, se sigue contribuyendo a esa tendencia.

Bolivia cada vez más asimétrica. Una sociedad donde la gente tiene que migrara a los centros de poder político y económico para satisfacer sus expectativas de vida, mal puede llamarse un estado autonómico, donde se supone que los recursos y las decisiones se han desconcentrado. Queda claro que bajo el lente de los resultados del censo, las autonomías en Bolivia no pasan del discurso y el texto constitucional.

En ese contexto, el debate sobre un escaño más o uno menos, resulta irrelevante. Bolivia no ha corregido su rumbo concentrador de poder político y económico y, mientras no lo haga, toda la parafernalia propagandística del estado plurinacional autonómico se asemeja más bien a un engaño colectivo.

Mientras el propio presidente, como si fuera plata de su bolsillo, decida donde se construyen canchas de césped sintético o coliseos con recursos públicos, los procesos de descentralización y desconcentración del poder seguirán ausentes. Lamentablemente aún vivimos tiempos en los que los "beneficios" (comunidades, barrios, sectores, departamentos, municipios, regiones) tiene que extender la mano y doblar las rodillas para que el "supremo" decida cuanto de inversión dispondrá, sin justificativo que impida el despilfarro.

Como estamos, Bolivia en el verso transita a las autonomías, en la realidad a la concentración del poder. Con todos sus errores técnicos, los datos del censo 2012 nos están mostrando que en los últimos años se está haciendo muy poco en construir una sociedad democrática, con equidad y desarrollo.

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