Oscar A. Heredia Vargas
Investigador- Analista
Docente en Mérito- UMSA
El vocablo transparencia -no mentir y no esconder lo que en realidad se está haciendo- brota inesperadamente en historias acerca de todo, en especial en boca de los que están en el poder en las diferentes instancias e instituciones por lo que su significado llega a ser "confuso", ya que sus hechos y actos muchas veces nos demuestran el escamoteo de la verdad. Afirmar ser transparentes no es lo mismo que ser verdaderamente transparentes. La falta de transparencia en las esferas de la política y del poder no son circunstanciales, con reiteración, se cimientan metódicamente dentro de las organizaciones sociales y políticas.
La literatura sobre el narcisismo de los líderes -jurásicos- afirma que la necesidad de confianza en sí mismos se deriva fácilmente hacia un punto ciego: no escuchan, no son receptivos, creen sus propias mentiras, manipulan, incumplen lo prometido y caen fácilmente en la manipulación del entorno que solo busca el poder para lograr beneficios individuales y de grupo.
Los "líderes", es decir, los seudo-líderes manejan mal la información y no rinden cuentas de sus actos, dando un mal ejemplo a toda la sociedad. Hoy los gobernantes tratan la información como confidencial y el resultado general de la categorización es retener o manipular la información.
Las camarillas alrededor del caudillo generan el llamado "efecto resplandor", pese al descredito del político, del dirigente, del candidato y de la autoridad, son considerados todavía "semidioses" se les da la inmunidad del rango, que se refleja en obtener la aprobación de sus conductas que son cuestionadas por el ciudadano de a pie.
Muchos "líderes" levantan fuego para defender esta visión endiosada de ellos mismos, una y otra vez se oyen historias sobre los gobernantes que hacen algo deshonesto sin ocultarse de quienes los observan -el pueblo-que no hace nada porque el gobierno es amedrentador, por lo tanto peca por fallar en su "obligación de curiosidad" y de fiscalización.
Darle esperanza a la gente es darle un arma políticamente poderosa. Para lograr ello, podemos tomar el ejemplo del bufón de El Rey Lear -Shakespeare- y hablarle al poder y a los líderes jurásicos con bromas y adivinanzas y así poner en tela de juicio, todo lo sagrado, todo lo sabio y todo lo sofista o hablarle claro al poder absoluto de la siguiente manera: "No mintáis poderosos. Si vivís del poder con zapatos de cuero y cuellos planchados y manejáis el dinero de los ingresos públicos, no digáis que los que andan descalzos y medio desnudos son felices, porque no lo son".
Elegir la transparencia, el patriotismo y el coraje es un deber ciudadano. Debemos construir la verdad pública y disipar los mitos que rodean sus operaciones, para ello proponemos una nueva ideología rendición de cuentas y la transparencia para confrontar al totalitarismo
"Ante la duda, déjalo salir".
__._,_.___
No hay comentarios:
Publicar un comentario