Como en casi todas las circunstancias sociales que nos toca atravesar en nuestra corta existencia, aparece – pegajoso - el discurso amanerado e incisivo, esas palabritas mecánicas e irreflexivas, esos párrafos rimbombantes y simplones justificadores de la molestosa conciencia humana, esa conciencia que, cual pabilo errático, se va extinguiendo, en sus locos y azarosos vaivenes, de este mundo tan global, como frío y pétreo.
La proclama de "yo soy dueña (o) de mi cuerpo" y puedo hacer con él como me plazca, no solo es signo inequívoco de las feministas de género, sino de cuanto necio y arrogante camina sobre esta tierra. Es tan singularmente pretencioso el cliché, como otros similares, a saber: "yo respeto la orientación sexual de quien sea", "todos los hombres son iguales ante la ley…y ante Dios", " Dios te bendiga"…en fin la lista es interminable, tanto como los superfluos "buenos días" espetados a diario por quienes les importa un comino quien es y menos cómo se siente.
Y entonces, en esta sociedad pintoresca como una historieta, dulzona como una telenovela y tan entrometida como una suegra estereotipada y perversa como la bruja Baba Yaga, surgen las voces altisonantes, aquellas adornadas de una falsa piedad que clama a voz en cuello ¡ Qué barbaridad ¡ ¡ Pobre niña ¡ ¡ Muerte al violador ¡…..
Y sin más preámbulo que una obertura atropellada y feroz, la muchedumbre exige en su corifeo ¡ Que aborte al feto ¡ ¡ Hay que proteger la vida de la madre ¡ …..y ya no quiero más repetir más estupideces. Ustedes las han oído hasta el cansancio.
No pretendo convencer a los crucificadores de hacer lo contrario; amaestrados en sus razonamientos, éstos, incapaces de reflexionar sobre sus pasos y decires, continuarán nomás con sus elucubraciones, hasta que finalmente – después de certificar el despadazamiento del feto del vientre de la adolescente – saldrán con sus pañuelos blancos a recibir ¡ gozosos ¡ al Papa Francisco, para compartir la alegría del evangelio, según reza el spot autorizado.
Lo que si pretendo es conmover, si acaso las palabras de un simple mortal como el suscrito pudiesen, a quienes permanecen impasibles en sus poltronas. Exhortar a quienes proclaman ser hijos de Dios y dicen que orando pueden más que alzar sus voces, y entonces sus actos, encerrados y felices en sus templos, son inexistentes. Ya, de tiempo, han olvidado que no es el oidor, sino el hacedor, de quien el Creador se complace.
Y conmover también, a quienes las vicisitudes de esta vida, los han llevado a ocuparse de sobrevivir sin tomar en cuenta que aquello no es tal, si cerramos los ojos a las necesidades de otros.
Pero de aquellos, los que están en el poder, los de puestos en eminencia, no espero nada. Harán lo que les conviene hacer, pues beben de lisonjas y comen – sin saciarse – de su codicia.
Y enlistarme como uno más, con los pocos (as) que impiden que un acto abominable – cual es el aborto – se consume. Entonces, me importa un comino si estos (as) son de la religión que fuese, del partido que fuese o de la clase y color que fuese, sin son hetero u homo, o gay o lesbiana. Simplemente, afiliarme a la vida, enrolarme a quemarropa con cualquiera que considera que no existe peor crimen que el asesinato impune de una criatura incapaz de defenderse.
¿Qué pues, es lo que quieren demostrar los crucificadores ?. Acaso, no pecan de santurronería (cosa con la cual estigmatizan a los defensores de la vida) aquellos que pretenden la seguridad ciudadana y hacen gala y estandarte – a título de "cuidar la vida de la madre" – de un aborto, en su entender, "compasivo" ? ¿ Y cómo entender a algunos individuos de bata blanca y alma oscura, que se publicitan como cuidadores de la salud mental y física de una adolescente aguijoneada por los medios y oprimida por la presión de quienes ni la conocen, ni intenciones tienen de conocerla nunca y jamás.?
¡ Ay ¡ necios y malignos, ignoran .- porque así lo quieren -, que sus indiferencias, sus pensamientos y actos sanguinarios, ya han subido a las narices del dueño de universo. ¿Cómo escaparán a su ira?.
__._,_.___
No hay comentarios:
Publicar un comentario