"LA CUESTIÓN DE LAS REDES"
- Una breve reflexión -
Por: Carlos Tony Sánchez
A veces a mí tampoco me gustan (las redes), puedo decir esto ? No me gusta que cualquier persona, de abolengo, apellido extranjero o rizos aúreos (¿todavía reluce eso?), títulos, rangos, unciones, fama o lo que sea, pretenda ser la voz autorizada, la Vox Dei. Tampoco me gusta que se ventilen honras ajenas, se agreda - cobardemente - los derechos de los otros, escudados en el vil anonimato o no. Con foto de perfil falso o no.
Me causa – asimismo – stress, el saber que una sola palabrita mía compartida en el "Muro" (quizás irreverente pero sin intención maligna alguna) pueda causar, en mi interlocutor o en personas que casualmente, estén leyendo el comentario y paralelamente se encuentren en plena disputa conyugal o desempleados. Pueda causar - decía – como respuesta, palabras fuera de lugar hacia este humilde internauta y seguro servidor e inclusive hacia otro que ni siquiera esté al tanto ( como que esté durmiendo o haciendo el amor, y luego se conecte) aserrando mis mayores simpatías y sublimes creencias o, simplemente me afecte porque sí o porque – además – ese preciso día, no me gustó el sabor del pan del día anterior, aunque en realidad es el panadero testigo de Jehová el que no me gusta, el que suspende sus labores el día domingo, para tocarme la puerta temprano inútilmente el bendito día del Señor. Quid pro Quo.
Y confieso que, al igual que el insecto desprevenido y ufano porque sabe volar, cae en las redes de la afanosa araña, así pasa (a veces nomás) con el suscrito. Esa misma Octo Pedes que suele ser tan inteligente tejiendo sus artimañas en lo profundo del bosque oriental o en el Palacio Quemado…. donde exista mayor circulación de incautos que creen sabérselas todas (como yo, también a veces nomás), me atrapa en sus redes y en el intento de zafarme, sale lo peor de este ciudadano plurinacional, manchando la lengua inmaculada, con aquello que sale (en ese preciso instante y sin pasar por la otra mitad de mi cerebro, la racional) a torrentes de mi corazón inicuo. Nomás al instante, me doy cuenta avergonzado, de la cantidad de inmundicia dejada tras mi intervención, atrapado por las redes le doy DELETE…diré en mi defensa. Otros (y eso peor), solo la tienen oculta en su cabeza - la inmundicia – sin darle ENTER, pero sus dedos huesudos escriben odas y epístolas, manteniendo la compostura como las tumbas de ricos, hermosas por fuera e igual que todas, por dentro, llenas de inmundicia. Mejor no caer en sus redes.
Las redes pues, nos revelan lo que somos. Amigables y solidarios por momentos,… homicidas ¡ nunca ¡ ; sinceros y transparentes a veces,…hipócritas ¡ nunca ¡ , benefactores y asertivos ocasionalmente…miserables y ponzoñosos ¡ nunca ¡. Excelentísimos, honorabilísimos, reverendísimos, magníficos.
Ah ¡ existen sitios SPA en las redes, algo así como puertos seguros, oasis vacacionales, templos Shaolín, santuarios de Aleluyas, en los cuales se te ofrece un descanso a tus ojos atormentados y tu corazón atribulado. Lindas bendiciones, lindos gatitos y perritos, linda musiquita, lindo "junte" burguesito a la Corte Electoral, sin represión policial garantizada. Algo así como una fumada de Cannabis con toda la capacidad de tus pulmones, una porción de Colombia. Para luego de unas horas, ya fuera del Shangrilla y vuelto al Reallity show, actuar como si fueras tú. Ni más ni menos. To yes or to not vote..that´s is the question.
Pero asimismo, no creo que la Endgültige Lösung für das Problem der Bolivianer o Endlösung para hacerlo más entendible…..sea el ponerles grillos a la libertad de expresión, que en nuestro caso, es de una sociedad ingrata, además de aninformática, superflua y barullenta. Libertina en buenas cuentas.
Y muy a pesar del maligno en las redes, relievo el haber encontrado gentes de verdad en las redes. Si, gentes de verdad, como lo decía Benedetti "gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme, gente con tacto, que posee sentido de la justicia. A éstos los llamo mis amigos". Quizás por ellos permanece este mortal en las redes, porque me mejoran y me brindan la posibilidad de que yo -algún día – pueda mejorar alguno.
Es así que, después de unas pocas horas de reflexión intercalada con mis obligaciones cotidianas, debo manifestar, que por el momento me adscribo a la afirmación de la experta Eva Gonzales ( ¡ Eva ¡ tenía que llamarse..) en un periódico local que no leo ni a bala, pero que por gracia de su ilustrísima majestad Facebook, leí:
"Si quieres menos basura, invierte y educa más a tu gente".
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