PRIMERO DE MAYO
Por: Carlos Tony Sánchez (ed.2016)
Mis años mozos están plagados de imágenes de marchas del 1ro. De Mayo, de sentirme parte de un cuerpo, el de los trabajadores y su "gloriosa" COB. La Central Obrera Boliviana, aquella que con brazos entrelazados encabezaba la multitud efervescente de trabajadores alegres por su día. Al centro, el inolvidable "maestro", Don Juan Lechín Oquendo, quizás más nítido por su tez blanca en medio de los de bronce y sus cabellos y bigote blancos, en medio de los brillantes pétreos rostros de bocamina.
Atrás, como injertados por la fuerza de la historia, en esas circunstancias donde pendía sobre nuestras cabezas, la bota militar y los golpes de Estado, los gringos – como siempre – con los hilos invisibles orquestando esto y lo otro…. nosotros, los noveles universitarios de la U.M.S.A., los de aquella vieja Universidad paceña, donde el ser derechista era algo así como tener SIDA.
Y con el pasar del tiempo, esto se fue volviendo solamente un festejo, a veces monumental, por las soberanas borracheras en las que, como trabajador petrolero y sindicalista, participaba. Entonces, los "Vivas", los "Glorias" y los cánticos revolucionarios, adquirían un sentido quizá hasta arcaico, opacados continua y abruptamente por el lenguaje procaz, propio del sopor de la cerveza y del fugaz dominio obrero en la naciente democracia boliviana. Había que prolongar el festejo ¡ que carajos ¡ esta libertad nos costó sangre, ¡ salud ¡…y así fue por escasos 3 años.
Las frías noches paceñas no olvidarán jamás la cofradía - al amanecer -, de miles de trabajadores del Estado, de obreros, de los hombres retornando en zeta a sus hogares. Unos cantando y vivando una revolución inexistente, los otros vociferando sabe Dios a qué o quién.
Hasta que vino - como la Parca – sin aviso, el decreto 21060, y nos despidió a todos los festejantes. De pronto, el Día del Trabajo perdió su alegría, su espuma, su sentido festivo…¿cómo alegrar a un hombre sin trabajo, sin salario que llevar a su familia ?. Mal día fue aquel en el que un buen amigo me dijo que a partir del decreto emenerrista de relocalización, el glorioso 1ro. de Mayo juntaba en las cantinas, más hombres divorciados y desempleados, que obreros. Apuramos - con él – mirándonos a los ojos, nuestro último vaso, hasta el fondo. Ambos habíamos quedado sin trabajo y perdido nuestras familias.
Hoy, ya en el umbral de lo que me depare el encanecido destino inevitable, intento volver a encontrarle virtud al 1ro de Mayo, aunque no he perdido el valor signado a los mártires de Chicago, ni olvidado - en mis adentros - el sacrificio de los nuestros, no solo por su holocausto por las libertades que hoy gozamos, sino por ese amor incomprensible de esos ilustres anónimos, que un día decidieron que valía la pena "poner el pecho a las balas", dando en ello significancia suprema a sus vidas y a la mía ¡Cómo olvidarlos ¡
Este Domingo mi gente honrará a Dios, dándole honor al caído por la justicia, por la dignidad de los trabajadores del mundo. Y yo, renovaré mis votos de compromiso cristiano, por los pobres y los sufrientes del mundo.
Y quizás este Domingo, me levante y tenga el ánimo y las fuerzas que antes me levantaban como un resorte, y lleve a mi amada mujer - trabajadora cruceña - con su Wiphala y mis dos hijos - masistas y adolescentes, con su Tricolor, a la concentración del 1ro. De Mayo, para verlo al compañero Evo y a la Marcha, la Marcha de nosotros, la Marcha de los obreros….y responda – con los míos - con vigor, los "Vivas", las "Glorias" y además entone con ellos, emocionado…… " El pueblo unido, jamás será vencido".
Por: Carlos Tony Sánchez (ed.2016)
Mis años mozos están plagados de imágenes de marchas del 1ro. De Mayo, de sentirme parte de un cuerpo, el de los trabajadores y su "gloriosa" COB. La Central Obrera Boliviana, aquella que con brazos entrelazados encabezaba la multitud efervescente de trabajadores alegres por su día. Al centro, el inolvidable "maestro", Don Juan Lechín Oquendo, quizás más nítido por su tez blanca en medio de los de bronce y sus cabellos y bigote blancos, en medio de los brillantes pétreos rostros de bocamina.
Atrás, como injertados por la fuerza de la historia, en esas circunstancias donde pendía sobre nuestras cabezas, la bota militar y los golpes de Estado, los gringos – como siempre – con los hilos invisibles orquestando esto y lo otro…. nosotros, los noveles universitarios de la U.M.S.A., los de aquella vieja Universidad paceña, donde el ser derechista era algo así como tener SIDA.
Y con el pasar del tiempo, esto se fue volviendo solamente un festejo, a veces monumental, por las soberanas borracheras en las que, como trabajador petrolero y sindicalista, participaba. Entonces, los "Vivas", los "Glorias" y los cánticos revolucionarios, adquirían un sentido quizá hasta arcaico, opacados continua y abruptamente por el lenguaje procaz, propio del sopor de la cerveza y del fugaz dominio obrero en la naciente democracia boliviana. Había que prolongar el festejo ¡ que carajos ¡ esta libertad nos costó sangre, ¡ salud ¡…y así fue por escasos 3 años.
Las frías noches paceñas no olvidarán jamás la cofradía - al amanecer -, de miles de trabajadores del Estado, de obreros, de los hombres retornando en zeta a sus hogares. Unos cantando y vivando una revolución inexistente, los otros vociferando sabe Dios a qué o quién.
Hasta que vino - como la Parca – sin aviso, el decreto 21060, y nos despidió a todos los festejantes. De pronto, el Día del Trabajo perdió su alegría, su espuma, su sentido festivo…¿cómo alegrar a un hombre sin trabajo, sin salario que llevar a su familia ?. Mal día fue aquel en el que un buen amigo me dijo que a partir del decreto emenerrista de relocalización, el glorioso 1ro. de Mayo juntaba en las cantinas, más hombres divorciados y desempleados, que obreros. Apuramos - con él – mirándonos a los ojos, nuestro último vaso, hasta el fondo. Ambos habíamos quedado sin trabajo y perdido nuestras familias.
Hoy, ya en el umbral de lo que me depare el encanecido destino inevitable, intento volver a encontrarle virtud al 1ro de Mayo, aunque no he perdido el valor signado a los mártires de Chicago, ni olvidado - en mis adentros - el sacrificio de los nuestros, no solo por su holocausto por las libertades que hoy gozamos, sino por ese amor incomprensible de esos ilustres anónimos, que un día decidieron que valía la pena "poner el pecho a las balas", dando en ello significancia suprema a sus vidas y a la mía ¡Cómo olvidarlos ¡
Este Domingo mi gente honrará a Dios, dándole honor al caído por la justicia, por la dignidad de los trabajadores del mundo. Y yo, renovaré mis votos de compromiso cristiano, por los pobres y los sufrientes del mundo.
Y quizás este Domingo, me levante y tenga el ánimo y las fuerzas que antes me levantaban como un resorte, y lleve a mi amada mujer - trabajadora cruceña - con su Wiphala y mis dos hijos - masistas y adolescentes, con su Tricolor, a la concentración del 1ro. De Mayo, para verlo al compañero Evo y a la Marcha, la Marcha de nosotros, la Marcha de los obreros….y responda – con los míos - con vigor, los "Vivas", las "Glorias" y además entone con ellos, emocionado…… " El pueblo unido, jamás será vencido".
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