¿FELIZ AÑO NO EVO? O UN NUEVO PARADIGMA
Por: Luis Fernando Ortiz Daza
Este año que acaba fue muy malo para el gobierno nacional, ha recibido duros golpes y en algunos casos se ha propinado algunos peores. El referendo para cambiar el artículo 168 de la constitución política del Estado para permitir la repostulación del binomio oficialista fue un mazazo tremendo. Ha servido para desnudar más allá de las debilidades carnales de cualquier ser humano, el manejo del poder para beneficio propio que en buen romance significa tráfico de influencias.
Algo que nos debe preocupar es también la declinación de la producción de los campos gasíferos tradicionales en el país que significa malas noticias para todos. Si bien se ha puesto en marcha Incahuasi, esto no significa el aumento real de las reservas, ha aumentado la producción en un intento desenfrenado por dar vigencia a las inversiones en la industrialización del gas. Mucho me temo que en cinco años o un poco más no tengamos gas siquiera para el uso domiciliario.
Los departamentos que vivimos de la renta petrolera deben planificar adecuadamente ante esta contingencia y arrancar de una buena vez con inversión en el aparato productivo y de vocación en uso de suelos. Hay que tener cuidado con elefantes blancos y sacados de la desesperación por falta de concertación con las provincias y actores sociales y medioambientales, ingenios azucareros y represas en áreas protegidas son un ejemplo.
Muy mala noticia fue el decrecimiento de la economía que no permitió el pago del segundo aguinaldo aunque en algo alivió a la empresa privada. Las cifras engañosas de las instituciones del Estado ya no convencen, hoy a fin de año se ha sentido la crisis y el desempleo.
Las denuncias de corrupción han sido muchas y a todo nivel, punto cúlmine la aprehensión de Nemesia Achacollo que es solo la punta del Iceberg llamado FONDIOC. Hoy todavía está pendiente una investigación independiente, ya que el contralor saliente este año que fue quien inició y denunció el caso lamentablemente terminó sin dar un informe final coherente con la acusación principal. Desde la nueva contraloría no se ha avanzado nada y hay una intención manifiesta de archivar el caso.
La corrupción también estuvo por los aires, el caso de LaMia desnudó un posible tráfico de influencias, negligencia y corrupción al más alto nivel político, siguen además pendientes los casos del TAM con una millonaria deuda en impuestos y una supuesta empresa del chaco que no se sabe de su razón de ser, pero sí de su existencia.
El problema del agua en La Paz es todavía una herida lacerante en las personas de la zona sur que están estupefactas e incapaces de reaccionar ante el temor de los movimientos sociales y que podría desatar una confrontación sin precedentes. Las colas siguen, la mentira es continua y el gabinete del agua es un parche ideológico que no atina a nada, las nuevas autoridades del agua, si bien tienen un excelente currículo están atados de manos y son marionetas políticas del poder que hace aguas.
Los daños medioambientales suman y siguen, la minería cooperativista sigue haciendo estragos en las fuentes de agua dulce en Potosí y Oruro, inclusive se están derrochando aguas fósiles que no se van a reponer nunca en beneficio del extractivismo más depredador del planeta como es la minería. Se están secando los lagos y si bien el cambio climático es una de las causas, la peor es el factor humano que no supo prevenir, que no supo planificar y se la pasó de campaña en campaña, de elección en elección, de referendo en referendo con el único fin de perpetuarse en el poder.
Los asesinatos y secuestros siguen sin justicia, el caso Illanes es una herida tremenda, la tortura y flagelación de un viceministro consecuente con el cambio, soldado leal al gobierno aún duele. Hace poco se secuestró a otro viceministro y los movimientos sociales, esas minorías eficaces hacen y deshacen en la desinstitucionalización de un Estado que se va a pique con denuncias de narcotráfico y secuestro de droga en todas las fronteras.
Duelen y hieren el sentimiento y emoción nacional los feminicidios, infanticidios y tanta violencia en los hogares bolivianos.
Duele menos, pero lastima la burocracia indolente, la coima a los agentes de tránsito mal pagados y maltratados para su bono navideño, la coima a todo nivel para tener un poquito de justicia, esa loca tuerta que agoniza en los pasillos de los tribunales.
Un mal año con presagios de uno peor y durísimo por las características de la economía mundial de la que somos fuertemente dependientes por ser productores de solamente materias primas como el gas y la soya. Peor aún un año que ya empieza con una polarización política en torno a la reelección, movimientos sociales fuertemente movilizados y a cuya cabeza están las juntas vecinales afines al oficialismo que irán casa por casa al estilo de Torquemada a levantar firmas para la iniciativa "ciudadana" que permita un nuevo referendo.
Y falta mucho, hubieron malas noticias a todo nivel, no hay tiempo para ser optimistas, pues esto significaría esconder la cabeza bajo la tierra, debemos prepararnos para afrontar el año que viene con propuestas eficientes desde la oposición y con la esperanza de que la conciencia revolucionaria de algunos mandos medios e intermedios del gobierno cumplan su trabajo, vuelvan a sus principios y convicciones.
Nos piden una gota de conciencia, nosotros les pedimos gotas que formen ríos de humildad, de honestidad y eficiencia y no solo al gobierno nacional, también a los gobiernos departamentales y municipales como los de Santa Cruz y La Paz, el uno que da recursos para un desfile de culos en vez de socorrer a hogares de acogida para menores y el otro que tiene un contrato dudoso y supuestamente corrupto con una empresa de aseo.
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