ADUANA NACIONAL Y COMERCIO EXTERIOR EN DEPRESION
Por MBA Lic. Milton A. Málaga Arteaga
Una de las premisas fundamentales en el mundo del comercio mundial es el trillado pero vigente término "competitividad", el que hoy en día va más allá de la definición porteriana y/o globalizadora, puesto que ha tomado muchas caracterizaciones en función de diferentes emprendimientos.
Con la finalidad de establecer el escenario propicio, se analizará el término "Facilitación Comercial" desde una perspectiva más aduanera y como variable que aporta al término competitividad. El comercio exterior en general interactúa con la trilogía conformada por el vendedor (exportador), el transportista y el comprador (importador), pero entre ellos está la decisiva participación de la aduana nacional.
Entre la norma, la aplicación del procedimiento operativo y la tramitología burocrática (muchas veces discrecional en su interpretación y aplicación práctica) no hay congruencia con la necesaria y obligatoria medida que se aporta a la competitividad mediante la facilitación comercial. El Acuerdo de Facilitación Comercial no es un simple término, en nuestra legislación se lo reconoce mediante Ley Nº 998 de fecha 27 de noviembre de 2017, ratificación del protocolo de enmienda al Acuerdo de Marrakech. En este contexto, la obligatoriedad del cumplimiento de la facilitación comercial no siempre es cumplida por la administración aduanera nacional. Por facilitación también se considera la sencillez, simplicidad, agilidad, proporcionalidad y previsibilidad en la gestión aduanera. Con todos esos elementos se aporta a la competitividad del comercio exterior boliviano sector clave que dinamiza y fortalece la economía nacional.
En el mundo se vive una guerra comercial por la disputa entre EEUU y China, que afecta a la Unión Europea, preocupa a Rusia y mantiene alerta a la India, así como a los países del sudeste asiático. Sin embargo, en nuestro país, se permanece en total quietud, sin pensar en estrategias ni alertas tempranas ante ño que sucede en el mundo. Y siendo nuestros clientes parte de ese mundo, deberíamos pensar en alternativas acerca de cómo enfrentar la crisis que se avecina.
Se pronostica la baja del dinamismo de nuestra economía y consecuentemente, se aproximan efectos recesivos, a los que podemos sumar las posibles devaluaciones de países vecinos. Si bien tras los sucesos de noviembre 2019 el país vive cierta tranquilidad social, no debe bajarse la guardia, hay que estar preparados para tomar medidas que compensen los efectos del comercio mundial mediante ágiles políticas de administración aduanera que sean coherentes con la normativa de "Facilitación Comercial".
En función de lo expresado, urge que la Aduana Nacional plantee reformas que no sólo sean persecutorias y sancionatorias; es necesario cambiar ese enfoque por uno más dinámico, acorde con las necesidades del presente. La forma prospectiva de ver el comercio exterior no solo tiene la función de recaudar; también debe coadyuvar con alternativas de protección del mercado interno. Además, urge dinamizar y facilitar el comercio exterior boliviano con políticas aduaneras dinámicas.
Más allá del futbol que distrae y la política que preocupa, es hora de generar las acciones necesarias para aminorar los duros efectos que se aproximan para la economía boliviana. Un manejo aduanero dinámico y honesto, será un valioso instrumento en ese campo.
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(*) Fundador y Past Presidente del Colegio de Profesionales en Comercio Exterior e Internacional (CPCEI)
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