Hernán Zeballos H.
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En la mitología griega la primera mujer fue Pandora. Fue hecha en el cielo y todos los dioses contribuyeron en algo para perfeccionarla. Le otorgaron varios dones, luego Pandora fue llevada a la Tierra y presentada a Epitemeo que la aceptó feliz a pesar de los temores de su hermano, que no confiaba en Zeus y sus regalos.
Epitemeo tenía en su casa una habitación donde guardaba algunos objetos que no había alcanzado a repartir. Entre ellos un baúl. Poco a poco fue creciendo en Pandora una gran curiosidad por conocer el contenido de esa caja; finalmente quebró el sollo y abrió la tapa para mirar dentro. Pero en ese mismo momento escaparon de la caja una multitud de plagas para atormentar a los hombres, entre otras, la envidia, la ira y la venganza para el alma, y estos males se repartieron por todas partes.
Pandora, se apresuró en cerrar la caja, pero ya era tarde, todo el contenido de la caja había escapado, exceptuando una sola cosa que yacía confundida al fondo, esa era la esperanza. Desde entonces aunque los males nos acechen, la esperanza nunca nos deja por entero. Y mientras tengamos un poco de esperanza, ningún mal puede derrotarnos completamente.
Parece que tenemos un Dios Zeus, que nos regala muchas cosas, cheques que se distribuyen alegremente, proyectos industriales que no acaban de instalarse y operar. Pero el regalo mayor es la nueva CPE, no entregada por el mismo Dios, pero sí elaborada con el apoyo de los nuevos mercenarios del conocimiento, los consultores a medida. Como el hermano de Epitemeo parece que hay que desconfiar de estos regalos porque con ellos nos vino la Caja de Pandora.
Abierta la Caja de Pandora, por su no tan inocente dueña -o dueño-empiezan a esparcirse los demonios de la envidia, la ira y la venganza. Esto se refleja en los hechos recientes, titular del DIARIO: "Gobierno sin argumento ante el ataque a la familia Cárdenas". Aquí se combinan las pasiones más bajas para agredir a una persona de origen indígena que, con gran mérito ha logrado alcanzar niveles de excelencia tanto en su formación intelectual y profesional, como de conducta. Su pecado, como lo señalan numerosos periodistas e intelectuales que lo defienden, el pensar distinto. Se presentan argumentos como el de no cumplir sus obligaciones con su comunidad, el de haber traicionado el pensamiento indigenista. Pero, en el fondo, lo que se busca es castigar a alguien que parecería convertirse en la piedra en el zapato en la próxima contienda electoral, entonces hay que acabar con él, hay que dejarlo desprotegido, atacar su espíritu combativo.
Otro caso, el de la ex diputada Marlene Paredes, ahora disidente del MAS, a la cual otro grupo de militantes del partido de gobierno la golpearon y allanaron ilegalmente su casa en Yungas. Lo dramático es que pese a haber denunciado oportunamente las constantes amenazas ante el Gobierno y la Fiscalía, nadie hizo nada para evitar estos abusos a su propiedad y a su persona. El argumento nuevamente es "ella no cumple con los deberes de la comunidad". En ambos casos se alega de que se está actuando en función a la nueva CPE, esto es, hay un derecho y una justicia originaria que se aplica de manera selectiva, contra quienes no están de acuerdo con la actual línea de gobierno.
Pero estas conductas vandálicas, al no tener un mecanismo que haga cumplir las leyes que, todavía están vigentes, se generaliza en otros ambientes. Nueva mente las noticias nos traen titulares: "violencia y vandalismo en las elecciones por la FUL", las nuevas elecciones para el mecanismo estudiantil derivaron en hechos que ocasionaron daños al coliseo de la UMSA en la calle Federico Suazo. Seguramente se trata de confrontaciones entre grupos que pretenden cierta línea institucional y otros que buscan el poder a como de lugar.
Mi pronóstico es que la fijación de los territorios de las 36 naciones establecidas en la nueva CPE, significará la liberación de más demonios de esta Caja de Pandora. Solo nos queda la esperanza.
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