Armando Alvarez
aralar3@gmail.com
Deuda histórica, venganza, revancha, etc. con esos sentimientos no hay forma de construir un país donde todos los bolivianos independientemente de su origen, sexo o color tengan cabida. Como no aprender de un verdadero líder, como Nelson Mandela, que luego de 27 años de prisión, en los cuales fue testigo de la tortura y asesinato de muchos compañeros de lucha e incluso la muerte de familiares que no pudo enterrar, en un país donde había una profunda DISCRIMINACION y EXCLUSION, cuando llega al poder antes que buscar su propia venganza y la de quienes representaba – y motivos pudieron haber tenido - promueve una reconciliación y persigue gobernar y construir un país para todos los sudafricanos. Mandela ya no gobierna y posiblemente aún hay muchos temas que resolver y mejorar en Sudáfrica, pero no se puede negar que tienen más que un sendero trazado.
Como muchos bolivianos estoy absolutamente consciente de la necesidad de cambio, pero de ninguna manera el tipo de “cambio” que pretende llevar a cabo el actual gobierno, que ,como los hechos fehacientemente lo demuestran, es más de lo mismo pero además con sed de venganza. CAMBIO SI, PERO NO ASÍ.
No pretendo defender a nuestros anteriores gobernantes que en su mayoría tampoco gobernaron para todos los bolivianos ni en el mejor interés del país. Pero, entre muchas otras cosas, es justamente lo que muchos bolivianos deseamos cambiar.
Seguir con la cantaleta de lo que hicieron o no hicieron quienes nos gobernaron y sus partidarios no nos va a llevar a ningún lado. El pasado es importante para no repetir los errores y mejorar los aciertos, que en el caso de nuestro país, posiblemente los segundos fueron menos que los primeros, pero no por ello deben ser desconocidos. Tampoco nos afanemos en buscar culpables por los tiempos que vivimos, porque todos hemos contribuido con nuestro granito de arena, lo que no implica que la impunidad deba continuar siendo una práctica común.
Para construir un país para todos, los bolivianos debemos reconciliarnos, superar el pasado y asumir conciencia de que todos tenemos los mismos derechos, pero también obligaciones para con nuestros conciudadanos, la sociedad y el país. La gran duda es si existe un líder que nos encamine por ese rumbo.
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