sábado, 27 de junio de 2009

ALIANZAS VEMOS

DANTE N. PINO ARCHONDO
napucopino@yahoo.es

Una de los principios que las alianzas electorales deben tener, para trascender los acuerdos frágiles, que terminan justo cuando las elecciones acaban, es un básico acuerdo programático y una misma visión de país. Sin esta condición, todo queda en un simple reparto de espacios políticos, que generalmente no se cumplen.

No es entonces un asunto de expresión de voluntades sobre temas relacionados con la unidad, con los pobres o con otras abstracciones conceptuales que dicen todo y no dicen nada. Se trata de explicar, con seriedad, que es lo que une ideológicamente a los pactantes y que es lo que piensan hacer en función a esa unidad. Sería bueno saber también cuales son los límites que tienen las partes para convocar a otras agrupaciones políticas.

Cuando escuchamos a futuros candidatos pedir que se unan a sus proyectos, sin especificar cuales son las bases de esta unidad, nos parece volver a vivir el pasado reciente. El año 2005 Evo Morales convocaba al voto ciudadano contra el neoliberalismo y la vieja partidocracia, nunca dijo para qué. Y cuando se vio en el Palacio, esa ausencia de proyecto definió su gobierno. Hasta ahora no sabe para qué y para quien gobierna. Solo es gobierno.

Ser gobierno no basta entonces. Es necesario tener claro porqué se quiere ser gobierno y que visión de país se ha de establecer. Por eso la importancia de que las alianzas definan sus bases y sus programas. Desde la oposición disgregada que tenemos, se está repitiendo el mismo comportamiento del M.A.S. Se escuchan pedidos para conformar un frente y se explica que la meta es vencer a Evo Morales. Ganarle las elecciones como sea, es decir sin, que importe nada más que eso.

Es una demostración de la desesperación por evitar la continuidad de uno (Evo) y comenzar la de otro, pero con las mismas características que el anterior. Y esa ausencia de proyecto nacional nos tienen aprisionados, empantanados y retrocediendo sin cesar.

La experiencia que estamos viviendo de hacer gobierno a un grupo de activistas sindicales políticos, sin oficio ni beneficio, no debe repetirse. Escudarse en viejos clichés de justicia social, de preocupación por los pobres, de unidad nacional de ser expresión de la juventud, no es suficiente si no nos dicen que quieren hacer con la situación en la que nos tiene el gobierno y que se proponen cambiar o transformar.

Alguien me exigirá que tenga paciencia, que todo tiene su tiempo y que esas explicaciones llegaran en unos meses. Es cómo pedir que coma el plato y luego me avisan de qué estaba hecho. Es cómo decirnos que no importa qué piensa cada uno, sino cómo se pueden ganar votos, agrandando un conglomerado de grupos disímiles y que a la hora de la verdad explotarán en mil pedazos.

Me recuerda esas alianzas electorales del 2002 de la NFR con Alejo Véliz, René Joaquino y con Ivo Kuljis, que se hicieron trizas en el congreso. Y me hace pensar que la idea, por ahora, es lograr sumar personas y grupos sin importar qué son ni quienes son, para luego exigir que los que menos sumaron se unan al ganador de la suma. Y si esta fuera la base del frente para competir con Evo, entonces no tendremos otra cosa que una juntucha de desesperados por ganarle y nada más.

Una pena que las cosas vayan por este camino. Otra demostración de que no tenemos un proyecto alternativo al populismo barato y desorientado del M.A.S. sino personalidades "convencidas" de que sus tristes figuras son por sí mismas garantía de mejores días. Las capas medias cansadas de un gobierno que las constriñe y les quita el sueño reclaman una opción que represente sus intereses. Esta demanda no se cubre con la suma de personas sin base social real, que son pantallazos mediáticos sin contenido. La fuerza del M.A.S. radica precisamente en la capacidad de convocatoria que moviliza sectores, campesinos, gremiales, mineros y empleados públicos, bases que por ahora las figuras presidenciales no parecen hechizar.

Cuando veamos candidatos que son proclamados por estos sectores sociales, entonces estaremos ante opciones políticas serias.

1 comentario:

  1. Subrayaría el espíritu del mensaje final, la construcción de imaginarios políticos con posibilidades históricas es un resultado de la acción colectiva. El egocentrismo caudillista de los pseudo-liderazgos bolivianos no supera su 'fase heroica' y distante del -ya asumido- complejo tejido social.
    El enfoque preelectoral que 'leo' desde afuera es que se está en contra de, pero no se encuentran los mecanismos articulatorios de retar al proceso hegemónico (léanse estas categorías desde la teoría política y no desde la retórica política).
    Sería interesante explorar los procesos y las dinámicas de formación/consolidación de liderazgos locales y sus marcos representativos.
    Qué dice la gente desde los barrios, las ciudades intermedias y las comunidades. Cuál es el país que nos estamos imaginando desde lo cotidiano? Ya con estas dos interrogantes los detractores/retadores del MAS tendrán serios problemas para construir siquiera una imagen plausible de proyecto político, sin ninguna garantía de éxito material y, pienso, mucho menos simbólico.

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