lunes, 29 de junio de 2009

Guerra a la guerra

Atilio Liberio R.
atilioliberio@yahoo.es

La pobre democracia latinoamericana

La democracia como forma o régimen de gobierno no ha logrado aún asentarse en la cultura de países como el nuestro. Sus instituciones son precarias y se sostienen al borde del desquiciamiento ante el embate sostenido de intereses oligárquicos de tradición colonial, combinados con ideologías dictatoriales cultivadas por sectores de la infraintelectualidad del mundo desarrollado. Afanes que aprovechan la ingenuidad y pobreza de nuestros pueblos para arrastrarlos hacia los quiméricos planes mesiánicos de salvación social. Alentados desde la derecha como desde la izquierda. Desde el socialismo marxista hasta el socialismo nazi fascista.

En Bolivia, y Latinoamérica, la cultura política dominante es en buena medida una suerte de confusa y contradictoria mezcla mal digerida de los productos culturales e ideologías que llegan del mundo desarrollado. De los cuales, por el peso de las estructuras sociales que han cristalizado desde la colonia (ajenas a la realidad europeo norteamericana actual), y la mísera educación, sólo se logran reediciones caricaturescas, en la letra como en la práctica. Así, se remeda grotesca y afanosamente el marxismo, queriendo reeditar la revolución bolchevique en nuestro suelo y... degustar sus glorias. O las ideologías nazifascistas en cuero bolivianista y aymara quechua.. Pretendiendo no ser menos que nadie, la embriagada intelectualidad boliviana, se supone a la cabeza de imaginarias clases obreras y pueblos indígenas de virtudes excelsas. Nuestros lenines, stalines y hitleres criollos, creen estar ya reeditando a sus paradigmas en versión corregida y aumentada, superando lo hecho por la URSS o la Alemania nazi, señalándole rumbo al destino de la humanidad. ¿No explica esto el tono y contenido de los discursos de los Chávez y Morales en los escenarios internacionales?

Asumimos el anticomunismo, como el antiimperialismo, nos hacemos ecologistas, testigos de Jehová o católicos y hasta islámicos (en los últimos tiempos de cambio). Nos enmascaramos detrás del liberalismo o el neoliberalismo lo mismo que en la democracia, etc. Carentes de criterios para evaluarlos y seleccionarlos para su práctica, los asimilamos sin pasar de las apariencias y la cáscara. Mientras en los hechos vivimos dentro de las pautas definidas por la herencia colonial del saqueo que tiene por instrumento el dominio del estado.

Nada extraño. Son las condiciones que se imponen de hecho sobre una sociedad en curso de transición y asimilación de formas culturales más complejas y sofisticadas. En nuestro caso, partiendo del enrevesado lastre colonial que aún vivimos en cultura y práctica. Estamos en la condición de quienes están en los furgones de cola, en vagones sin ventanas. Imposibilitados de ver nuestra propia realidad, obnuvilados por las consgnas que la han suplantado. De hecho, las ideas e intereses de los que dominan el escenario internacional nos llevan y traen de los pelos de izquierda a derecha, de arriba para abajo y de vuelta para arriba y a lo que fuere. Cosas que Guillermo Lora explicaría, en su simplificador y profético estilo: es que llegamos tarde al sistema capitalista.


La democracia bajo el fuego de la guerra populista

Ahora, una vez más, la frágil democracia latinoamericana está bajo el embate de la tormenta populista de cuño marxista leninista presentado bajo apariencias indigenistas, nacionalistas, de "liberación antiimperialista" y hasta de defensa ecológica. Cuyos líderes están ya embalados en transitar la última fase de su revolución, antes de que cambien las condiciones de la economía mundial que les han dado acceso a ingente riqueza de libre disposición, y de que las gentes se den cuenta de sus reales propósitos y lo absurdo y fatídico de su proyecto.

De hecho, los castristas, bolivarianos y masistas han estado afanados en derruir el enclenque armazón democrático de nuestros países, en los últimos diez años. Vean sólo la destrucción de nuestro Tribunal Constitucional y el desmantelamiento del sistema judicial y su sometimiento al partido de gobierno. Así como el asedio y hostigamiento constante a la prensa. La campaña de nuestro presidente contra el gobierno del Perú. La destrucción del aparato productivo exportador de bienes no tradicionales. El apoyo de Hugo Chávez a las FARC. Sus periódicas ofensivas contra Colombia. La descarada concentración del poder estatal en sus manos pasando por encima de toda forma democrática. Sin perder de vista las alianzas con el islamismo y toda fuerza "antiimperialista" o "antiglobalización" del tipo que fuere, etc. Al parecer, los jinetes del apocalipsis se están viendo en vísperas del Armagedon.

Sin embargo, su afán por ahogar la institucionalidad democrática es comprensible, si se lo enfoca como condición necesaria para la revolución socialista. Puesto que el sistema, en teoría como en práctica, se ha mostrado del todo incompatible con la democracia. Bien saben sus líderes e ideólogos que no habrá revolución socialista ni nada parecido mientras quede un saldo de democracia en nuestros pueblos. De ahí su agresividad y constancia por liquidar todo lo que huela a democracia, derecho y libertad, así como su desprecio por la razón y la ley.

Guerra de baja intensidad, guerra mediática de degradación moral, golpe de estado a plazos o demolición combo en mano de la institucionalidad democrática. Son expresiones que pueden caracterizar el método de liquidación de la democracia que han puesto en práctica los líderes del totalitario modelo que llaman Socialismo del Siglo XXI.

La democracia latinoamericana está al borde del colapso, hasta la OEA, a la cabeza del acomodaticio Insulza, ha entrado en el baile de la traición a los principios inscritos en su carta constitutiva. La situación no puede ser menos que preocupante.


Guerra a la guerra

Es en este escenario que se da el golpe de estado militar civil de Honduras.. Como un atentado a la democracia que, paradójicamente, sale en defensa de la democracia. Al ponerle coto a las remozadas ambiciones del presidente, depuesto, que al parecer vio una excelente oportunidad de seguir medrando oligárquicamente del poder poniéndose al servicio de Hugo Chávez. Traicionando la democracia y la Constitución que le dio el poder para seguir el libreto chavista hacia el totalitarismo: 1º ley para habilitar su reelección a la presidencia, y luego, 2º la reforma constitucional que le permita concentrar el poder en sus manos. Una tortuosa senda de ruindad que los bolivianos estamos viviendo bajo la conducción de Evo Morales.


No son las armas las que matan sino las ideas

Por detrás y determinantemente están los paquetes ideológicos determinando quiénes son los amigos, quienes los enemigos, el grado de enemistad de por medio, el lugar de uno en el entramado del conflicto, la estrategia de la lucha y hasta el color de la realidad.

La democracia en Honduras ha tenido que recurrir a las armas para defenderse, y es de lamentar. Pero, más aún, que los líderes de los grandes países democráticos se obstinen en abandonar el terreno ideológico de las luchas políticas, a merced de lo que quisieran hacer las fuerzas antidemocráticas y retrógradas, aprovechando de las libertades que brinda la misma democracia, en contra de ella. Cuando lo racional y adecuado sería buscar y encontrar a los reaccionarios y retrógradas en el terreno ideológico. En el mismo caldo donde han proliferado. Para rebatirlos, poniendo en evidencia su miseria intelectual y moral ante los ojos de la opinión pública. Se ahorraría el uso de las armas y el saldo de muerte que conlleva este modo de hacer las cosas.

Pero es más, no será posible derrotar al populismo sólo por este medio. Como no será suficiente, copiarle el método de la compra de conciencias. Lo fundamental es... fundamental. Y está en las ideas y valores políticos hechos carne en la conciencia de las masas.

No será difícil, enrostrarle al populismo marxista los sufrimientos que le ha generado a la humanidad ni su absurda pretensión de ciencia. Los hechos están ahí. Como no será difícil demostrar la superioridad de la democracia ante la dictadura ni la de la economía libre ante la economía colectivizada bajo planificación central. Sólo hace falta que los líderes del mundo tomen mayor conciencia de sus responsabilidades y estimen un poco más la forma de vida y los principios que han dado a sus países la grandeza de la que hacen gala.


La democracia se ha de imponer

Creemos que el pueblo hondureño sabrá reestablecer la democracia. Que los líderes del golpe militar civil sabrán ponerle plazos a sus funciones en el poder, para llamar a elecciones libres, luego de arrinconar ideológicamente al populismo.

QUIEN TE DECLARA SU ENEMIGO, ES TU ENEMIGO

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