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El discurso único neoliberal ha reforzado la idea de que el ojo del amo engorda al ganado, y ha invisibilizado la cuestión de la separación entre la propiedad y el gerenciamiento en las organizaciones de gran tamaño.
Hay instituciones como el kibutz que funcionaron bien durante mucho tiempo hasta que el poder económico comenzó a desestabilizarlas. Hay otras como las cooperativas y las fundaciones que gozan de buena salud, a pesar de que la separación de propietarios y gerentes tiende a desnaturalizarlas, tal como ocurre con el capitalismo democrático en las sociedades por acciones.
Las comunidades coexistiendo con la empresa privada y la estatal pueden proporcionar bienestar. No se trata de volver al pasado, como creen los ideólogos, sino de adoptar estructuras modernas informatizadas como en los clusters.
Es posible creer que en este tema ya no habrá innovaciones, y que esté todo dicho.
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