viernes, 12 de febrero de 2010

Política y economía comunitarias

Alberto Bonadona Cossío
abonadona2001@yahoo.es

Hay política comunitaria en Bolivia pero no existe economía comunitaria. Tal vez esta última se enseñoreo de estas latitudes hace mucho más que cinco siglos cuando se construyeron grandes templos, pirámides y se desarrolló una extraordinaria agricultura con una extensa infraestructura de apoyo, pero hoy brilla por su ausencia. He oído decir que entre sus expresiones contemporáneas más importantes se encuentran las prestes. Estas servirían como un importante medio económico de redistribución de la riqueza, aunque en una perspectiva negativa. Evitaría el aumento de las disparidades en la acumulación de riqueza porque exige al próspero pasante, elegido anualmente, pagar los gastos de la preste y así se lo obligaría a compartir su dinero acumulado entre los miembros de su comunidad. Puede haber elementos de redistribución de la riqueza en este mecanismo aunque los más beneficiados del mismo son los fabricantes de cerveza, los conjuntos musicales y los confeccionistas de trajes, a todas luces ajenos a la comunidad. Nuevas o mejoradas formas de producir más y mejor al interior de la misma es lo que, incontestablemente, las prestes no generan.

La política comunitaria, sin embargo, se expresa hoy nítidamente. Un ejemplo actualísimo es el de Felix Patzi, alcanzó mayor notoriedad por los mil adobes que su comunidad le obliga a producir por conducir ebrio que cuando fue ministro de educación. La comunidad de Patzi siente que se ha hecho justicia, la suficiente como para justificar que continúe terciando en las elecciones de Gobernador de La Paz. Así una sanción emergida de la justicia comunitaria pone en jaque al MAS y disgusta al gobierno. Se argumenta que ya tuvo un castigo al perder su licencia de conducir, lo de los adobes es para reafirmar la autoridad comunitaria. Se olvida que Patzi compite en una elección departamental en la que el voto será la moneda que se utiliza en el mercado político para expresar la preferencia de a quien se quiere como gobernador. Si él persiste en su intento, esta vez como imposición comunitaria, incluso en contra de la voluntad personal que ya expresó su deseo de retirarse de la vida política porque esta sacrifica la vida familiar, las implicaciones políticas se proyectan al menos en el orden departamental. Los medios mostraron a un humilde adobero, lejos de la soberbia que en su cargo de ministro demostró; gran efecto mediático que impacta el mundo de la política, coloca a Patzi enfrentado a su propio partido y al mismísimo Presidente del Estado Plurinacional. Los paceños podrán votar en su contra lejos de estos impactos, pero la política comunitaria ya dejó su impronta.

Lo comunitario, sin embargo, no tiene el mismo peso en las actuales formas de producir que, al final de cuentas, es el contenido principal que interesa al momento de hablar del futuro económico del país. No sólo se trata de clocarla como ejemplo a seguir por las características humanas que puede tener (solidaridad, reciprocidad) sino, ante todo, deben demostrarse sus cualidades para superar las actuales formas hegemónicas de producción. No es volviendo a todos pobres que una forma económica prevalece, es en producir más y mejor, es en la creación de mejores condiciones de vida para todos que se reconoce a un modo de producción superior. El comunitarismo económico existió en Bolivia hace muchos siglos y fue destruido por la colonia y la república. Encontrar inspiración en la tristeza de un remoto, aunque glorioso pasado, es una muestra de un decadente idealismo.

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