martes, 30 de abril de 2013

LA REVOLUCIÓN DE LA SALUD

Luis Fernando Ortiz Daza
lufo69@yahoo.com

Cuánto dolor en tanta gente, Bolivia se nos muere, uno a uno nos van dejando nuestros recursos humanos. Humanitos pequeñitos dejan este mundo diariamente en el Hospital de Niño, que es la antesala del más allá, no reciben atención por falta de dinero y lo que es más grave por falta de profesionales. El vía crucis de los padres que solicitan atención de un especialista en oncología no termina nunca, mejor dicho termina, ya no con la pesada cruz del Nazareno, sino con la caja de madera portando un cuerpo.

Pero, aleluya, ya viene la salvación, viene el congreso revolucionario de la salud, allí se discutirá y seguramente habrá cambiado todo, es decir seguirá igual porque se verá una pulseta de poder, los soldados de la revolución, los médicos de una u otra posición se verán confrontados, verán quién es quién en la cancha con sus armaduras (léase ideologías) para ganar la batalla.

Se discutirán las horas de trabajo en los servicios públicos de salud, qué irán de seis a ocho horas, tiempo suficiente para hacer el certificado de defunción, pues no son las horas lo que cuentan, cuenta mucho más los recursos, la infraestructura, es decir la cantidad de hospitales y camas, los medicamentos esenciales, los servicios de laboratorio, y toda la gama tecnológica como las tomografías que ayudan a salvar vidas.

Esto último no se verá, porque no estarán solos los personales de salud, irán bien acompañados de asesores, expertos en estrategias envolventes para sacar la mayor tajada de las cuotas de poder, irán los familiares, amigos y consultores especialistas en organización política. Estarán por supuesto todos aplaudiendo la pega conseguida en entornos familiares de hospitales y centros de salud donde campean las camarillas, estarán los que gozan de ítems sin concurso de méritos o que ganaron amañadamente dejando a los mejores fuera.

La revolución de la salud dónde se verán gobierno y oposición. Para el gobierno, será opositor, todo aquel que se oponga a sus políticas y visión, para los de afuera, serán masistas los que apoyen la política oficial, es decir no se discutirá los problemas reales de salud, estarán los sindicatos, colegios profesionales haciendo valer su corporación, estarán por supuesto quienes hace años se llenan los bolsillos con las adjudicaciones de medicamentos y equipos. Los enfermos, dados de baja en este entuerto, por razones obvias no estarán.

Todos querrán su tajada, todos serán parte de algún directorio, alguna comisión, todos habrán logrado algo. Pero, no todos son malos, hay valerosos médicos que no estarán, no califican porque califican humanamente, son demasiado humanos para estar allí, estarán en su guardia, al lado del enfermo, haciendo lo imposible con sus escasos recursos para salvar una vida. Estarán dando la mano amiga para atender un parto o suturar una herida en el pasillo de un hospital con el enfermo en el piso, estarán en una sala de hospital atestada de enfermos con visitas que comen pollo, con padres que sufren desconsoladamente a los pies de sus niños porque no tienen dónde alojarse.

No serán parte de esta revolución los ancianos, viejos hipocondríacos que hacen cola desde las tres de la mañana en las cajas de salud para por si acaso conseguir una ficha. No estarán los que esperaron en vano una cirugía programada hace un año, porque estarán gozando de buena salud sólo en alma, ya no el cuerpo.

Estarán eso sí los auspiciadores, los que nos venden los medicamentos que no hay, con gran pompa y boato, nos dirán, la revolución de la salud avanza. Grandes discursos de autoridades de gobiernos nos dirán que ahora es cuándo, que habrá muchos hospitales, muchas camas, medicamentos, tecnología y lo que es más importante el trato humano variará notablemente, ya no te dirán de qué te quejas, encima que es gratuito, te quejas. Bueno si es gratis el maltrato, masoquistas abstenerse.

Por otra parte, ¿se ocupará este congreso por la salud mental?, tema muy peligroso, porque los distraídos de pronto pueden pensar que es una alusión personal. Sin embargo nos ofrecemos voluntariamente para hacer tratamiento psicológico de hábitos y enfermedades, para tratar con las familias que sufren la pérdida irreparable de seres queridos por enfermedades terminales.

Enfermeras, enfermeros, personal de limpieza, camilleros, lavanderas y lavanderos, pasen a la revolución por la puertita de atrás, saben demasiado y hacen mucho bien sin mirar a quién y honrar su trabajo.

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