Cynthia Perou G.
En los días pasados tuve la oportunidad de hacer esta comparación, gracias a tres sucesos ocurridos en las redes sociales. El primero se refiere a las actividades en Twitter y Facebook del mandatario ecuatoriano Rafael Correa. En efecto, este es el presidente latinoamericano que mas twitts ha reportado, pero pude ver, que realmente Correa, como casi todas nuestras autoridades andinas, carece de sentido del humor. Correa se ha dado a la ingrata tarea de "responder" twits que publican opositores –la mayoría de ellos anónimos- pero lo hace de una manera muy apasionada, digamos. De hecho, lo molesta tanto que se burlen de él, que en su programa de los sábados, haciendo uso indebido de los instrumentos del Gobierno, expone brutalmente a sus detractores, haciendo conocer sus nombres, edades y domicilios, llamando, no muy sutilmente a sus seguidores, para que tomen venganza por la ofensa recibida. Si al Presidente Correa no le gusta que le digan cosas feas en el Facebook o en Twitter, debe abandonar esa actividad o asumir el hecho de que ser una figura pública te expone a la crítica, burla y sátira. La hipersensibilidad del mandatario, que no aguanta un meme, no es para las redes sociales.
Otro de los sucesos, fue protagonizado por nada más y nada menos que la "luz de América", Cristina Fernandez de Kirschner. La presidenta argentina salió a mendigar dinero a la China y estando allá, en visita oficial se mandó un Twitt de lo más desafortunado, haciendo mofa de la peculiar forma que tienen algunos orientales de pronunciar la "R". Ahora, no quiero parecer "políticamente correcta", pero siendo una presidenta que representa a un país y que además fue a pedir dinero, me parece absurdo y ridículo que, con total mal gusto, publique en su cuenta semejante bobada, pretendiendo ser graciosa. Primero hay que ser inteligente, luego se es gracioso. A Cristina le faltan las dos.
Finalmente, pero como no puede faltar en un chiste sobre gente del mundo, aparece un boliviano, que al igual que Cristina, es un patético "mal chistero". En efecto, me refiero al otrora "hombre fuerte" del Gobierno, el tristemente célebre Sacha Llorenti, embajador de Bolivia ante la ONU, quien ante la publicidad de que el hijo de la cantante Shakira y el jugador español de fútbol Gerard Piqué se llamaría Sasha (no Sacha que no es un nombre, es sólo el diminutivo de Sergei en ruso), tuvo la peregrina idea de publicar en su cuenta de Twitter que el hecho era una especie de homenaje a la profunda y larga amistad que este embajador mantenía con la famosa pareja. Por supuesto, la respuesta negando tan fatídico vínculo, no se hizo esperar.
Cualquiera puede tener su cuenta en Twitter o su página en Facebook y puedes publicar lo que se te antoje –yo lo hago cada martes- pero si eres una autoridad y representas a un país, es mejor que seas cuidadoso con lo que pones y a lo que te expones. No vale llevarse la pelota porque estás perdiendo y, tampoco vale que el resto del mundo piense que los argentinos son como CFK o los bolivianos como Sacha Llorenti - D.os nos libre-
Entonces, como dije al principio, estos tres acontecimientos me demostraron que, como el matrimonio, el Twitter no es para todos.
Otro de los sucesos, fue protagonizado por nada más y nada menos que la "luz de América", Cristina Fernandez de Kirschner. La presidenta argentina salió a mendigar dinero a la China y estando allá, en visita oficial se mandó un Twitt de lo más desafortunado, haciendo mofa de la peculiar forma que tienen algunos orientales de pronunciar la "R". Ahora, no quiero parecer "políticamente correcta", pero siendo una presidenta que representa a un país y que además fue a pedir dinero, me parece absurdo y ridículo que, con total mal gusto, publique en su cuenta semejante bobada, pretendiendo ser graciosa. Primero hay que ser inteligente, luego se es gracioso. A Cristina le faltan las dos.
Finalmente, pero como no puede faltar en un chiste sobre gente del mundo, aparece un boliviano, que al igual que Cristina, es un patético "mal chistero". En efecto, me refiero al otrora "hombre fuerte" del Gobierno, el tristemente célebre Sacha Llorenti, embajador de Bolivia ante la ONU, quien ante la publicidad de que el hijo de la cantante Shakira y el jugador español de fútbol Gerard Piqué se llamaría Sasha (no Sacha que no es un nombre, es sólo el diminutivo de Sergei en ruso), tuvo la peregrina idea de publicar en su cuenta de Twitter que el hecho era una especie de homenaje a la profunda y larga amistad que este embajador mantenía con la famosa pareja. Por supuesto, la respuesta negando tan fatídico vínculo, no se hizo esperar.
Cualquiera puede tener su cuenta en Twitter o su página en Facebook y puedes publicar lo que se te antoje –yo lo hago cada martes- pero si eres una autoridad y representas a un país, es mejor que seas cuidadoso con lo que pones y a lo que te expones. No vale llevarse la pelota porque estás perdiendo y, tampoco vale que el resto del mundo piense que los argentinos son como CFK o los bolivianos como Sacha Llorenti - D.os nos libre-
Entonces, como dije al principio, estos tres acontecimientos me demostraron que, como el matrimonio, el Twitter no es para todos.
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