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"Si tanto les gusta las mises, ahí tienen una. Elíjanla", ha debido decir el estratega que tuvo la ´brillante´ idea de postular a la gobernación beniana a una ex miss Bolivia. Pero además ha debido sobar sus manos y, por supuesto, disfrutar plena y sarcásticamente cuando el Presidente la presentó como "la única mujer candidata a una gobernación en el país".
No tengo absolutamente nada personal contra la candidata elegida por el MAS en el Beni, ni con la belleza que expone, ni siquiera con la elite que personifica. Aunque con los reinados sí. Estoy segura que el culto a la belleza, la promoción de reinados y demás shows de pasarelas forman parte de ese "ser cruceño" que desde la elite cruceña y ´medialunera´ se quiere imponer. Se le quiere hacer creer al país y al ´mundo´(a un mundo minúsculo) que ése es el prototipo de la mujer cruceña, de la mujer oriental boliviana: alta, bella, blanca, rubia, de medidas perfectas; en absoluta negación de la gran mayoría de mujeres de esta sociedad y del oriente todo.
Jésica no tiene la culpa, por supuesto. Tal vez para ella, este será como otro concurso más. Y no la juzgo ni la disminuyo en sus cualidades y en sus potencialidades internas que desconozco. De ella sé lo que todos sabemos. Es decir, lo que los medios de comunicación han mostrado de ella. Nada más.
Lo que me preocupa y, por supuesto, cuestiono es la decisión asumida por los líderes de mayor arrastre que tiene el país en este momento.
Sesudamente fue la decisión de las candidaturas del MAS para La Paz. Dos intelectuales paceños, militantes del partido, con trayectoria en el gobierno, etc. fueron los elegidos para postular al Municipio y a la Gobernación de ese departamento. Los politólogos dirán: ´decisión acertada´, por supuesto. Decisión respetuosa con la sociedad paceña, también.
Pero en el oriente, ¡qué importa!... "Que elijan pues una reina, si tanto les gustan los reinados", ha debido ser la frase de los asesores más influyentes en el Presidente Evo.
Si no ha sido así, entonces el argumento ha sido el de Maquiavelo: los medios no importan, no es necesaria la moral porque es contradictoria con la política. Entonces si Jésica es el medio, lo demás importa un bledo. Las luchas históricas de las más de 15 nacionalidades indígenas que hay en Beni, la de los campesinos, la reivindicación del proceso de cambio de un grupo de intelectuales benianos, tampoco valen. Lo que vale es el fin, es decir ganar.
En momentos como este, cuando los aliados del proceso están casi obligados -por ser orgnánicos al MAS- a callar, alguien tiene que decir estas cosas, sin que ello implique "ser de la derecha" o sin que ello signifique estar en contra del proceso de cambio.
Y es que Jésica, por supuesto que no representa el proceso de cambio. Como tampoco lo representa Roberto Fernández, hasta hace poco nomás aliado de Tuto Quiroga, cuya reaparición en la política fue del brazo de un ex constituyente del MNR, de los más radicales opositores a la nueva Constitución Política del Estado. Bastaría con preguntarle a alguna de las campesinas, de las bartolinas que fueron asambleístas, qué hizo el Gral. Freddy Soruco en la Asamblea Constituyente cuando ellas luchaban por un nuevo texto constitucional que las incluya y que reivindique sus derechos eternamente postergados.
Es provocativo ver a Roberto Fernández en la televisión afirmando que "ahora sí comenzó el proceso de cambio en Santa Cruz...". Imagínense semejante desconocimiento de todo lo que se ha hecho desde Santa Cruz en el este proceso histórico. Es una negación ofensiva a quienes vienen luchando por este proceso desde la década de los 80. Es una negación de hechos históricos, como la marcha del año 2002, que pidió específicamente Asamblea Constituyente para transformar el país, para transformar el Estado. Claro, en aquella marcha, el principal opositor fue el presidente de entonces, Tuto Quiroga, el anterior aliado de Roberto.
En Santa Cruz el proceso de cambio tiene larga data. Por si acaso, la caída de las logias, la hecatombe de los grupos de poder más dañinos de Santa Cruz, son también parte de este proceso de cambio.
Pero Roberto lo ignora.
¿Habrá soñado alguna vez Roberto Fernández con otra Santa Cruz de la Sierra? Otra Santa Cruz que no se limite al pavimento. Otra Santa Cruz que no construya parques solamente para los que vivimos dentro del cuarto anillo. Otra Santa Cruz que tenga políticas ciudadanas para todos, donde se considere hasta los miserables barrios de migrantes indígenas como los ayoreos, los guaraní, etc. Otra Santa Cruz con un tráfico ordenado, con ciudadanos educados, con mercados limpios, con vecinos respetuosos...
Basta con revisar qué hizo en su gestión como alcalde para tener la respuesta. Pero el MAS lo postula sin ningún miramiento, en clara negación a sus proclamas del pasado inmediato. Seguramente, en la lógica maquiavélica de la búsqueda del "fin".
Ni "de la derecha" ni "traidora del proceso de cambio". Menos traidora de mi región. Mi posición es simplemente crítica y consecuente con un discurso que estuvo siempre vinculado con la necesidad de un cambio, pero un cambio que incluya cambio en la práctica de la política también.
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