lunes, 15 de marzo de 2010

¿Banco Central Independiente?

Armando Mendez
amendezmo@yahoo.es

Un rasgo distintivo del siglo XX, en todas las economías del mundo, fue la presencia crónica de la inflación de precios, e incluso de procesos hiperinflacionarios. América Latina fue la región campeona de la inflación. Nuestro país no estuvo ausente de este fenómeno. Dos momentos hicieron historia: la gran inflación de mediados de los años cincuenta y la hiperinflación del primer quinquenio de los años ochenta, ambos referidos al siglo recién pasado.

Los bancos centrales que hicieron su aparición a principios del siglo XX, con el objetivo de controlar la "cantidad de dinero" en un país, nacieron, para cumplir con este propósito, con la exclusiva atribución de la emisión de dinero; legalmente se les reconoció el monopolio de la emisión. Las dos hiperinflaciones que Alemania vivió en la primera mitad del siglo XX, confirmó la básica teoría económica que dice que la inflación, siempre y en última instancia, es la consecuencia de la circulación de mucho dinero en la economía. También estas hiperinflaciones demostraron que la excesiva creación de dinero se debía a que los bancos centrales financiaban los gastos de los gobiernos, o pago de sus deudas, con la emisión de nuevo dinero. Por esta razón, el reorganizado banco central alemán después de concluida la segunda guerra mundial, gozó de una gran independencia al momento de formular, aprobar y ejecutar la política monetaria, que en última instancia se traduce en la administración del comportamiento del dinero en una economía determinada, logrando el objetivo de baja inflación. Pero esta independencia era más informal que formal.

En el último cuarto del siglo XX, varios países de América Latina, promulgaron leyes orgánicas para sus bancos centrales donde explícitamente se les reconocía autonomía en el manejo monetario, vale decir, una independencia de sus poderes ejecutivos, con el explicito propósito de controlar la inflación a niveles tolerables, lo cual viene sucediendo desde los años 90 del siglo recién pasado, hasta ahora.

En el caso de Bolivia, sin embargo, su ley orgánica, todavía vigente, no le reconoce autonomía ni independencia, como alguna gente cree, pero sí le exige que vele por la estabilidad del nivel de precios. La Ley SAFCO, de 1990, determinaba que el Banco Central tenía la atribución de reglamentar leyes referidas al sector financiero y acordar con el Poder Ejecutivo la política monetaria, crediticia y bancaria, para "ejecutarla en forma autónoma", pudiendo negar crédito al sector fiscal. En la Ley de Bancos aprobada en abril de 1993, anterior a la Ley de Banco Central, se ratificaba que la elaboración del programa monetario, fundamental instrumento de la política monetaria, se debía hacer en coordinación con el Ministerio de Finanzas, siendo su ejecución autónoma.

Cuando se discutía la aprobación de la Ley del Banco Central, en octubre del año 1995, en el seno del Congreso Nacional, se presentó la moción de introducir el carácter autónomo del Banco Central, propuesta que fue rechazada mayoritariamente, por no decir unánimemente. Por esta razón, en su primer artículo se determina que el Banco Central es una entidad pública "autárquica", es decir una entidad que genera sus propios ingresos, lo cual es cierto, pero no es autónomo.

En concordancia con lo señalado, la Ley de Banco Central determina que éste formula la política monetaria para lo que debe tomar en cuenta la política económica del gobierno. Su relacionamiento con el gobierno lo hace por intermedio del Ministro de Hacienda. Esta ley no dice nada sobre quién aprueba la política monetaria formulada por el Banco Central, sólo le reitera que es la institución que ejecuta, pero, esta vez ni siquiera dice de manera autónoma.

El carácter independiente que como imagen generó el Banco Central de Bolivia desde el momento de la aprobación de su ley, se debió a dos hechos: Primero, a la forma de elección de su presidente y de sus directores como a la prohibición de otorgar créditos al sector público. La ley de Banco Central dispone que su presidente y sus directores debieran ser elegidos por el Presidente de la República, de ternas elevadas a su consideración por la Cámara de Diputados. En cuanto a su presidente, una sola vez fue nombrado cumpliendo la norma.

En cuanto a la prohibición de otorgar créditos al sector público, se introdujeron dos excepciones: la primera, que dice que se puede dar créditos al Tesoro General de la Nación para atender necesidades transitorias de liquidez y, segundo, en caso de calamidades públicas declaradas mediante decreto supremo.

Con la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado, se ratifica el carácter no autónomo del Banco Central, dado que el Art. 326 dispone que es el Organo Ejecutivo el que "determina los objetivos de la política monetaria y cambiaria en coordinación con el Banco Central", teniendo esta entidad la atribución de su ejecución y con el propósito fundamental de mantener la estabilidad del poder adquisitivo interno de la moneda.

Por lo expuesto, se concluye que el Banco Central de Bolivia nunca fue independiente ni autónomo. Lo que la nueva Constitución hace es precisar la institución concreta que determina la política monetaria, que es el Organo Ejecutivo, cuando la anterior decía que era el Estado. Bolivia al ratificar este comportamiento rompe con la tendencia que la región vivió, en términos de tener bancos centrales autónomos.

Por tanto, el asegurar la ausencia de inflación o, por el contrario, promoverla, es una atribución constitucional del Organo Ejecutivo de Bolivia, escenario en el cual el Banco Central es la entidad ejecutora.

¿Que pasa con EEUU? Alguna gente cree la Reserva Federal es un entidad independiente del Poder Ejecutivo norteamericano. Cuando alguien realiza esta afirmación, en un acto público, genera risitas disimuladas. En verdad no lo es, lo cual se acaba de comprobar con las decisiones tomadas tanto por el gobierno del Presidente Bush, antes de concluir su mandado, como luego del Presidente Obama, que implicaron que el banco central estadounidense introdujera a la economía un montón de dinero para impedir la quiebra del sistema bancario norteamericano, con un efecto dominó sobre la del mundo, por cuenta del Tesoro Norteamericano.

La pregunta que todos se hacen; si es cierto que la Reserva Federal de los EEUU introdujo mucho dinero, ¿por qué no hay inflación en ese gran país? Lo que sucede es que cuando se lo hace, en cualquier economía nacional, sus efectos tienen rezagos que incluso duran años. Esta es una primera respuesta, pero no es suficiente. La otra respuesta es que hace mucho tiempo ya, en EEUU y en el mundo, se genera demasiado dinero, no tanto de manera física sino de manera "virtual". Los billetes tienen muy poca importancia en las economías financieramente desarrolladas, lo que tiene importancia son los millones y millones de transacciones que se realizan diariamente de manera electrónica, y este comportamiento no se refleja en la inflación de precios y servicios corrientes sino en la inflación de precios de los activos financieros. Este es el verdadero problema monetario de las economías maduras. Esto quiere decir que la Reserva Federal de EEUU no cumple con su objetivo cual es el impedir la inflación de precios, de cualquier precio, no sólo de los bienes y servicios sino también de los activos financieros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario