miércoles, 31 de agosto de 2016

[Aula Libre] Sobre elñ conflicto con cooperativistas mineros



 
Sí. Con precedentes y responsables

Por Dino Palacios Dávalos
 
Ninguna muerte violenta se justifica y no varía el sentimiento por el número de muertos en esas circunstancias;  basta la muerte de una persona, para generar indignación, rabia, desconsuelo e impotencia.
 
También estoy completamente seguro que no sirve buscar culpables y reclamar venganzas; eso conduce  a un camino sin retorno, en el que todos perdemos. Lo explicó el presidente colombiano hace poco cuando le reclamaron por un proceso de paz que deja impunes a secuestradores y asesinos. Sin duda existen responsables, es decir personas que deben hacerse cargo de las muertes, y que deberán cargar hasta el final de sus días esa sangre derramada. No hay  forma de evadirlo.
 
En el caso del conflicto con los cooperativistas mineros, tendríamos que preguntarnos si son también responsables los circunstanciales gobernantes: El presidente del Estado, el vicepresidente, el gabinete de ministros y viceministros, sus estrategas y asesores políticos; todos ellos.
 
El proletariado minero ha sufrido los últimos años dos importantes transformaciones. La primera se origina a partir del proceso de relocalización impulsado por gobiernos neoliberales que generaron de manera atrofiada al cooperativismo minero actual, esa es la explicación de orígen. La otra, fue el  empoderamiento del cooperativismo minero a partir  del apoyo e impulso de parte del MAS-IPSP.
 
A partir de esto último, los cooperativistas mineros se conviertieron en lo que son hoy pues fueron uno de los sectores que sostuvo y mantuvo en el poder a Evo Morales. De igual forma, pero en menor grado el proletariado minero de empresas estatales terminó subordinado al gobierno nacional, perdiendo su independencia de clase.  En resumen,  el combativo proletariado minero boliviano de antaño ya no existe.
 
La masacre de Siglo XX en 1949
Existe un precedente  en la historia boliviana de rehenes muertos a manos de mineros.  El 28 de mayo de 1949 en Siglo XX durante el gobierno de Enrique Hertzog, los mineros se enteraron del apresamiento de sus dirigentes máximos Lechín, Lora, Toranzo y otros.  Como reacción a esa medida se instaló una asamblea general que declaró huelga general indefinida. De manera previa, el gobierno declaro mediante decreto, obligatorio el laudo arbitral, disposición  que no estaban dispuestos a cumplir la empresa minera Patiño Mines.
 
La reacción ante el apresamiento de los dirigentes fue la toma de rehenes: John O'Connor, Wilber Cook, A. Ellet, Flyd Ericson, Joop Besepte, Albert Kreffting, Albert Hausser, David Vargas y Ramón Rico, a los que se incorporaron voluntariamente las  señoras de O'Connor y de Kreffting" (René López Murillo, "Los restaurados", La Paz, 1966), entre otros. Un comunicado de los mineros señalaba que estaban en su poder: el Jefe de Ingenieros, el Superintendente de Mina, el Capataz General, el Jefe de Electricistas y dos Jefes de Campamento que pagarán con sus vidas el regreso de nuestros cabecillas. Ese mismo libro cita a los mineros: "Tenemos apresados treinta y tres gringos como rehenes y los tendremos hasta que regresen nuestros dirigentes, en caso contrario pagarán con sus vidas este nuevo abuso del gobierno..."
 
La historia dice que los dirigentes de la FSTMB no alentaron tomar rehenes, fueron los obreros de base que recurrieron por necesidad de defensa a esa medida.
 
"La noticia de la toma de rehenes norteamericanos y la muerte de algunos de ellos en Siglo XX hizo estremecer los teletipos y ocupó las primeras páginas de la prensa de todos los rincones. Todos los medios propagandísticos, todos los gobiernos y hasta muchos que presumían de socialistas vomitaron blasfemias contra los "salvajes" (la palabra fue repetida y subrayada sin descanso) mineros bolivianos. Las organizaciones dependientes del imperialismo norteamericano llevaron la voz cantante de ese coro reaccionario... Las cosas fueron presentadas como si la repulsa y condenación de la toma de rehenes y el asesinato de parte de ellos fuese algo obligado a nombre de la civilización y que no podía ser ya materia de discusión, pues a casi todos se le antojaba que lo que hicieron los mineros era algo monstruoso e indefendible. Y, sin embargo, siempre se ha permitido a los gobiernos rosqueros justificar las periódicas masacres del pueblo (obreros y campesinos)." (Lora, Guillermo Historia del Movimiento Obrero, tomo 4)
 
 
Sin embargo este episodio que he resumido no  tiene la finalidad de defender a los cooperativistas mineros, sino tratar de entender las dinámicas de mineros y de sus movilizaciones. Reitero, los trabajadores mineros de cooperativas no son el proletariado minero pre- revolución del 52. La situación es distinta: Hoschild no es Evo Morales, en ningún caso la FSTMB fue la FENCOMIN, y el secuestro no es de un grupo de gringos de la Patiño sino de un viceministro. Algunos parecidos: el desencadenante es una disposición legal, la toma de rehenes, su muerte, la condena al salvajismo, la mentalidad colonialista de gobernantes y nadie que trate de entender el suceso sin pasiones.
 
¿Y ahora?
Los cooperativistas mineros son una especie rara de lo que han llamado "movimiento social" que mezcla su cualidad de empresarios explotadores y  de obreros super explotados simultáneamente. Pero a pesar de esa simultaneidad contradictoria en su contenido de clase; no dejan de ser mineros; es decir aquellos que enfrentan a diario la muerte al interior de la mina.  No es un asunto de si las dinamitas son legales o no, o si se prohíbe las dinamitas o no; esa discusión es superficial y no entiende  cómo funcionan las organizaciones sociales en Bolivia y los mineros.
Lo que hay que esperar ahora es que este luctuoso hecho en el que han muerto 4 personas no desencadene persecuciones irracionales y como en el 1949 una masacre.


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Enviado por: Dino Palacios <dpd777@yahoo.com>


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[Aula Libre] Réquiem por el régimen (Puka Reyesvilla)




Muy probablemente, 2016 pase a la posteridad –espero ratificarlo en mi columna de fin de año- como el de la inflexión en el pretenciosamente llamado "proceso de cambio".


Los recientes acontecimientos en los que se cobró la vida de cinco compatriotas –escribo mientras un sexto se encuentra con muerte cerebral- no son sino el triste corolario del ejercicio atrabiliario del poder con el que, durante diez años, el régimen castigó al país sumiéndolo en un oscurantismo político que recién ahora, cuando los billetes que lo disimulaban se hicieron gas, es sometido a juicio por la ciudadanía –ya no es considerado como una de resentidos "opinadores" (como, despectivamente, llama el poder a los periodistas de opinión)-.


Tomar el asunto aisladamente, como quiere el régimen es, al menos patético. El mismo no puede ser desconectado del resto de actos bárbaros cometidos en nombre de los denominados "movimientos sociales" –eufemismo por "pacto de corporaciones"-. Pero no deja de ser sombrío que el hecho en cuestión hubiese sido perpetrado por dos (ex)aliados, hoy enfrentados.


En efecto, y como muchos ya lo han refrendado, la corporación "cooperativista" fue hasta hace poco la engreída del régimen –aunque, ciertamente, paulatinamente fue perdiendo espacios de poder (esto, quizás, explique parte del problema)-.


Los ahora no-amigos del régimen tuvieron, en su mejor momento, envidiables cuotas de poder; desde un ministerio hasta varios curules parlamentarios. En la cima de su fuerza corporativa llegaron a "poner" a uno de los suyos, su asesor jurídico, como vocal del organismo electoral. Recordemos que el tribunal del que formó parte el susodicho, fue el de peor desempeño en la historia electoral del país, relegando a segundo lugar, de lejos, a la malhadada "banda de los cuatro". Por intermedio de este sujeto, los cooperativistas cohonestaron las fechorías que tal "institución" cometió para favorecer al MAS.


En plena descomposición del régimen, la corporación cooperativista llevo la peor parte, debilitándose y perdiendo casi toda influencia al interior del oficialismo; éste, no corto, no perezoso aprovechó el knock out técnico de este sector de mineros para "ponerlos en su lugar" (cosa que debió hacer, pacíficamente, hace diez años) y, regalo de dinamita incluido, éstos sacaron a las carreteras el último gramo de fuerza que les quedaba: la numérica. Y la dinamita explosionó en las manos del propio régimen. El chapucero manejo del conflicto que el Gobierno operó hizo el resto; y la sangre llegó al camino. "¡Golpistas!", "¡derechistas!", "¡imperialistas!", se repitió como tantas otras veces.


El régimen también se acordó de que este "cooperativismo" es un eufemismo de capitalismo salvaje (que lo es, sin duda); que es una actividad depredadora del medioambiente (que lo es, sin duda)… lo que no dice es que apañó tal capitalismo y tal depredación durante diez años.


2016 es el año del réquiem por el régimen porque desde el primer día hasta la fecha no hace sino hundirse en su propia descomposición –corrupción, abuso de poder, terrorismo verbal, prédica del odio, culto a la personalidad, centralismo-. Así lo entendió la ciudadanía al sentenciar, con un "NO" rotundo, su inviabilidad a futuro.


Esto no quiere decir que lo que queda del proyecto cocalero no vaya a ocupar un lugar –cada vez más menguante, sin embargo- en la administración estatal, pero lo hará en calidad de zombie, toda vez que perdió para siempre el capital simbólico que alguna vez encandiló a un electorado fácilmente impresionable.


El remedio, una vez más, resultó peor que la enfermedad.




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Enviado por: aguadoble@yahoo.es


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martes, 30 de agosto de 2016

Re: [Aula Libre] LA CRISIS DEL CAUDILLO DEL PARTIDO Y DEL GOBIERNO



*&gt;:D< abrazo


El Viernes 26 de agosto de 2016 19:25, "freddycamachoc1@yahoo.com [aulalibrebol]" <aulalibrebol@yahoogroups.com> escribió:


 
 LA CRISIS DEL CAUDILLO DEL PARTIDO Y DEL GOBIERNO
1. El NO que el soberano ha pronunciado en el referéndum 21 F es un mandato de renovación y específicamente un mandato para que el MAS en las próximas elecciones generales participe con nuevos candidatos.
2. Esta decisión ciudadana ha provocado una crisis existencial en el caudillo que "se creía insustituible y que el pueblo lo amaba"; "quiero saber si el pueblo me quiere o no" dijo cuándo le pidieron que no haga ese referéndum. Se empeñó en hacer el referéndum y el pueblo dijo NO.
3. Pero la crisis tiene dimensión de catástrofe en el MAS, porque ha quedado al desnudo que el MAS tiene un único caudillo y que sin Evo Morales para los masistas "el sol se ha oscurecido, la luna se ha ocultado y todo es llanto y rechinar de dientes".
4. Ante el eclipse, al principio intentaron revertir el resultado del 21F, hablando de un "segundo tiempo", de un nuevo referéndum por iniciativa popular, que la culpa era de Gabriela Zapata, etc., pataleos que hoy ellos saben que son inviables, porque el pueblo seguirá diciéndoles NO.
5. La crisis es de "vida o muerte" para el MAS porque el trago amargo de dejar el poder es una angustia insoportable tanto para el caudillo como para la estructura prebendal y corrupta que se ha armado alrededor del dinero de la renta del gas que el régimen gasta a manos llenas los últimos 10 años para mantenerse en el poder.
6. La angustia avanza con el tiempo porque se acerca el día en que termine la gestión de gobierno y deben dejar el poder, lo cual les ha llevado a dar manotazos desesperados que no logran superar la crisis, sino que la ahondan, por ejemplo:
a) La política marítima que parecía encaminarse favorablemente, tiende a estropearse en los últimos tiempos por el manejo proselitista. Somos un país constitucionalmente pacifista, pero las más altas autoridades hablan de "derramar sangre, tener fuerzas armadas preparadas para enfrentar agresiones" y otros desatinos que desdibujan lo avanzado.
b) Estos 10 años de fabulosa bonanza económica, "década de oro de García Linera", el caudillo ha desarrollado una maratónica entrega de miles y miles de metros cuadrados de césped sintético y multitud de obras "Evo cumple" de calidad deficiente y con indicios de corrupción. Sin embargo, no ha atendido las necesidades prioritarias de la gente; por ejemplo, a una semana del mes aniversario de Cochabamba, la Llajta se muere de sed y la sequía azota sus provincias. ¿Cómo es posible que habiendo vivido 10 años de bonanza económica no se haya resuelto el problema del agua para Cochabamba; o el Río Rocha siga convertido en serpiente negra, o que el hospital Viedma viva un colapso crónico? ¿Cómo es posible que en 10 años de fabulosa bonanza económica no se haya resuelto el problema del Sillar o la rehabilitación del sistema de transporte más barato y más limpio como es el ferrocarril?
5. Esta es la magnitud de la crisis del gobierno y de su caudillo, que en 10 años se dedicaron a una campaña electoral permanente que ahora no les sirve porque no pueden re-re-re-candidatear. Y como la ciudadanía no les permitirá cachañear a la Constitución, al presidente, si quiere conservar la democracia que tanto costó al pueblo, en lugar de seguir conflictuando con escuela antiimperialista, planta nuclear, proyecto del Bala, camino por el TIPNIS, etc., con lo que queda de la bonanza económica, debe encarar los proyectos que la ciudadanía necesita y terminar su gestión buenamente, y como en algún momento el mismo dijo: "retirarse a su chaco en el Chapare" o "abrir un restaurante", aunque ya no con quinceañera como aconsejó el Vicepresidente, sino, quizás para trabajar y criar a sus hijos con  la satisfacción del deber cumplido.
Cochabamba, agosto de 2016


Enviado desde Yahoo Mail. Consigue la aplicación




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Enviado por: =?UTF-8?Q?Mois=C3=A9s_Revollo?= <moisesrevollo@yahoo.es>


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[Aula Libre] Cooperativismo minero en Bolivia



Cooperativismo minero en Bolivia

Por Álvaro Jordán

Audiencia de Charcas es el nombre que dieron los españoles a la colonia, que después de 15 años de cruentas luchas independentistas se transformó en lo que ahora llamamos Bolivia.

Bolivia, en lo internacional, resultó conformando parte del sistema mundial del poder en condición de colonia económica de distintos centros imperiales: sucesivamente Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos de Norteamérica y otros.

En lo interno, con una dirigencia encerrada en aspiraciones mezquinas, sin ninguna pretensión de aspiraciones del conjunto, fue la causa de la pérdida de más de la mitad del territorio, siempre vendido para el beneficio oligárquico.

Lo más aberrante de esta dirigencia vendida fue la marginación de la mayoría de la población en condición de bárbaros y sin ningún derecho ciudadano. No existen datos fiables de la población indígena de aquella época ya que todo lo que se encontraba más allá de las goteras era propiedad de quien tuviera capacidad para poseerlo, sin mayor importancia para la estadística oficial, particularmente el devaluado  indígena. Sin caer en exageraciones se puede decir que la población boliviana en el 1825 era de este origen en más de un  90%.

De esta masa indígena se alimentó y se alimenta la minería boliviana y en general el trabajador campesino y urbano en un proceso de mestizaje creciente.

Las cooperativas mineras son una forma de organización productiva de la minería, que emerge de la misma crisis de la minería, esto es de la incapacidad de la minería formal para garantizar las fuentes de trabajo, y, las que garantiza, son en condiciones infrahumanas. Es un trabajo personal que posibilita la producción en parajes en los que la empresa privada o estatal no alcanza costos competitivos.

En la forma de trabajo libre ya apareció con la minería colonial en el Cerro Rico de Potosí. A causa de los salarios miserables que recibían, debían complementar sus ingresos trabajando por cuenta propia más allá de las horas de trabajo, generalmente los fines de semana, fueron conocidos con el nombre de kajchas. Esto fue lo que posteriormente  se conoció como cuentapropistas, o sea trabajadores libres que entregaban su producción a rescatadores o comerciantes mayoristas. De esta manera el empresario se beneficiaba con una producción de muy bajo costo ya que no estaba regida por un salario. El trabajador ante la necesidad de cubrir las demandas de su familia hacía un trabajo de esfuerzo extraordinario y su producción la entregaba  a un precio establecido abusivamente por el rescatador.

El primer impulso significativo hacia las formaciones cooperativas se dio con la crisis mundial de la economía, del 1929. La minería internacional en Bolivia cerró todos los frentes mineros no productivos y en compensación entregó algunos a los cuentapropistas. En la época del nacionalismo revolucionario se estatizó la gran minería, se formó la empresa estatal llamada COMIBOL y se creó la caja nacional de seguridad social, con lo que se despedía a los mineros con silicosis de tercer grado antes que reconocerles los beneficios por enfermedad ocupacional, y se los asignaba en compensación al sector cooperativista, el que fue regulado por ley, del 13 de setiembre de 1958 y agrupados en la Federación de Cooperativistas Mineros (Fencomin).

Otro impulso importante fue la política de relocalización de mineros, con la que se expulsó a más de 20.000 mineros, que también fueron a formar los núcleos de cocaleros del Chapare, proveedores de coca para el narcotráfico internacional, y para el fortalecimiento de la democracia burguesa, la que desmontó COMIBOL y consolidó las empresas extractivas en la minería cooperativista al entregarles frentes de trabajo y traspasársele maquinarias pesadas e ingenios.

El sector cooperativo es el resultado de la búsqueda de algún modo de vida, marginal, de los propios trabajadores. Simultáneamente el sector capitalista privado y estatal se han beneficiado permanentemente de él: 1. Económicamente, al promover un sector trabajador al margen de las exigencias legales, por lo tanto de producción barata y generador de divisas internacionales. 2. Socialmente, al establecer una vía de escape a la presión social ante las exigencias de trabajo del sector de mineros desocupados, también han sido utilizados en la conformación de las bandas de narcotraficantes internacionales asentados en la producción de coca del Chapare, finalmente se convirtieron en la bese social del colonialismo interno conocidos hasta hace muy poco con el nombre de Confederación de colonizadores, propiciado por la nación-estado colonial, racialmente blancoide y ahora asociado con el racismo aimara, 3. Políticamente fortalecieron el sector de poder capitalista al incorporar el cooperativismo al sector empresarial.

De este proceso han participado y se han beneficiado todos los gobiernos que se han sucedido, hasta la actualidad, más concretamente, en beneficio de la oligarquía, tanto del capital estatal como del capital privado, y fundamentalmente, en  beneficio del colonialismo interno de la nación-estado.

Las cooperativas mineras, organizaciones de bases asentadas en principios cooperativistas[1] de solidaridad, igualdad, reciprocidad, equidad, finalidad social y no lucro de sus asociados, inmersos en las imposiciones del poder del Estado fueron totalmente desvirtuadas y transformadas en otras empresas beneficiarias del sistema de explotación capitalista, con todos los defectos que el sistema tiene.

Por su potencial político, por su inserción en las comunidades campesinas y por la importancia de  su actividad productiva los cooperativistas se transformaron en parte de la política de cambio del gobierno del MAS, en el cual, en sus inicios, fueron parte del poder decisorio político. Sin embargo pronto entran en contradicción con los intereses de la Central Obrera Boliviana, quienes denuncian el carácter empresarial, asociado con las empresas mineras transnacionales, lo que plantea una contradicción interna con el gobierno nacionalizador. Aparecen otros problemas como la existencia de trabajadores no asociados dentro del cooperativismo, resultado de la transformación capitalista del sector, cuya regularización decide el Gobierno al imponer su sindicalización, por supuesto desvirtuando el espíritu cooperativista de no-explotación de su personal. También causa muchos reclamos los impuestos de privilegios del sector, conceptualizados como compensación por el supuesto principio de no lucro de la actividad cooperativa.

Evidentemente el cooperativismo había entrado en un campo de contradicciones entre los propósitos empresariales y los principios cooperativistas, en los que el Estado tiene muy poca rédito económico.

Por otro lado el Estado tiene apenas una empresa minera  deficitaria, Huanuni, con  5000 trabajadores, transformados en una pesada carga económica para el pueblo y que en tiempos de crisis es de un peligro explosivo para el gobierno, mientras que en las cooperativas ya llegan a 200.000 mineros, que sumados al conjunto familiar representan un enorme  caudal político que el Gobierno no puede despreciar.        

El cooperativismo se ha transformado en otro campo de lucha política entre los sectores capitalistas (estatales y privados) y los antiguos promotores del cambio muchos ya expulsados del gobierno y otros que todavía sobreviven en él. Por otro lado, internamente se debe definir la contradicción existente entre la dirigencia explotadora y la mayoría de trabajadores explotados.

Evidentemente la crisis mundial, iniciada el 2008, recién está mostrando sus efectos en Bolivia, la disminución de los precios de las materias primas está agudizando el clima de violencia en el País. Antes, estas contradicciones existían, pero el auge económico generaba ingresos suficientes para que todos los sectores se sientan satisfechos, es ahora, con la crisis, que los ingresos se tornaron conflictivos y la violencia aparece crudamente con cuatro cooperativistas asesinados por el aparato represor del Estado y un viceministro  asesinado por los cooperativistas. Evidentemente el juego entre la política de cambio y la de praxis capitalista del gobierno debe enderezar rumbos en búsqueda de una ruta más tranquila.

La nueva ley, Ley 535 de Minería y Metalurgia, aprobada por el Gobierno intenta por un lado controlar la asociación de los cooperativistas con el empresariado, situación a la que se ha llegado al margen de la Constitución ya que ello es prerrogativa del Estado. Los cooperativistas tendrían contratos ya en ejecución hace bastante tiempo con empresas nacionales e internacionales.

Otros aspectos conflictivos son la existencia de trabajadores sometidos a la explotación capitalista. Está en abierta contradicción con el espíritu cooperativista, por lo tanto debe prohibirse, todos deben convertirse en socios de la cooperativa

Evidentemente la actividad minera cooperativa ha estado sometida a la manipulación de los intereses capitalistas en procura del excedente que produce, ya se sea en manos de rescatadores ambiciosos, convertidos en dirigentes cooperativistas y finalmente en empresarios cooperativistas. Todo ello promovido desde el Estado en el afán de incorporar las cooperativas al sistema capitalista; como por ejemplo se puede mencionar la entrega de equipos de Comibol para promover la formación de empresas cooperativistas y de frentes de trabajo a cambio de la entrega de la mina, con el nombre de Comsur, al expresidente Sánchez de Lozada.

Otro aspecto que no se puede dejar de mencionar es el ineficaz control de las regulaciones ambientales y de los riesgos ocupacionales al que se exponen los mineros, los que no se cumplen en, aproximadamente el 80% de las cooperativas, por un lado, resultado del afán economicista de la explotación minera y por otro lado, por la falta de eficacia de los inspectores ocupacionales.

Es claro que el propósito del poder estatal en esta primera etapa de confrontación violenta es eliminar los contratos de asociación empresarial para lograr un control económico mayor del sector e imponer un control político del mismo

El sector cooperativista minero ha alcanzado dimensiones sociales importantes que hace muy difícil, sino imposible, eliminar su poder social y económico. Además existen otros sectores, particularmente de servicios, ahorro y crédito, comercio con los que pueden reforzar sus posiciones, como es la resistencia ya planteada del incremento de los aportes económicos de los socios cooperativista para ampliar el poder de control del Estado a las mismas cooperativas, la solidaridad de los transportistas, igualmente se pueden encontrar coincidencias de contenido humano con los sectores nativos marginados por la consolidación extractivista y dependiente del Estado centralista y colonial

Son luchas de las bases sociales, muy importantes, que están demandando un cambio de fondo, que cuestionan el centralismo del poder vertical en un ambiente de demandas autonomistas.

Las bases a nivel regional, departamental, municipal y de comunidades exigen una participación equitativa en la distribución de los ingresos, hasta ahora apropiados por el Estado y el capital.

La corrupción, la delincuencia y el crimen organizado, creciente y generalizada expresada en los círculos burocráticos y privados incluyendo el judicial, policial y empresarial demandan cambios profundos en los mecanismos de administración, control, vigilancia y del uso de los recursos económicos.

En resumen, se trata de un detalle boliviano de la crisis mundial del sistema de poder del capitalismo. Al igual que el mito de Casandra los teóricos, consejeros y especialistas  del sistema presagian y están de acuerdo en estar desandando hacia un fatídico final, cuyo camino inexorablemente deben continuar hasta su culminación.

Bibliografía:

Betancourt, O, 2007, La apropiación de la figura del kajcha en la historia de la Villa Imperial de Potosí de Arzáns de Orsúa y Vela, Revista Iberoamericana, Vol. LXXIII, Núm. 220, Julio-Septiembre 2007, 437-452, University of Southern California, 2016.

Iriarte A, Casandra, http://antiqua.gipuzkoakultura.net/pdf/Cassandra.pdf, 2016.

Jordán A, 2012, Cooperativistas asalariados y comunitarios,

http://humanismochane.blogspot.com/2012/10/cooperativistas-asalariados-y.html. 2016.

Ley general de cooperativas, Ley nº 356 de 11 de abril de 2013

http://www.mintrabajo.gob.bo/Descargas/DGPPFPPC/Ley_general_de_cooperativas_y_reglamentacion.pdf. 2016

Ley de minería y metalurgia,  Ley n° 535 ley de 28 de mayo de 2014,

 http://www.cedla.org/sites/default/files/Ley535%20Mineria%20Metalurgia.pdf.2016

Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia. 25 de enero de 2009

http://www.harmonywithnatureun.org/content/documents/159Bolivia%20Consitucion.pdf. 2016.

 

En las Tierras del Libertador Grigotá

Agosto 2016

 



[1] Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, Art. 55 




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Enviado por: aaojordan@gmail.com


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[Aula Libre] LA REBELION DE LA ECONOMIA INFORMAL



LA REBELION DE LA ECONOMIA INFORMAL
 
Armando Méndez Morales*
 
 
Ha conmocionado las noticias de los últimos días del mes de agosto y mucho más con  el anuncio oficial del asesinato del Viceministro Rodolfo Illanes, autoridad del Ministerio de Gobierno que tiene por función esencial asegurar el orden público y la seguridad de los ciudadanos. Durante varios días se han presentando enfrentamientos entre las policía y los cooperativistas que dejaron lamentablemente heridos en ambos lados.
 
El conflicto se ha presentado entre cooperativas de la actividad minera y el gobierno por varios motivos que se traducían en un conjunto de pedidos que le hacían al Organo Ejecutivo los cuales no fueron atendidos de la manera que solicitaban los cooperativistas. El detonante final del conflicto fue la promulgación de la Ley 149 que reconoce a los sindicatos en las organizaciones cooperativas. Adicionalmente, los cooperativistas mineros pedían que se les permita la asociación con empresas privadas  extranjeras. Autoridades de gobierno revelaron que existían 31 contratos suscritos entre cooperativistas mineros  y empresas privadas extranjeras que en su mayoría no habrían sido autorizadas por la Corporación Minera de Bolivia.
 
Le esencia de estos preocupantes conflictos radica en lo que el destacado economista peruano Hernando de Soto llamó "El Otro Sendero", en su libro escrito en los años 80 del siglo pasado. Este llamativo título respondía a que en esa época, Perú, estaba asolado por las guerrillas de "Sendero Luminoso", quienes desde una posición radical de izquierda ofrecían a los peruanos la solución a todos sus problemas socioeconómicos, la superación de la pobreza, la industrialización del país y el otorgamiento de trabajo a todos. Para de Soto había otro sendero que lograría los objetivos citados, que sería formalizar la economía.
 
El autor destaca que para resolver los problemas de los países subdesarrollados hay que estudiar lo que se denomina economía informal. De Soto encuentra que en esos tiempos ya en Perú la actividad económica informal había alcanzado una gran magnitud en contra de la ley. La economía informal sería la respuesta natural de la gente pobre para generar algunos ingresos que les permita atender sus necesidades básicas, pero que por su naturaleza no era posible que logren superar el problema de la pobreza. La baja capacidad productiva de los países latinoamericanos sería consecuencia precisamente por la enorme magnitud que alcanzó la actividad informal, denominada también "actividad negra, escondida o marginal".
 
En el caso de Bolivia, alguna información proveniente ya del año 2009 destaca que el mayor porcentaje de jóvenes en empleo informal alcanzaba el 88 por ciento. Hay que destacar que el trabajo informal no tiene los beneficios de jubilación, no tiene cobertura sanitaria ni derechos laborales. No se cumple con la norma del salario mínimo y menos con la decisión reciente de otorgar un segundo aguinaldo.
 
¿Por qué se produce esta realidad? Lo primero que hay que señalar que Bolivia no es un país estricto de Estado de Derecho, entendida como el gobierno de la ley, donde el  Presidente del Estado lo que hace es ejecutar lo que dispone la ley, porque se supone que los representantes del pueblo, que componen el órgano legislativo, son los que norman la vida social, y no las negociaciones que se realizan entre el Poder ejecutivo y los grupos sociales de interés.
 
A principios del año 2012 se dio toma de minas por los "originarios", comunarios y cooperativistas, aunque legalmente todo el territorio nacional es reserva fiscal. Es conocido el hecho de que la empresa estatal minera de Huanuni se vio obligada a contratar 4,000 cooperativistas, para zanjar un grave problema que se había presentado en cuanto a las áreas de explotación.
 
Un hecho conocido es que las cooperativas no invierten en exploración y su proceso de extracción de los minerales es artesanal y rudimentario.
 
¿Cuántos cooperativistas minero hay? En verdad nadie sabe. Se dice que pueden superar las cien mil personas, lo cual sería una gran magnitud de gente y un conflicto con ellos puede ser de insospechadas consecuencias.
 
Otro problema, que ya es crónico en la minería boliviana, es la continua caída de la calidad de los minerales, lo que en lenguaje minero se conoce como el grado de su pureza. El costo de extraer minerales de alta ley es bajo en comparación a los de baja ley. Se continúa con la explotación de reservas ultra ya explotadas y el reto es encontrar nuevas reservas, lo que implica introducir enormes cantidades de capital y tecnología, lo que Bolivia no posee. COMIBOL no cuenta con los recursos enormes que se requiere para exploración minera, como también es el caso de los hidrocarburos. Y esto sólo será posible atrayendo inversión extranjera directa, lo cual quieren hacer las cooperativas mineras
 
Pero no sólo está el problema en las denominadas cooperativistas mineros sino está presente la informalidad en toda la actividad económica. Como nunca las asociaciones de gremiales salen en marchas de protestas, bastante ruidosas por las calles de la ciudad de La Paz para no pagar impuestos, y para que se les respete sus puestos de venta que los tiene ubicados en cualquier calle que ellos ven por conveniente. Por doquier se ven puestos de comercio de todo tipo y que son informales.
 
¿Cual es la solución? Se debe incentivar la creación de empresas formales, con trámites ágiles y sencillos, bajar los impuestos, eliminar los aranceles de importación y el pago del IVA en fronteras. Solo la creación de empresas privadas garantizará el trabajo formal.
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La Paz, agosto de 2016
 
*Profesor emérito de la UMSA y  expresidente del Banco Central de Bolivia


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Enviado por: Armando Mendez <amendezmo@yahoo.es>


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lunes, 29 de agosto de 2016

[Aula Libre] La Sociedad Global del Conocimiento y sus adversarios



LA SOCIEDAD GLOBAL DEL CONOCIMIENTO Y SUS ADVERSARIOS

*Ramiro Calasich G.

ramiro.calasich@gmail.com 


Si vemos las noticias del día, experimentaremos un escalofrío fantasmal: ¡Miedo! Da la impresión que la realidad se ha teñido de violencia iracunda, atrocidades indecibles, crímenes impunes y líderes cerriles erigidos en redentores; en fin, desprecio por la vida, los valores y el ser humano. Aparentemente, tendrían razón aquellas voces apocalípticas que anuncian el fin de la civilización tal y como la conocemos.


Pese al entusiasmo agorero, parecería que, antes que un sepelio, asistimos al nacimiento, doloroso pero innegable, de un mundo nuevo: la Sociedad Global del Conocimiento (SGC). Las perversidades que nos estremecen confirmarían lo que la historia enseña: el empuje de las luces y el progreso encuentra resistencia en tendencias ancladas en el pasado.


El hecho que corrobora este parto es empíricamente demostrable: la sociedad en general, y la economía en particular, dejan de orbitar en torno al capital, el trabajo y los recursos naturales, para centrarse en el conocimiento y en su hacedor, el individuo libre. Sin lugar a dudas, en este instante, la fuente más importante de prosperidad y desarrollo humano es el conocimiento.


Para quienes se frotan las manos anunciando el fin de los tiempos, es bueno fijar la mirada en un hecho indudable. Si en 150 años -entre 1750 y 1900-, el capitalismo dio forma a una economía mundial y a una civilización global, en pocas décadas la revolución tecnológica que atestiguamos impulsa el avance de la economía y la cultura a límites insospechados. Sin duda, los países que experimentan mayores niveles de adelanto son aquellos que orientan sus economías hacia la producción y distribución de conocimiento, no así de objetos. Avanzamos en la edificación de la sociedad postindustrial.


Si bien la historia conoció varios períodos de acelerada invención técnica y tecnológica -muchos de los cuales produjeron cambios indelebles-, lo que hace única a la transformación actual es su velocidad y alcance. Estemos o no conscientes de ello, incluso a despecho de nuestros gustos y creencias, somos parte de la globalización que interconecta a seres humanos, economías y culturas.


Allí donde florece con mayor vigor, la SGC muestra que se nutre de condiciones indispensables:


Libertad y conectividad. Si el conocimiento es el insumo esencial, éste sólo puede germinar en un ámbito que fomente y preserve la libertad individual. La interconexión de individuos libres se constituye en la base de la innovación, punta de lanza del progreso y la realización de las naciones y de las personas. Este imprescindible ámbito de libertad que moldea a la SGC, es incompatible con toda forma de control y centralización, no sólo porque hizo y hace improductivo el capital, sino porque frena el impulso del conocimiento al negar la pluralidad y el pensamiento libre.


Democracia. La SGC requiere de un entorno institucional y axiológico que proteja al ser humano y que permita perfeccionar sus talentos y potencialidades. Por ello demanda el respeto riguroso a las instituciones y a los principios que inspiran la Democracia plena, como la pluralidad, gobierno limitado, libertad de expresión y los Derechos Humanos.


Sociedad educativa. La SGC exige que la sociedad asuma como prioridad la educación y la cultura. Tarea titánica y de largo aliento. Urge un profundo cambio en las conservadoras creencias y costumbres de la población, fuertemente afincadas en el apego a la incultura, la banalidad, la corrupción y el rentismo. Los actores educativos tienden a convertirse en los modelos del quehacer privado y público. La sociedad comienza a entender la importancia de relacionar el presente con el futuro y lo limitado y hasta ocioso que resulta hacerlo con el pasado.


Clase política. Si los partidos políticos son agrupaciones de ciudadanos con el objetivo de alcanzar y/o mantener el poder, hoy en día deben constituirse en organizaciones de educación, cuya labor central sea formar dirigencia política, militancia permanente y ciudadanía educada. Son el baluarte de la solidez institucional. Reducir su desempeño al marketing electoral, no sólo es una perversión de sí mismos, sino que convierte su misión en pirotecnia electoral que alimenta y promueve la ignorancia ciudadana, el caudillismo incivil y la inmoralidad política.


Instituciones educativas. La SGC necesita que los centros educativos promuevan una estructural metamorfosis: de museos –incluso cementerios- del conocimiento, a verdaderos núcleos de formación de seres humanos creativos e innovadores. Para ello deben impulsarse drásticos cambios administrativos, infraestructurales y, sobre todo, culturales, que prioricen identificar y desarrollar los talentos individuales. Sin duda, el paradigma es una educación humanista, personalizada (adaptativa) y orientada al desarrollo medible de competencias.


Competencias de base. La sociedad que nace necesita que los ciudadanos adquieran ciertas aptitudes que faciliten su desempeño en el nuevo mundo. Las más importantes: 1. Aprender a ser, se refiere a la Inteligencia Emocional, base para el ejercicio consciente de la libertad individual. 2. Aprender a conectar, referida a la Inteligencia Social, fundamental para cultivar la empatía, la solidaridad y la interacción. 3. Aprender a aprender, esencial en una época signada por la impetuosa floración del conocimiento. 4. Aprender a crear, implica una transformación del proceso de enseñanza-aprendiza que haga de la labor educativa una acción altamente productiva y enriquecedora, asentada en la premisa de "aprender haciendo"; esta última competencia supone el acceso y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y su transformación en Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC).


LOS ADVERSARIOS


Al momento, es posible identificar a las fuerzas reaccionarias que se esmeran por frenar el esfuerzo de quienes rasgan el velo de la ignorancia y enarbolan el estandarte del conocimiento y de la luz. Alimentadas por diversas fachadas ideológicas, todas ellas provienen de una misma matriz: el nacionalismo, ideología que desempeñó un papel revolucionario entre los siglos XVII y XIX, al servir de ariete para acabar con el viejo régimen. A partir de entonces, y luego de la constitución de la economía mundial (fines del siglo XIX), sólo ha causado penurias y vilezas.


En sus inicios, el nacionalismo se mostró teñido de postulados liberales. Su objetivo era terminar con el régimen monárquico a través de la creación de estados nacionales soberanos, en los cuales se harían efectivas las aspiraciones libertarias. Sin embargo, la marcha de la modernidad y su constitución en economía mundial entró en contradicción con su sustrato premoderno, expresado en la definición de la comunidad como único referente identitario.


De esta forma, el nacionalismo no es sólo una ideología reaccionaria en tiempos de la economía mundial, sino que se constituye en el adversario más beligerante de la SGC debido, principalmente, a su afán por impedir la autodeterminación individual –pilar de la modernidad y de la nueva realidad-, esforzándose en diluir al individuo en masas amorfas y dúctiles para luego someterlo, usando como coartada conceptos como clase, raza, religión, patria o nación.


Sin duda, se trata de una ideología regresiva porque aspira retornar a épocas en las que el individuo vivía bajo la égida de la comunidad. Para el nacionalismo, somos lo que fuimos. Su objetivo no consiste en edificar el porvenir, sino en regresar al origen, generalmente en su versión edulcorada y romántica. Tiene el retrovisor más grande que el parabrisas.


En los países atrasados es una constante. Su presencia pesa como una lápida que impide su bienestar. En las naciones desarrolladas revive en períodos de crisis, cuando asola la incertidumbre. Mucho más que sus objetivos políticos y económicos, su enorme atractivo recae en la promesa religiosa de "redención", en momentos en los que las sociedades padecen los efectos desoladores de crisis coyunturales o estructurales. Es, en rigor, una religión secular.


Ahí está, aleteando en aquellos rincones donde cunde la desesperanza, para anunciar la reconquista de la gloria perdida o el arribo del destino añorado, mientras repite su letanía de promesas de castigo para los autores de todas sus desventuras.


Y es que para el nacionalismo, el hecho fortuito de haber nacido en un determinado lugar, de pertenecer a una nación, raza, clase, partido, o de profesar una religión, es razón suficiente para insuflar un sentimiento irracional que otorga cierto privilegio frente al resto de los mortales y que permite, incluso, arrebatar la vida o los bienes de aquellos quienes se rehúsan a compartir su primitiva visión de la realidad. Una versión laica de las cruzadas medievales.


De forma invariable, por donde asoma anuncia el "cambio", cuyo significado no es otro que afincarse en un pasado redecorado. Parece ser un reloj nuevo; camina, pero marca siempre la misma hora. Es una ideología arcaica, excluyente e intolerante, que cobija prejuicios racistas y xenófobos, y que se alimenta de exacerbar temores colectivos y agravios vividos (reales o inventados), todo ello con el objetivo de mantener un orden tradicional y sectores privilegiados, aunque se asegure lo contrario.


Allí donde habita o resurge, el nacionalismo ostenta un estilo histriónico de hacer política, apocalíptico y mesiánico: el populismo. Ante la debilidad institucional que provoca desazón y el debilitamiento de la individualidad que se expresa en la necesidad de amparo y certitud, el líder nacionalista deviene en caudillo paternal y providencial, infantil y licencioso; feroz, pero no iluso. Su secreto: estimular las pulsiones irracionales para nublar la razón. Sus armas arrojadizas: la demagogia (decir lo que la gente quiere escuchar), el discurso maniqueo (amigo–enemigo) y el temor. Sus seguidores -fanáticos feligreses con una sola fe y un solo señor-, representan un insólito maridaje entre el monasterio y el cuartel. No es un gobierno popular, es el gobierno de la popularidad.


No importa si empuñan ideologías dispares e incluso disparatadas, las corrientes nacionalistas ostentan los mismos rasgos. Según hacia dónde soplan los vientos, son marxistas y demócratas (de por sí, una relación contranatura), además de católicos, protestantes, revolucionarios, conservadores…, al mismo tiempo, y todo lo contrario. Ahí están, generalmente en las portadas. Desde los caudillos del socialismo del siglo XXI, pasando por políticos como Trump o Sanders, las tendencias centrífugas que hieren la unidad europea, hasta el cruento yihadismo, entre muchísimos otros ejemplos.


Actualmente, es posible identificar tres tendencias nacionalistas que se constituyen en tenaces adversarias de la SGC. La retrasan, pero no la impiden.


Totalitarismo


Sin duda, la máxima excreción del nacionalismo. Quienes alzan con ardor las banderas totalitarias, esconden, olvidan o desconocen que el totalitarismo –comunista, fascista y ahora yihadista, da lo mismo- es un régimen de dominación sin límites ni derechos. Se estima que, hasta el momento, es responsable de la muerte de por lo menos 200 millones de seres humanos (no son estadística, son personas asesinadas). No importante de qué color sea su bandera, es la apoteosis de la inhumanidad.


Sus rasgos principales:


1. Reducción de la individualidad a la colectividad.


2. Exacerbación de la nación y dentro de ella de un sector predestinado (clase, raza, creyente, militante, etc.).


3. Concentración de todos los poderes en un partido único y éste en manos de un líder atrabiliario y omnímodo.


4. Desconocimiento de todo resquicio de Libertad y Derechos Humanos.


5. Sometimiento del ciudadano al poder discrecional del Estado, quedando conculcada toda distinción entre sociedad civil y sociedad política.


6. Abolición de la propiedad privada (comunismo).


Grandes potencias


Si bien se constituyen en abanderadas del desarrollo científico y tecnológico, son criaturas del nacionalismo expansionista.


La crítica que hacía el escritor mexicano Octavio Paz a Estados Unidos, le calza a la perfección también a Rusia y a otras naciones con vanidades imperiales: no se puede ser una democracia al tiempo que se es un imperio. Si la democracia fue fundada para proteger la libertad individual, resulta una contradicción y un despropósito "sembrar libertad" a punta de cañonazos. Sobre China, la situación es mucho más cruda: libertinaje económico y terror político.


No debe olvidarse que la Sociedad Global del Conocimiento camina sólo en un ámbito de plena libertad; es decir, libertad económica y libertad política. La primera sin la segunda, es mera piratería; la segunda sin la primera, es prácticamente imposible.


No hay duda que, en un proceso dilatado, las grandes potencias se verán debilitadas por la tendencia inevitable e irreversible hacia la creación de bloques económicos regionales, el fortalecimiento de instituciones intergubernamentales e incluso la creación de organismos supranacionales, cuya misión será preservar la libertad y la democracia a través de disposiciones vinculantes y de acciones de hecho.


Sin embargo, el antídoto más efectivo es el nacimiento de una ciudadanía global interconectada y educada, la misma que, de forma enmarañada, perfila una cultura que es mucho más que la suma de los rasgos culturales nacionales: una cultura global afincada en principios democráticos.


Si la democracia es un régimen que pone bajo control al poder, tal control es mucho más necesario si se trata de poderes con anhelos imperiales.


Nacionalismo tribal


Propio de los países atrasados, expresa la descomposición del nacionalismo; es el límite que anuncia la barbarie. En general, sirve de biombo detrás del cual se camuflan atroces dictaduras e incluso regímenes autoritarios que usan a la democracia para ascender al poder, para luego maniatarla en un frenesí de lujurioso desenfreno autocrático, etapa necesaria -según se afirma- para edificar el paraíso totalitario (socialismo del siglo XXI).


Frente a un nuevo mundo que salta por encima de creencias y valores locales y destaca la individualidad, el nacionalismo tribal responde exacerbando las diferencias, al tiempo que subraya el valor de unas sobre otras (multiculturalismo). De ahí su empecinado esfuerzo en sembrar la idea de que el individuo sólo es posible a la sombra de la colectividad (raza, clase, nación, religión, partido político).


Curiosamente, entre las grandes potencias y los nacionalismos tribales existe un entrevero carnal. Mientras la prepotencia de las primeras exacerba a los segundos, estos últimos, ahogados por su propio desahucio, terminan sirviendo a poderosos intereses, incluso inconfesables (otra vez, el socialismo del siglo XXI es un buen ejemplo). Por si fuera poco, no deja de causar sorpresa escuchar el griterío antiimperialista que censura las iniquidades de EEUU, al tiempo que ampara –incluso aplaude- los atropellos de Rusia o China. Vergonzante.


Lo que en verdad une a los nacionalistas de hoy, no son únicamente sus artificiales arrebatos antiimperialistas, sino también su talante autoritario y antidemocrático, fenómenos propios de la premodernidad. Sobre las grandes potencias, la arrogancia con la que pisan y pasan, y su tendencia a mantener devaneos con los más viles regímenes del planeta (todos de aliento nacionalista), envilecen sus promesas de libertad.


Desahuciado por su inviabilidad ante una sociedad global, el nacionalismo tribal deviene en descomposición moral. No avanza, se repite, y al hacerlo, se corrompe. A su sombra, no sólo nacen y se devoran inútiles élites económicas y políticas que viven a expensas del Estado y que disfrutan de insolentes privilegios, sino que se fomenta la corrupción ciudadana mediante la prebenda y el clientelismo, fenómenos que despiertan apetitos insaciables que terminan por morder con furia la mano de quien los ceba.


Con sus estandartes guerreros, sus líderes predestinados, su séquito de cruzados tribales y su aliento a patrioterismo atávico, allá donde gobierna, el nacionalismo usa y abusa de las arcas públicas, no sólo para mantener el aplauso -a fuerza de corromper a la sociedad y sus dirigencias-, sino para entregarse a un lascivo disfrute. La corrupción es el altar en el que glorifica su obsceno apetito de poder. Como culto, su mayor pecado es la incapacidad de presentar un solo santo.


En su afán de angurria y derroche, no sólo sustituye la institucionalidad democrática por la voluntad omnímoda del jefe y su corte, sino que promueve, perpetra y encubre cruentos hechos, cercanos al salvajismo. No hay que dudarlo: si flamean banderas nacionalistas, la vida no vale nada.


No es todo. Su acción atrabiliaria no conoce límites: obras megalómanas, grotesca misoginia, persecución del pensamiento libre (no tiene opositores, sino fugitivos), condena del mérito, premio a la obsecuencia y castigo con encono para quien ose abandonar la manada.


"Sólo os pido perdón por mi sorpresa. Es la primera vez que oigo hablar de actos tan lúbricos" (Marqués de Sade).


CONCLUSIÓN


La Sociedad Global del Conocimiento es un hecho. Su avance, ineluctable. Sin embargo, será más fácil sacudirnos el lastre del pasado a condición de reflexionar y asumir conciencia de la nueva era que se abre paso impetuosa.


Para ello, es importante que las organizaciones intergubernamentales, las clases políticas y la intelectualidad, abandonen su actitud pusilánime ante los desenfrenos y el relativismo moral de las tendencias nacionalistas, para constituirse en voceros de la nueva realidad global, no sólo de palabra, sino de hecho. Voluntariamente escogieron ver sin mirar, incluso solaparon y aplaudieron a escondidas el nacimiento de los tambores guerreros. Hasta ahora, sus mezquinos cálculos, su condescendencia, e incluso sus críticas tardías, sólo han servido para alimentar los estériles pero feroces esfuerzos por detener el progreso. Hay mucho por hacer; la nueva realidad exige que, unidos, le abramos paso.


Pese a sus horrores, las tendencias nacionalistas se hallan condenadas. La Sociedad Global del Conocimiento avanza, se expande e interconecta todo, a todos y todo el tiempo. Por donde se mire, se sienten los latidos del mundo que renace. La libertad, el conocimiento y la innovación iluminan un planeta que sitúa a la razón por encima de las ideologías y sus desmanes. El presente anuncia el arribo de un futuro de seres humanos libres y creadores.


"La oscuridad acabará en un nuevo siglo de luz. Nos deslumbrará el amanecer, después de haber estado algún tiempo en las tinieblas" (Jean le Rond d'Alembert).


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*Escritor Educativo.




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Enviado por: "Ramiro Calasich G." <ramiro.calasich@gmail.com>


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