Alberto Bonadona Cossío
abonadona2001@yahoo.es
Juan Antonio Morales, uno de los más destacados economistas bolivianos, junto a otro economista norteamericano, Thomas Trebat, en un entretenido artículo publicado en el sitio web REG Monitor (04/04/09), se preguntan cómo -en un entorno internacional golpeado por la crisis- la economía de Bolivia está relativamente bien, como lo están otras vulnerables economías sudamericanas que exportan materias primas. Los dos economistas intentan develar este gran misterio aduciendo a una supuesta mayor capacidad de recuperación ("more resilience") que brota de buenas políticas económicas.
Destacan el caso de Bolivia que, alejada de políticas incorporadas por sus vecinos, cuenta con un "no tan a la moda régimen de tipo de cambio fijo o semi-fijo ... sistema que puede ser descrito como deslizante incompleto ("incomplete crawling peg")". Término que, para los legos, los autores traducen como "un tipo de cambio que es fijo, pero que es objeto de frecuentes reajustes los cuales no son anticipadamente anunciados al público". Al acelerar la depreciación del Boliviano, tal régimen, indican, permitió al país quedar relativamente ileso frente a la crisis que afectó al continente entre 1999-2003. Según los autores, no sólo esa sabia política de depreciación crea las condiciones para proteger hoy a la economía boliviana, sino también está el auge de precios de sus materias primas exportadas que logran reservas internacionales iguales al "41 por ciento del PIB en 2008, dos veces superior al nivel correspondiente al Brasil" y, por otro lado, se debe a una política fiscal que logró significativos ahorros públicos.
El mecanismo del Bolsín, en el que se asentó el régimen de tipo de cambio en Bolivia funcionó, para evitar los traumas que un inflexible sistema de tipo cambio fijo causó en las décadas de los 70 y 80. Pero no fue éste el que dejó ilesa a la economía boliviana porque ésta experimentó una caída en el PIB durante ese período como resultado de la crisis mundial. Es verdad, como dicen los autores mencionados que "la ganancia de reservas se originaron de un elevado comercio y superávit en la cuenta corriente" y, contrario a lo que ellos dicen, los flujos de capital llegaron como inversión extranjera directa al sector hidrocarburos por un valor de $us. 3.351 millones entre 1997 y 2005 creando la capacidad productiva para aumentar las exportaciones causantes del superávit, lo que realmente explica el misterio de porque Bolivia no anda tan mal, por ahora.
No hay política fiscal o monetaria premeditada, deliberada y conscientemente diseñada e implantada en el actual período que explique la relativa estabilidad de la economía boliviana, como parecen creer J. A. Morales y Trebat. El ascenso de los precios del gas, determinados por el mercado internacional, encontró la estructura productiva que hizo se supere toda expectativa en las exportaciones y las reservas alcanzadas. La deuda externa no presiona gracias al perdón internacional y es natural que las captaciones bancarias sean elevadas porque nunca se vendió tan bien la producción nacional. La deuda interna se paga por la misma inusitada abundancia de recursos. Y todo esto no es por una mayor "resilience" creada con inéditas políticas económicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario