domingo, 3 de mayo de 2009

*Ora pro nobis* para la Bolivia energética

Boris Gómez Úzqueda
bguzqueda@gmail.com

Ver nuestra patria a la distancia es llorar porque teniendo todas las condiciones para ser un "Kuwait" o un "Emiratos Árabes Unidos" de América Latina la pobreza sigue campeante, unida al autoritarismo. En el tema energético la "Nacionalización", principal oferta gubernamental en energía no arrancó, hay menos inversiones.

En poco tiempo más el Estado boliviano empezará a pedir auxilio privado.

El toque final de ésta dramática decisión estatal en hidrocarburos –de un Gobierno autodenominado marxista-leninista y socialista- será la caída de ingresos por venta de gas y el descalabro financiero de las entidades estatales.

En tres años no se consolidaron proyectos de ingeniería financiera y logística especializada para monetizar reservas de gas ni abrieron nuevos mercados. Las reservas probadas de condensado, para 2008, fueron 340 mmbbl (millones de barriles), 20 millones menos que 2007.

Bolivia está más cerca de Venezuela y Cuba que más cerca a modelos exitosos de explotación de gas como desarrollan Qatar o Emiratos Árabes Unidos.

La "Nacionalización" propició caída de inversión en exploración, producción y desarrollo de nuevos reservorios. En este periodo hubo menos de 330 millones USD de inversión, en contra parte a los casi 3500 millones USD que generó la política del "triángulo energético" de mediados de los noventa.

Por haber menos pozos perforados y en explotación, además de problemas de refino y abastecimiento hay desequilibrios en oferta/demanda de gas y electricidad.

Los hidrocarburos convenientemente industrializados serán el "producto estrella" de exportación boliviano: a partir de darle valor agregado al gas en electricidad, en plásticos en nuevos combustibles (como diesel y dimetil éter a partir de transformación del gas en procesos GTL), como metanol, urea, sales y fertilizantes y toda la gama de petroquímica (de nueva tecnología a partir del metano para plásticos).

Adicionalmente "el efecto cadena" con la caída del sector hidrocarburos en el país: afectará la industria, el sector agrícola y minero que necesitan electricidad, gas y combustibles accesibles o a precio reducido para ser competitivos que se lograrían produciendo valor agregado.

El reajuste trimestral de precios aplicado a la venta de gas natural (desde USD 5,65 a USD 4,34, y de USD 7,84 a USD 4,58 dólares por millar de BTU) para mercados de Brasil y Argentina, respectivamente, generará caída de ingresos a las arcas estatales. Las exportaciones de hidrocarburos a Brasil y Argentina reportaron ingresos por 3.132 millones de USD en 2008. Las
exportaciones de gas natural se reducirían a 1.508 millones para este 2009, por la baja en la demanda de gas enviado a Brasil.

Redundará en caída de ingresos por Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y regalías para gobernaciones, Municipios, Universidades y para el mismo Gobierno Central, con impacto negativo en proyectos de inversión social e infraestructura golpeando al ciudadano por reducción de fuentes de empleo.

Ahora las expectativas de la dirigencia estatal están centradas en la venta de mayores volúmenes a Argentina por invierno.

Tanto volúmenes exportados como reservorios se han reducido sin la posibilidad de incrementar financiamiento en exploración de nuevos territorios; certificar comercialidad de nuevos reservorios, desarrollar inversiones en perforación y explotación, menos aún buscar y consolidar
otros mercados con construcción de nueva infraestructura como refinerías y gasoductos, ni menos industrializar el gas, porque todo esto requiere ambientes de certidumbre y plena legalidad.

Adicionalmente la Nacionalización propició la importación de diesel venezolano, luego quizá gasolina chilena y pronto GLP, porque la demanda interna en combustibles, en gas, en electricidad, en GLP no pueden ser satisfechas, y peor aún no salimos del círculo vicioso de seguir siendo un país exportador de materia prima.

Por ello es que países como Chile tienen proyectos LNG funcionando, cabalmente porque Bolivia no estructuró una política que sea capaz de hacer negocios exitosos. La solución: dejar de lado conceptos marxistas y empezar a que -entre todos- relancemos la Bolivia energética que tanto hemos soñado.


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