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Para todos los bolivianos, el año 2010 es nuevamente electoral, porque en una seguidilla de eventos desde diciembre de 2005, estamos tratando de resolver varios temas importantes para el país en elección de asambleístas constituyentes y referéndum sobre autonomías departamentales (el 2006), en un referéndum revocatorio o ratificatorio de mandato para Presidente y Prefectos (el 2007), sendos referéndums de aprobación de estatutos autonómicos en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, y elección de Prefecta en Chuquisaca (el 2008), y finalmente un referéndum constitucional (en enero 2009).
Resolver las normales diferencias de visión e intereses a través de procedimientos democráticos es lo más sano que hemos podido hacer; sin embargo, recordemos que tuvimos problemas pues el proceso constituyente tuvo muchas observaciones de ilegalidad, se produjeron muertos en Sucre y Pando y mucha violencia el año 2008, e incluso –recientemente- se denunció que el padrón electoral tendría un 30 % de personas con registro dudoso.
Ya en la recta del año electoral que va hasta diciembre de 2009 y que nos permitirá ratificar o renovar al Presidente y elegir la Asamblea Legislativa, tres aspectos parecen relevantes a) la amenaza de nueva confrontación, por no respetar el acuerdo nacional que estableció renovar el padrón, exigiendo que la CNE cumpla los plazos y garantice las elecciones transparentes y limpias que todos los bolivianos deseamos, b) la selección de los posibles candidatos a Presidente y los frentes a conformarse y c) la garantía de que todos puedan hacer campaña electoral libremente en el país, sin que los hermanos campesinos indígenas o los vecinos urbanos se conviertan en habitantes de "reservaciones" de uno u otro partido político.
Hoy, es razonable suponer que Evo Morales será el candidato del oficialismo, buscando ganar en la primera vuelta y tener más de dos tercios en el parlamento para impulsar lo que ellos consideran correcto. En la oposición, después de aparecer más de 10 candidatos en abril y mayo, se va aclarando la inicial confusión y se observa una gradual selección, quedando solo 2 o 3 líderes. Así, Samuel Doria Medina, Víctor Hugo Cárdenas y quizá Carlos Mesa –aunque señaló que no participaría-, son los 3 líderes de alcance nacional que estarían en condiciones de competir con el oficialismo.
Junto a esto, algo muy importante es si el líder nacional de oposición representa un frente de Izquierda democrática que reúna a los ciudadanos comprometidos de modo permanente con el cambio democrático, con la justicia social, la equidad, la inclusión y la interculturalidad, y si el cambio que propone se asienta en una propuesta nacional que atienda las preocupaciones de las familias bolivianas y reconstruya la unidad nacional, superando las limitaciones de la oposición de mera resistencia, valerosa pero insuficiente, y diferenciándose claramente de los liderazgos que no muestran algo diferente a un cambio regresivo o un cambio por la fuerza y autoritario. Sigamos atentos al proceso político.
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