martes, 11 de agosto de 2009

CRÓNICA DE UNA CAÍDA ANUNCIADA

Boris Bernal Mansilla
boris.bernal@bolivia.com

A tres años del ascenso de Evo Morales Ayma a la presidencia de la republica, la incertidumbre se ha apoderado de los bolivianos, las categorías de pensamiento, las convicciones que dan certidumbres y las expectativas sobre el futuro se han ido desmoronando; y consiguientemente la desazón y el pesimismo dominan la opinión social. Todo el desconcierto que se vive se achaca al desmontaje institucional protagonizado por el gobierno, desde su entronización. A ello se puede agregar que ha logrado una absoluta división entre bolivianos, ha generado una escalada de violencia que hasta la fecha suman 64 muertos, varios centenares de heridos, y una larga lista de violaciones de los derechos humanos.

Ante nosotros se presenta un panorama incierto, donde se ha desatado la confrontación regional y racial y donde campea la inseguridad de expectativas. Los partidos políticos de viejo cuño no son creíbles y el partido de gobierno, el MAS, cada día pierde credibilidad.

Académicos e intelectuales también son victimas de este momento de extremos, de inquisición, de buenos y malos. Unos muestran un decaimiento fatalista y temen que el régimen masista perdurara veinte años y otros idolatran al presidente Evo Morales con una poética entre bucólica y épica, exaltando al humilde hombre de ayllu con aroma a tierra que es un Ángel, redentor de los males nacionales; una versión local del realismo leninista de la revolución de 1917.

Los bolivianos parecemos estar confrontados en dos parcialidades con plena convicción religiosa pero resulta que al conversar con los militantes del MAS, muchos de ellos también sienten la misma depresión. Públicamente gritan fortaleza pero en la intimidad se muestran preocupados de la debilidad de su proyecto, de la intervención venezolana y sus dineros, del verticalismo del Presidente Morales, del inmenso poder del oportunista entorno palaciego, de García Linera, Rada, Quintana, San Miguel, Llorenti, y otros que jamás construyeron el proyecto político de Evo.

Estos comentarios temerosos y llenos de susurros inmediatamente nos dicen que el proyecto del MAS no es pujante y que cuenta con una colectividad no convencida y llena de ensoñación; no es un ciclo de ascenso como fue la Revolución Cubana de 1959.

El MAS es causante de su propia incertidumbre. No tiene rumbo. Comparten la debilidad política del resto de la sociedad. Recién nos explicamos porque nunca destinaron el dinero de Chávez y los esfuerzos propios a hacer gestión: nuestra energía estuvo puesta en encubrir sus flaquezas, estuvo en dar, nacional pero sobre todo internacionalmente, la impresión de fortaleza, en dar sensación de seguridad.

Basta ver la inmensa y multimillonaria publicidad que despliegan, la compra de medios de comunicación, nacionalizaciones con propósito promocional, la entrega de cheques venezolanos como prebenda, corrupción de dirigentes y, por supuesto, el inmenso fraude electoral. Todo ello no seria necesario si fueran fuertes, si estuvieran apoyados por una colectividad convencida. Entonces si el MAS tampoco es el causante de la incertidumbre, de la inestabilidad, ¿Cuál es la causa?

Todo fin de ciclo genera vacíos y preguntas. Es normal. También las colectividades se aferran al orden antiguo, incluso si aquel era desastroso auque conocido. La Alemania aristocrática, por ejemplo, tuvo un doloroso periodo de transición para entrar en la Alemania capitalista. Todo el pueblo se volcó en pos de conservar ese antiguo modelo, que era malo pero conocido. Alemania entera se abrazo a la propuesta más ruda y violenta, a la propuesta mas torcida pero que comprometía mantener un caudillo fuerte, algo parecido a los señores que estaban desapareciendo. El pueblo se negaba, ante la presencia de un nuevo ciclo. Lo describe con mucha claridad Wilhelm Reich en Psicologia de las Masas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario