domingo, 13 de septiembre de 2009

Ondas de la crisis

Alberto Bonadona Cossío
abonadona2001@yahoo.es

Si algunas cifras representan la caída real en la actividad económica que ha generado la crisis económica internacional desde julio de 2008 son las del comercio de los países industrializados. Particularmente, son altamente significativas las exportaciones e importaciones de los Estados Unidos porque el comercio de ese país marca el ritmo de la economía mundial. Las exportaciones estadounidenses llegaron a un zénit de164.000 millones de dólares en julio de 2008 y cayeron a 125.000 millones en junio de 2009. Similarmente las importaciones de los EE.UU. se desplomaron de 229.000 millones a 159.000 millones de dólares entre julio del año pasado y julio de 2009. Son desmoronamientos que significan entre una cuarta parte y casi un tercio del comercio estadounidense con un impacto multiplicado varias veces en las distintas economías del mundo. Los efectos son como ondas que se dispersan por el mundo y no son necesariamente inmediatos. Sin embargo tomarán dimensiones dispersas a lo largo del tiempo que se inició en 2008 y no se puede predecir con exactitud cuánto tiempo más duraran. A partir de la caída del comercio de Estados Unidos se observa que en el orden mundial la contracción del comercio es del 37% en los últimos 12 meses. Las exportaciones mundiales de mercancías evidencian una disminución del 33% en el mismo período. Se prevé que la caída del volumen del comercio internacional continuará este año con una disminución que podría superar el 10%.

Las reales dimensiones de la crisis mundial deben observarse desde la perspectiva de los países industrializados para dimensionar de manera más certera lo que ha enfrentado la economía mundial. Quiere decir que economías como la boliviana, que desean estar mejor de lo que realmente están, deben ser en extremo cautelosas al momento de hacer apreciaciones y predicciones de la forma en que enfrentan y enfrentarán las consecuencias internacionales de la profunda caída en los mercados que, en apariencia han iniciado su recuperación. La misma advertencia se aplica a los organismos internacionales que ya se engolosinan con la recuperación aunque los daños económicos y financieros inicialmente causados no han sido reparados y los que están por venir, pues, son tiempo futuro. Así, el FMI pronostica que la economía mundial se contraerá en 1,3% este año cifra menor al 1,4% anteriormente pronosticado. Estima que el crecimiento de la producción mundial será de 2,9% en 2010, superior a la anterior proyección de 2,5%.

Lo que no predicen los organismos internacionales es cómo se solucionará el agujero financiero de dimensiones ciclópeas que causó la caída de la economía estadounidense. "The Economist" calculó que las pérdidas por la emisión de papeles derivados y otras formas de la mal denominada "cobertura de riesgo" alcanzaron cerca de los 4.000 millones de millones de dólares (Más del 30% del PIB de EE.UU.). La respuesta de las economías industrializadas fue colocar aún más papeles en las manos de los bancos y las empresas sin una clara perspectiva de la recuperación de la esfera real (productiva) de la economía. Frente a la inflación de los precios de los títulos bursátiles, todavía se espera que la recesión se salvará con tan sólo papeles. A lo que se viene después no se le quiere ver la cara ni allá ni aquí.

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