domingo, 18 de octubre de 2009

RE: QUIEN ES MAS DE DERECHA: SAMUEL O MANFRED?

Carmela Gutiérrez de Jhonsson
carmela2en35@yahoo.es

El señor Rocabado renueva sus confusiones cayendo nuevamente en el chantaje que entraña el uso de las etiquetas izquierda y derecha. Etiquetas que, insisto, son vacías y por eso resulta tan fácil abusar de ellas.

Hay etiquetas políticas que dicen algo específico. Por ejemplo palabras como socialista, liberal, estatista, corporativista, fascista, republicano, conservador, nacionalista, demócrata, caudillista, comunitarista, individualista, libertario, comunista (y podemos seguir) son palabras que designan por lo menos aproximadamente un enfoque, una propuesta, algunos valores.

Pero izquierda y derecha, ¿qué son? Extensiones de adjetivos que denotan lugares, ubicaciones que, obviamente, siempre serán relativas, pues dependerán de dónde se encuentra quien usa esas palabras para comunicar. Si estamos frente a frente, lo que para usted es derecha, para mí es izquierda, y vice versa. En el uso vulgar, y desde la Revolución Francesa, se atribuye a la izquierda el deseo de cambio y a la derecha la oposición conservadora. Y justamente por eso destaqué en mi comentario la manera abusiva con que se utilizan estas palabras.

Quien se proclama "de izquierda" se atribuye todo lo bueno y, al mismo tiempo, echa lo malo a su adversario, tildándolo "de derecha". Y lo que decía, se lo recuerdo, es que este era un recurso retórico autoritario y demagógico. Un párrafo clave en mi comentario era el siguiente:

"Si los pontífices que clasifican lo que es izquierda y derecha fueran coherentes y honestos, tendrían que cambiar su retórica y reconocer que los neoliberales fueron más de izquierda que el Evo y sus amigos."

Claro... empezaba con el condicional SI y planteaba el supuesto de que quienes insistan en utilizar esas palabras vacías para clasificar candidatos, partidos, programas o propuestas podían ser coherentes y honestos. Don Fernando me demuestra que peste fue un supuesto excesivo, una ilusión de vieja.

Porque, reitero, si fueran honestos, tendrían que reconocer que el cambio progresista, orientado a ampliar la solidaridad y la libertad, lo hicieron los neoliberales y, de todos, el que más: Sánchez de Lozada. Puede no gustarle a su corteza cerebral, encallecida con la propaganda, pero así nomás fue. En las condiciones fiscales más precarias transfirió recursos a las municipalidades, creó una pensión de vejez universal, y un seguro universal para madres y niños. Y respetando las leyes, los neoliberales redujeron el poder del gobierno y fortalecieron la democracia con Defensor del Pueblo, Tribunal Constitucional, diputados uninominales, descentralización administrativa, territorios indígenas. Frente a ese progresismo, ¿qué ha hecho el MAS en estos cuatro años?

Concentrar el poder en el caudillo, transgredir las leyes, eludir responsabilidades en conflictos, concentrar recursos fiscales y facilitar la corrupción, someter a los sindicatos y domesticar dirigentes, analfabetizar a la gente, someterse a los chilenos, entregar el hierro sin licitación... ¿seguimos? Conste que ni mencioné el conservadurismo cultural y el racismo primitivo que han venido alentando desde el gobierno.

Frente a ese descalabro, basta con que propongan no hacer nada de eso para que debamos considerar a Manfred y a Samuel como candidatos progresistas.

La cuestión es, reitero, dejar de lado esas clasificaciones, abusivas por vacías, y discutir las cosas con un poquito más de profundidad y un asisito más de datos.

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