miércoles, 17 de febrero de 2010

Patzi y el principio de la "razón de estado"

Guillermo Capobianco Ribera
memocapobianco@gmail.com

El Presidente Morales no puede perdonar al ex candidato y líder indígena aymara Félix Patzi aunque lo pensara y quisiera sinceramente porque este tema ingresó al ámbito conocido en la ciencia política como "la razón de estado".

Perdonar a Patzi sería establecer un precedente fatal e incomprensible en la aplicación del Decreto que castiga a los conductores transportistas ebrios con la extinción de por vida de sus permisos de conducir.

La aplicación de este Decreto "draconiano", se transformó en "razón de estado" y el Presidente no tiene otra opción política que aplicarlo, peor aún si el que lo incumplió es un alto líder y dirigente de la cúpula del instrumento político hegemónico, el Movimiento al Socialismo.

Ni siquiera el dictamen de la Justicia Comunitaria, que es uno de los pilares fundamentales de la estructura de poder del flamante estado plurinacional, puede imponerse por encima de la "razón de estado"; ello significaría que la tipificación del "delito", la pena y el castigo, estarían por encima de la norma constitucional y de la hegemonía del poder presidencial que está por encima de todos los poderes.

Perdonar a Patzi significaría retroceder ante una virtual "rebelión" de una parcialidad indígena – originaria, ante la autoridad que debiera ser incontestable del líder-caudillo –Presidente Evo Morales Ayma, considerado ya como el "Príncipe de Tihuanacu" y el resurgimiento del Imperio de los cuatro Suyos.

Perdonar a Patzi sería consolidar un espacio político potencialmente opcional a la del caudillo – Presidente que iría en contra de toda la "doctrina" acumulada por la historia de caudillismo mundial y latinoamericano: Stalin, Hitler, Perón, Paz Estenssoro, Barrientos entre otros.

Perdonar a Patzi sería poner en riesgo al "tamdem" – eje principal Morales-García Linera, que es el dominante en la estructura suprema del poder actual del estado plurinacional; pues no obstante que el ideólogo indigenista García Linera amplia cada vez más su espacio y control de mecanismos de poder, tiene una desventaja fundamental: es un blancoide, un kara.

Por eso es que el Vice del Estado, para seguir ampliando su poder, no tiene más recurso que el de lisonjear de manera desmedida al caudillo presidente, dando demostraciones de "fervor" incondicional y acudiendo a figuras alegóricas como aquella de las dos "gallinas" gordas esgrimidas en la inauguración de la Feria de Alasitas en La Paz.

Sea cual fuere la resolución coyuntural de esta aguda crisis política en el interior de la cúpula suprema del poder gubernamental y estatal, la autoridad del Presidente saldrá lastimada, peor aún en el caso de que perdone a Patzi y conceda un mínimo de razón a los movimientos sociales que apoyaron esta "rebelión" y ven en la figura del intelectual aymara un potencial "reemplazante" del caudillo.
La política no sólo es el arte sino también la ciencia del poder.

Tiene sus normas como esta de "la razón de estado" que, como lo estableció el gran florentino- Maquiavelo hace 500 años, hay que respetarlas y tomarlas en cuenta o, de lo contrario, asumir las consecuencias.

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