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Para encumbrar en el poder al Movimiento Al Socialismo (MAS), de manera sistemática e insistente se pregonó que con la recuperación y aplicación de algunos supuestos saberes andinos, considerados ancestrales, con bases en el animismo y el esoterismo estaríamos transitando a un desarrollo sostenido en todos los aspectos del quehacer humano; su refuerzo político a este empeño quedó establecido con la aprobación de la vigente "Nueva Constitución Política del Estado", inmersa en símbolos, reivindicaciones , supercherías y relevo de actores políticos que implementan el llamado "proceso de cambio" sustentado en el eslogan : "revolución democrática y cultural".
De todo esto, hasta la fecha bastante se ha escrito inspirados en la travesía y gestión del gobierno de Morales; ideólogos y opinadores del "masismo" siguen y seguirán debatiendo sobre la pertinencia, pausa o reconducción de esta experiencia social, política y económica que está viviendo Bolivia. Extensas y rebuscadas elucubraciones del "populismo académico", a estas alturas ya no satisfacen ni llaman la atención de una sociedad que quiere mejores condiciones de vida. Es que la historia de los pueblos, está signada por la necesidad y la casualidad, el 2005 se torna de supervivencia la necesidad de un cambio en la forma, conducta y accionar de los que gobernaron el país, y se da la casualidad de la consolidación de un incongruente caudillismo. Han transcurrido seis años y la corrupción, el oportunismo político, el narcotráfico, la ineficiencia, la deshonestidad intelectual mas otras taras se han incrementado o permanecen invariables, pues para todos los que gobernaron Bolivia el conocimiento y la educación, fueron siempre postergados; en un mundo donde la tecnología y los recursos humanos prevalecen sobre las riquezas naturales, única forma de generar excedentes según el discurso estatista.
Por otra parte, para proseguir con las ideas expuestas es necesario dar respuesta a algunas interrogantes: ¿Cómo se configuran hoy ideología y utopía? Porque ni se han muerto ni agonizan, pero sí, probablemente, estemos asistiendo a su mutación. ¿Quién es su soporte creador si, como indica Lyotard, el sujeto revolucionario ha muerto? Tal vez, ni ideología, ni utopía tengan que ver ya ni con sujetos ni con el tipo de revoluciones que hemos conocido. Sino que, más bien, estaríamos asistiendo a una racionalidad que se despliega desde sí misma, en el marco de los intereses económicos, políticos y sociales generados por la globalización, cuya interacción va creando significados que los individuos asimilan para poder vivir.
Desde este contexto, y atentos a la figura que va adquiriendo este llamado "proceso de cambio", es que nos preguntamos, ¿serán la ciencia y la tecnología, ambas determinadas por el patrón de productividad, la nueva ideología para Necrópolis, la nueva utopía? La globalización a través del despliegue tecnológico ha hecho que las fronteras físicas queden en la virtualidad .La caída del Muro de Berlín inició la fase final de las ideologías del siglo XX: la economía de mercado y el comunismo. Francis Fukuyama tituló un libro "El fin de las ideologías". En él, como parte de la victoria final del capitalismo sobre el "socialismo real", proclamó la hora del liberalismo como estado homogéneo universal, Hipótesis ésta que fue mundialmente criticada, y que hechos tales el ingreso de China al mundo capitalista, la crisis global de 2008, los PIGS, los BRIC mostraron que era totalmente errónea.
El mundo cambió, pero no sólo los sistemas políticos; los negocios cambian al impulso de las tecnologías, las que al mismo tiempo, están destruyendo los modelos de negocio tradicionales. La innovación ha dejado de ser una opción respecto a lo que se puede hacer, dado que si no se innova, quedaremos fuera del juego.
La crisis financiera impulsa cambios en la industria y en materia energética. Las investigaciones tras el descubrimiento del genoma humano, modificarán dramáticamente las industrias médica y farmacéutica; el espectáculo, la música y los medios de comunicación, transitan profundas transformaciones, las que en los próximos años pondrán bajo asedio empresas en áreas tales como seguros, comercio minorista, transporte aéreo y terrestre y los servicios públicos o privados.
Las ideologías cumplen una función simplificada de la realidad. Si asistimos al fin de las ideologías del siglo XX, ¿cabe preguntarnos cuál ocupará su lugar? Así como la idea de progreso impregnó la sociedad industrial, hoy la "fe" en que la tecnología por sí sola, traerá el paraíso a la tierra, está muy extendida. La "confianza científica" dice que para cada problema hay una solución y que la tecnología constituye la variable motriz de la innovación y de la transformación productiva. Pero la experiencia -como la burocracia- siempre encuentra uno o varios problemas para cada solución.
Mirando hacia atrás, atribuyendo nuestros males exclusivamente a factores externos y sin establecer las perspectivas de consolidar un proyecto nacional, capaz de articular a la sociedad en su conjunto, con la premisa de que la Tecnología es la vanguardia del bienestar y donde los conjuntos ideológicos se constituyan en coadyuvantes que marquen pautas en la organización de una mejora en la distribución de los excedentes; así estaremos iniciando un largo tránsito como lo entendieron la China y la India, que si tienen verificadas sabidurías ancestrales, a todo esto es imprescindible priorizar nuestra inserción en economías garantes de la inversión privada, pues desde el balcón, la plazuela la "seudo academia" se podrá continuar con el discurso anti imperialista y descolonizador; se podrá evocar a la madre tierra, pero seguirán intactas la ilegalidad, la ignorancia y la corrupción.
El determinismo tecnológico, en la ciencia o en las relaciones de intercambio, es siempre limitado. Es más, se constituye en un discurso que dista mucho de proponer una nueva epistemología, y la propuesta de este artículo se agota precisamente en le determinismo tecnológico.
ResponderEliminarUsted plantea la reproducción de las relaciones de acumulación y redistribución de la riqueza en las mismas condiciones que las del siglo XX, sólo que con más tecnología de por medio. Por lo tanto, por qué tendría que declararse a las ideologías en una "función simplificada de la realidad"?
Asi también, jamás explicó qué tiene que ver con todo esto con su ironización poco elogiable del proyecto político que rige el poder en Bolivia actualmente.