jueves, 1 de diciembre de 2011

CUMBRE MASISTA DEBIERA COMENZAR CONSIDERANDO EL NIVEL DE CORRUPCIÓN EN EL PAÍS

Eduardo Campos Velasco
eduardocamposdc@yahoo.es

La anunciada cumbre que está convocada por el presidente Morales para los próximos días, debiera iniciar sus deliberaciones haciendo una profunda autocritica de lo que han hecho en estos últimos años. Por supuesto, sin duda alguna, el tema de corrupción debiera ser uno de los puntos fundamentales, tomando en cuenta que en este último periodo, antes que reducir los niveles, se ha incremento la corrupción.

Datos recientes emitidos por Transparencia Internacional, señalan que Bolivia se sitúa en el puesto 118 del ranking mundial, de un total de 183 países observados: con una puntuación de 2.8, habiendo subido 8 puesto con relación al 2010.

Dicho informe, establece que Bolivia continúa siendo el 4to país más corrupto de Sudamérica, sólo detrás de Ecuador (120), Paraguay (154) y Venezuela (172). Este último país, gobernado por el histriónico Hugo Chávez, amigo y aliado del gobierno de Evo Morales, se encuentra situado entre los 10 países más corruptos del mundo, sólo comparable a Somalia (183), Corea del Norte (182), Afghanitan (180), Sudan (177), Iraq (175) y otros.

En contrapartida, el mismo informe establece que Chile es el país menos corrupto de Sudamérica, situado en el ranking en el puesto 22 de mundo y seguido de Uruguay en el puesto 25. Entre otros datos, el informe establece que Brasil se encuentra en el puesto 73, Perú y Colombia en el puesto 80 y Argentina en el 100.

En relación a los países menos corruptos a nivel mundial, el informe de Transparencia Internacional señala a Nueva Zelandia, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Singapur; Canada, Australia entre otros.

Según la información presentada, el IPC (Índice de Percepción de Corrupción) del 2011, nos muestra que la corrupción continúa afectando de manera profunda a muchos países en el mundo, misma que esta relacionada a la inestabilidad económica y a la poca transparencia de los gobiernos en el manejo de los recursos públicos. El IPC recoge una visión panorámica y clasifica a 183 países del mundo, según su nivel de corrupción en función de la percepción de los propios ciudadanos. La puntuación utiliza una escala de 10 a 0, en la que los índices cercaos a 10, resultan siendo los menos corruptos y los cercanos a 0 son los mas corruptos.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, la cumbre convocada por el presidente Morales, resulta inaudito que luego de 6 años en funciones, quieran construir colectivamente una agenda, cuando, durante todo este tiempo, diversos sectores, económicos, sociales y políticos han estado manifestado la necesidad de enfrentar los aspectos estratégicos del país mediante la realización de encuentros nacionales. Recién ahora, que se hace evidente la pérdida de apoyo que tiene el gobierno, pretenden dotarle a su gestión de una agenda, cuando sistemáticamente se han cometido tantos errores.

Entre otros, como la seguridad ciudadana, ahí esta el tema de las relaciones comerciales internacionales del país, que francamente se concentran en un situación de abandono. Mientras los países del mundo y en particular de la región han aprovechado todo este periodo para mejorar su relacionamiento comercial, aprovechando la demanda y subida de precios de varios productos y mercancías, Bolivia ha reducido dramáticamente sus posibilidades exportadoras, sobre la base del discurso sobre ideologizado del gobierno, que antes de mejorar el relacionamiento con mercados como los de EE UU, Europa y Asia, lo que ha hecho es sumarse a iniciativas como la del ALBA, compuesta por países gobernados por sus amigos y correligionarios (Cuba, Venezuela y Nicaragua).

Por otra parte, en el ámbito de las relaciones internacionales, la famosa "agenda de 13 puntos" iniciada por Morales a los inicios de su gestión con Chile, ha acabado en los archivos, cuando en su momento hicieron crear a los bolivianos que esa era la vía para el retorno al mar. A partir de ese fracaso, que se pretendió esconder y/o por lo menos disimular, Bolivia no dispone en el presente de una estrategia clara, seria y viable de nos vuelva a aproximar a una salida al Pacífico.

Son varios los temas que no fueron y – todo indica – que no se serán abordados y resueltos eficientemente por este gobierno y menos en la famosa cumbre que esta convocada. Bolivia, como bien se sabe, tiene problemas estructurales no resueltos, como la pobreza, la desigualdad, la baja producción y productividad y su excesiva lejanía de los circuitos económicos comerciales del mundo; aspectos que no pueden ser resueltos de manera separada e inconexa, motivo por el cual, todos los esfuerzos que se hacen por mejorar los niveles de democratización e inclusión, no acaban en resultados concretos que modifiquen los niveles de vida de los bolivianos.

La famosa cumbre convoca, con seguridad no podrá abordar con el suficiente detenimiento los problemas centrales de la sociedad boliviana y – todo indica – que está más bien prevista, para generar una corriente de respaldo a la malograda gestión e imagen del presidente Morales. Antes que análisis, lo que se habrá - de sobra - serán votos resolutivos de apoyo y amenazas a los sectores que cuestionan lo que hace el gobierno; antes que un escenario para recuperar los niveles de desagregación social que el propio gobierno ha generado, el evento se convertirá en un acto de apoyo incondicional a los líderes del desdibujado proceso de cambio.

Creo que por esa vía, ni el gobierno y menos la sociedad boliviana, encontraran respuestas a los graves problemas que le aquejan. Para el gobierno, por más masiva que sea la concentración, nada influirá para que la sociedad boliviana deje de tener la percepción que ya tiene respecto al desempeño de la gestión y el perfil de sus principales lideres y; para la sociedad boliviana, es muy difícil que de un encuentro pensado más bien para elaborar spots y jingles, salgan resultados concretos, mesurados, racionales y efectivos.

El gobierno, antes de organizar estos eventos, en los que literalmente se "acarrean" personas, debiera pensar en espacios de diálogo y concertación con los actores políticos, sociales y económicos del país. Construir una agenda de visión de futuro del país, no es algo que se hace en 2dos o tres días, con propaganda, pasajes, viáticos y amplificación.

En todo caso, la urgencia de construir una agenda de futuro de la sociedad boliviana, pensado en el 2020, el 2025, en el 2050, requiere, sobre todo mucha madurez, racionalidad y voluntad política concertadora, que no son precisamente los atributos de los actuales gobernantes.

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