domingo, 1 de abril de 2012

La oposición que no existe.

Andres Ortega
arte_editores@hotmail.com

Si para la guerra de Vietnam, los del Vietcong, hubieran estudiado en West Point, seguro que los EE.UU. hubiera ganado la guerra, pero no fue así, las estrategias vietnamitas eran completamente desconocidas por el ejército norteamericano y por ello fue que, el mejor y más grande ejército del mundo, perdió.

El Vicepresidente, afirma con gran pompa y boato que la oposición política no existe y que ha sido sustituida por los medios de prensa y que son ahora los opositores reales.

Me imagino que buscará pues, a esa oposición condescendiente que le permitió ampliar la Asamblea Constituyente, esa torpe fuerza política que estuvo, como los músicos del Titanic tocando mientras el barco se hundía, avalando con su presencia y haciendo inútil la muerte de los mártires de la Calancha, extrañará a esos cuatro amigotes que cerrados en la lotería definían el destino de los bolivianos, esa oposición que negoció el referéndum revocatorio con viaje a Lima incluido.

Claro que extraña también, a esos aliados del poder que siempre fueron aliados de la partidocracia y sin miedo le entregaron la ciudad de La Paz en medio de un síndrome de Estocolmo masivo.

Extraña a esa oposición que cuidaba intereses personales y empresariales en lugar de representar a sus votantes, los extraña y añora.

Sueña con esa oposición incapaz de formar partido, huérfana de ideas sin visión de país, esa oposición que pensaba que si no era revocada no era su problema, que se jodan los revocados.

Prefiere esa oposición que termina en el tercer anillo de Santa Cruz o que sólo se dedica a manosear a las damas, o a esa oposición que prefiere huir dejándonos huérfanos.

Pero resulta que existe otra oposición, una nueva, una que él no entiende.

Quisiera una oposición a la que le eche la culpa del pasado, pero ésta todavía no le debe nada.

Quisiera una oposición que haya leído a Gramsci o Marx, que admire a Fidel o al Che, pero se equivoca, está oposición no lee a los clásicos del siglo XIX, vive con los actores del siglo 21, habla de Steve Jobs y discute con Mario Vargas Llosa.

Esta oposición que él no entiende, nació en los últimos años de la dictadura y en los primeros de la democracia, por eso esta oposición no odia.

Esta oposición conoce Bolivia y entiende que somos UNA gran nación, por eso no discrimina.

Esta oposición sabe que pasando las fronteras existen otros países, por eso no cree que seamos el ombligo del mundo.

Esta oposición entiende que estamos en 2012 y no en 1952, y cree que el futuro es hoy y hay que salvarlo ahora.

Esta oposición es joven pero sabe que necesita de la experiencia para no equivocarse en las mismas cosas una y otra vez, quiere equivocarse en cosas más grandes.

Esta oposición no cree en sindicatos, cree en las personas.

Esta oposición cree que la libertad de expresión, la propiedad privada, el debido proceso, la seguridad ciudadana y la independencia de poderes, son la garantía de una verdadera democracia.

Esta oposición cree profundamente en los valores democráticos.

Esta oposición cree que la única forma de ser iguales es tener el derecho a pensar diferente.

Por esto es que él no ve a la oposición, porque esta oposición no es como él.

2 comentarios:

  1. Pongamos el caso que sea así y que haya una nueva oposición sin cargos del pasado. La pregunta es ¿Cómo logrará liberarse del lastre del pasado? Yo lo veo muy difícil. Pues estos también se presentan como nuevos. Manfred, según estos caballeros, no representa al pasado sino al futuro. ¿Qué harán los Ortega con Manfred? ¿Formara parte de esta nueva oposición? ¿Qué hará esta nueva oposición con los Puka y los Aliaga? ¿Los hará a un lado? Lo dudo, lo más probable es que termine en sus brazos, pues son más experimentados. Los tiernos políticos terminarán devorados por los clásicos... como hasta ahora ha sido.

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  2. creo que el texto es una desiderata, una enunciación melancólica de cosas que el autor siente perdidas y echa de menos. pero es sólo eso, un conjunto de buenos deseos.

    ya hablando políticamente, el autor parte de lecturas de la realidad a partir de los paradigmas del siglo pasado. pareciera que no ha actualizado su comprensión del país y del mundo, ya en la segunda década del siglo xxi.

    sólo como un ejemplo: afirma que la propiedad privada es la garantía de una verdadera democracia. hasta en el seno mismo del capitalismo, en wall street, esta noción está en discusión en estos momentos. el gran debate global del presente es el modelo de capitalismo para el siglo xxi y ahí se está discutiendo justamente los límites necesarios a la propiedad privada dentro de la preservación del bien social mayor. pero bueno, parece que esto no ha pasado ante su mirada.

    no sé de qué oposición joven puede hablar si plantea una que repite a pie juntillas el catecismo de los años '80 y '90. la juventud no está tan sólo el rostro, sino en lo que se piensa y cómo se ve al mundo. afirma que bolivia es sólo UNA gran nación, cuando es evidente que el reconocimiento de la diversidad existente amplía y mejora la democracia boliviana. que esto esté siendo bien o mal administrado políticamente por el poder de turno, es otro debate.

    finalmente, afirma creer en las personas y no en los sindicatos. ¿caudillos por encima de organizaciones sociales? como que va a contraruta con su vocación democrática. prefiere un mesías, o un grupo de iluminados, a formas colectivas de organización que llevan la democracia a la base de la sociedad.

    podría seguir, pero es jueves santo y la tarde cruceña se dibuja hermosa en el horizonte.

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