Pasan diez años y la credibilidad del partido gobernante y sus mayores exponentes "líderes" vienen perdiendo credibilidad ante la opinión pública que se ha dado cuenta de las incoherencias entre lo que dicen y lo que hacen. Ayer, Bolivia voto por Evo Morales creyendo en el discurso que sacaría al país de la asfixiante corrupción y burocracia que estaba matando la institucionalidad sostén de la República. Hoy las mujeres, pilar fundamental de la familia y la sociedad, entendieron que la corrupción no solo se multiplicó sino que trajo consigo el regalo de la delincuencia y el narcotráfico que está corrompiendo y matando a nuestros hijos.
Frente a esta situación y después de los resultados que dejaron las últimas elecciones departamentales y regionales, nerviosos los representantes del gobierno Plurinacional, volvieron a la estrategia inicial de dividir para reinar, enfrentando, con un tema delicado, a oriente y occidente, campo y ciudad, como es la dignidad de las madres bolivianas; esto, con el propósito, desde mi criterio, de recuperar, a través del encono racista que manejan con eficiencia, la pérdida de credibilidad frente a la mujer occidental arrebatada en el Alto de la ciudad de La Paz, otrora bastión político del MAS, por Soledad Chapetón, una joven, a quién también con insultos y calumnias a su dignidad de mujer, trataron de descalificarla en la últimas elecciones municipales.
Si los bolivianos nos comunicáramos para entender y no para responder sin análisis previo, comprenderíamos que las intenciones de las famosas láminas educativas no son casuales, sino parte de una estrategia política dirigida al referéndum para la reelección del actual presidente. Quien necesita, desesperadamente, volver a ganar la confianza de esas mujeres a las que por 10 años viene burlando con diatribas poco dignas de un mandatario como: "quedan todas las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice Evo Cumple", "algunas compañeras de la clase media, de la clase profesional y nuestras compañeras también me dicen: yo me quiero casar, pero para estar todo el tiempo contigo. Y es difícil, imagínate salir a las cinco de la mañana y la dejas ahí botada en la cama"; "señorita, usted es perforadora o perforada" entre otras, haciendo una sobrevaloración a su condición de macho.
Como madre, estoy preocupada, no solo por los contenidos educativos malintencionados de estas láminas, me preocupa de sobremanera las diatribas y acciones insultantes de los representantes políticos e institucionales que vienen mellando la dignidad de la mujer como una práctica común y jocosa, frente a la mirada tibia y cómplice de los administradores de justicia cuando convierten las leyes en agentes de defensa del poder oficialista. Es así, que convoco a la mujer boliviana a unirnos para actuar con la ley y, defender, no solo la dignidad sino la salud mental y la educación de nuestros hijos; exigiendo a los "lideres", el cumplimiento que demanda la Constitución Política del Estado de respeto a los derechos de las mujeres, niños, niñas y adolescentes. Porque sin educación y buen ejemplo, el desarrollo es un cuento.
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