Guillermo Capobianco Ribera
memocapobianco@gmail.com
La primera medida “radical” en el plano militar se produjo el mismo día de la posesión: tres “tandas“de generales fueron despedidas del servicio activo.
La opinión ciudadana asumió el hecho hasta con cierta simpatía. La expectativa del cambio era muy grande y el nuevo Comandante General tendría que disponer de un mando de confianza.
La “toma” del aeropuerto internacional “Viru-Viru”, ejecutada como acción de guerra por 400 efectivos armados rompiendo puertas vidrios y ventanas, puso en alerta a la comunidad oriental.
Fue una movilización ciudadana de claro contenido autonomista.
Viru – Viru, situado en el corazón de Sudamérica, fue concebido, financiado y construido con recursos de la región transformándose en icono del desarrollo socio-económico del oriente boliviano.
Los Altos Mandos militares no convencieron entonces a una población desconfiada y expectante de que el operativo se habría hecho para “controlar” supuestas irregulares que allí se producían.
Luego de una jornada de enfrentamientos, y la amenaza de concentrar 20.000 ciudadanos al otro día, los militares, junto a un grupo de oficiales de una potencia extranjera, abandonaron precipitadamente la ciudad.
Meses después, durante la crisis de Pando, los ciudadanos observaron con asombro la “toma” de Cobija y el despliegue de 400 efectivos para tomar prisionero a un solitario Prefecto en su oficina.
La democracia boliviana se había revestido de uniforme!
Voto popular mayoritario –53.7%- y operaciones militares de diversa naturaleza, concretaron una “alianza estratégica” sui generis entre los mandos militares y el Gobierno, para la toma hegemónica del poder estatal y gubernamental.
La tarde del tres de mayo del pasado año, fuentes dignas de crédito hablaron de una reunión crucial de gabinete en donde se debatió la pertinencia de una ocupación militar a la ciudad de Santa Cruz para impedir la realización del referéndum autonómico y la aprobación de sus estatutos.
Con la experiencia de Viru-Viru, los Mandos se resistieron -a decir de aquellas fuentes- a obedecer la orden presidencial. Lo propio sucedió con las marchas de campesinos que hacían el “cerco a Santa Cruz”para impedir y desbaratar la Feria Internacional.
Fuentes confiables aseguraron que inteligencia militar detectó entonces un potencial enfrentamiento armado y la marcha se suspendió.
La ecuación:” toma militar- autodefensa ciudadana, desacato y desobediencia civil”, estaría en pleno desarrollo.
La intención manifiesta del gobierno central ha sido siempre destruir, desde sus cimientos, las bases estructurales del modelo de desarrollo del oriente; para ello cuenta con el desmantelamiento institucional ya ejecutado.
Le falta convencer ahora a los mandos militares a la “toma por asalto” de los objetivos como en una guerra abierta.
Allí estaría concentrado el quid de la cuestión.
Cuando dos poderes-políticos-sociales-institucionales y/o militares se enfrentan, sólo cabe la disyuntiva de coexistencia pacifica o el enfrentamiento de alta intensidad.
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